domingo, 30 de diciembre de 2007

Boquiabierto 2007 (por Rafa)

Mañana es el último día del año, y quería terminarlo haciendo un repaso a algunas de las sorpresas musicales que me ha deparado este 2007:









Sorpresas agradables

  • Descubrir a nuevos cantautores como Rafa Pons o Dani Flaco.
  • Truth (2007), el último disco de Robben Ford.
  • Que un grupazo como la Dirty Dozen Brass Band tocara en Tarragona (el último rincón del mundo civilizado, y lo de "civilizado" es mucho afirmar).
  • La gira de Serrat y Sabina.
  • Que Norah sea tan maravillosa en concierto como en disco.
  • Excitarme con un blog y jurarle pleitesía y amor eterno a su autora (ya imagináis quien es la culpable, ¿no?).
  • Que, por primera vez en mi vida, me interese la música clásica (las artífices del milagro son tres diosas de las cuáles tengo que hablar un día).
  • Que este blog que es Bourbon Street haya tirado adelante y, lo que es aún más sorprendente, que haya gente que lo visite.
Sorpresas desagradables
  • Que Allmusic.com puntúe con 2,5 estrellas el mencionado Truth de Robben Ford, y con 4,5 el soporífero Modern Times de Bob Dylan (chicos, ¿qué fumáis?)
  • El prometedor y luego decepcionante trabajo conjunto de Robert Plant y Alison Krauss: Raising Sand.
  • La disolución de un grupo que me encantaba: Bacilos.
  • Que Keith Richards se esnifara a su padre (¡puaj!).
  • Los precios de los conciertos, cada vez más desorbitados.
  • Que el inspirador (junto con Olvido) de este Bourbon Street haya dejado de escribir (Manolo, ¡vuelve!).
Han habido más sorpresas, supongo, pero como mi memoria de pez no da para más, pues ahí queda eso. Bueno, sólo me queda desearos a los que paseáis por esta Calle del Bourbon, de todo corazón, un FANTÁSTICO 2008.

Besos, abrazos y achuchones,

Rafa

viernes, 28 de diciembre de 2007

Jacka Grin: repertorio definitivo

Hace unos días David anunciaba el nacimiento de su grupo de versiones Jacka Grin, y nos adelantaba la lista de canciones que, en un principio, conformarían su directo. Pero el pasado fin de semana me colé (de forma no demasiado legal, todo sea dicho) en su local de ensayo y accedí a lo que será su repertorio definitivo. Parece que al final la songlist no será tan bourboniana como nos quería hacer creer:

Rafa ha caído de nuevo

Sé que no debería publicar esto, y pensaba que no volvería a ver una cosa así. De hecho, este blog empezó como terapia, para que pudiera recuperarse de su feo vicio. Pero esta mañana, cuando he entrado a Bourbon Street, ha saltado la sorpresa.

Sí, amigos, Rafa ha vuelto a intentar que le gustara Coldplay.


La recuperación va a ser larga, y habrá que estar atento. Pero será a base de rock'n'roll del de verdad, blues a mansalva, un poquito de funky y soul del alma, sin olvidar el gospel, el swing y 100 mg de dixie.

Ya os informaré de su evolución.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Salvation in lights

Deben ser las fechas, o que ya tenemos la edad necesaria, o que compartimos discos de vez en cuando, pero parece ser que a Rafa y a mi nos ha impactado de verdad un trabajo religioso.

Desde mi punto de vista como mínimo agnóstico y posiblemente ateo, hay algo que siempre he envidiado de las personas que tienen fe, y es ese reducto de paz interior que tienen, producto de la confianza depositada en una fuerza superior que parece capaz de dar sentido a este mundo, tan a menudo cruel y despiadado. Hay en ellos una serenidad y una energía que no tenemos los que escribimos dios sin mayúsculas.

Siempre lo he pensado, pero estos días navideños me hago esta reflexión a menudo, mientras escucho y disfruto del último trabajo de Mike Farris, el que hace unos años fué lider de los Screamin' Cheetah Wheelies. Los SCW son la banda autora de uno de los discos claves en mi vida, Magnolia. Las coordenadas: rock clásico a dos guitarras, quizás sureño, influenciado por el blues, acicalado con bastante soul. Oyes a esta banda y te das cuenta que se aprecia calidad a la primera escucha.

Publicaron 3 discos durante los noventa. El primero, el homónimo, tiene un inicio que vale el disco entero: Shakin' the blues. Magnolia, el segundo, es perfecto. Colabora Warren Haynes, de los Gov't Mule y los Allman Brothers, en un tema, pero es anecdótico. La banda, por si sola, es capaz de entregar un trabajo impresionante sin ayudas. Si no estáis de acuerdo, escuchad de nuevo Gipsy Lullaby o Magnolia, y discutamos entonces.

No sé los motivos de su separación, pero fué poco después de sacar el Big Wheels, un disco en el que habían evolucionado un poco el sonido, pero que no tenía la consistencia de su antecesor. Y aquí les perdimos la pista.

Hace unos días ví que Mike Farris, su cantante, acababa de sacar su segundo disco, Salvation in lights, y después de escucharlo hinqué mis rodillas en el suelo, desolado y en acto de redención, afligido por haber abandonado durante años la escucha de su maravillosa voz y haber perdido la fe en el señor (en él, en el señor Farris, me refiero). Dios (aquí va con mayúsculas, que va después de un punto), estos no son los Screamin', esto es otra historia. Pero que sonido, y que temas. Once canciones dedicadas a la salvación, a Dios, a la virgen María, al mismísimo demonio. Pero no hay nada de Highway to Hell aquí, esto es fe verdadera.

Señores, Mike Farris ha sido tocado por la influencia divina, y el producto de su creencia profunda se escucha en una voz (versión de Sam Cooke incluída) que pone la piel de gallina, una banda que no sé si cree, pero cuando suena va a misa, y una música que, con una base firme en el gospel, tiene tal cantidad de alma, que el soul y el rock no se pelean, están haciendo el amor para formar pareja y poder entrar en el trío.

Perdonad la efusividad y la longitud, pero uno no se convierte cada dia.

Ahora, hermanos, podéis iros en paz.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Enviados de Dios

Hago mías las palabras de Woody Allen: Para usted soy ateo; para Dios, la leal oposición.

Así que, como son fechas de alabar al Señor, y no soporto los villancicos, Dios ha enviado a mis oídos dos discos gloriosos de gospel, a ver si esta oveja descarriada renuncia a su ateísmo, abraza de una j***** vez la fe verdadera, y vuelve al rebaño.

Formados hace 70 años en el Instituto Talladega para Ciegos y Sordos de Alabama (supongo que habrán ido renovando los miembros, o empezaré a creer en la patraña esa de la vida eterna), primero fueron The Happyland Jubilee Singers, luego The Blind Boys para finalmente convertirse en The Five Blind Boys of Alabama. Spirit of the Century (2001) es un disco donde el gospel clásico se fusiona con soul, funk, R&B... Desde temas tradicionales (espeluznante la interpretación de Soldier) a versiones de grandes como Tom Waits, Ben Harper o los Stones. Para subir al cielo.


No hacía yo tan pío al amigo Farris, así que su segundo disco en solitario, donde combina blues-rock con gospel, me ha sorprendido, y muy gratamente. Mike Farris es el líder de The Screamin' Cheetah Wheelies, una maravillosa banda de la cual algún día David nos tiene que hablar. Salvation in Lights (2007) pone de manifiesto que este tío sabe un rato de música tradicional americana. Un sonido muy New Orleans que te transporta a orillas del Mississippi. ¡A ver si la transmigración de las almas también será verdad!


La verdad es que estoy disfrutando sobremanera ambos álbumes, y le agradezco al Altísimo sus esfuerzos. Pero volviendo a parafrasear al gran Allen: ¡Si tan solo me diera una señal más clara! Como hacer un gran depósito a mi nombre en un banco suizo...

viernes, 21 de diciembre de 2007

20 años ha

Se apaga el 2007, y no quería terminarlo sin conmemorar el vigésimo aniversario de un año que para mí, musicalmente, fue muy importante: 1987. Por esas fechas yo era un quinceañero con acné juvenil, voz de bisagra y melena al viento, que alucinaba con varios discos a-co-jo-nan-tes que se publicaron en aquel bendito año. Hago un breve repaso de los 10 que más me impactaron.

  • Fleetwood Mac, "Tango in the Night": Muy probablemente, el disco que más veces he escuchado en mi vida.
  • Michael Jackson, "Bad": Pese a quien pese, el R&B no existíria sin la evolución del funky que inventó el otrora negrito Michael.
  • Terence Trent D'Arby, "Introducing to the hardline according to...": Otro ejemplo de que, por suerte, el funk no se acabó con los Chic. 11 temas sobresalientes.
  • The Housemartins, "The people who grinned themselves to death": Un álbum que se adelantó diez años al fenómeno brit-pop.
  • Los Secretos, "Continuará": Country-rock made in Spain. Los Secretos llegaban a la madurez con uno de sus mejores discos.
  • Joaquín Sabina, "Hotel, Dulce Hotel": Las juergas eran más divertidas si sonaba Pacto entre caballeros a todo trapo.
  • George Michael, "Faith": Un disco no sólo para niñas. Un cóctel de funk, soul, jazz... además de pop, claro.
  • Whitesnake, "1987": La balada que ha pasado a la historia (Is This Love) iba acompañada de unos temas de rock duro insuperables.
  • Mötley Crüe, "Girls girls girls": Sexo, drogas y rock'n'roll: a lo que se reduce el mundo a los 15 años, vaya (o a lo que te gustaría que se redujera...)
  • Guns'n'Roses, "Appetite for destruction": De éste no hace falta que diga nada, ¿verdad?
Ahora que los listo, me doy cuenta de que debía ser el bicho raro de la clase, por lo variopintos que eran ya mis gustos por aquel entonces. Y porqué me importaban un pimiento las etiquetas, claro.

Some things never change...

domingo, 16 de diciembre de 2007

Ha nacido Jacka Grin

Después de más de 3 semanas encerrado en casa, ayer me escapé a ensayar con los Jacka Grin. Sí, ya tenemos nombre por fin para el proyecto paralelo de versiones en el que estoy liado. Necesitaba ponerme de nuevo delante de un ampli, ahora que estamos de descanso con los Cercavins, a punto de entrar a mezclar el nuevo disco, que prevemos estará disponible en la primavera del 2008.

El Set-List de Jacka Grin, de momento, es el siguiente. Espero que sea lo suficientemente bourboniano:

- Kula Shaker - Hush
- Ramones - Poison heart
- The Who - I can't explain
- The Clash - Should I stay or should I go
- Leño - ¡Qué desilusión!
- Queen - Tie your mother down
- Rory Gallagher - Shadowplay
- AC/DC - Back in Black
- Elvis Presley - Burning Love
- Neil Young - Rockin' in the free world (gibson)
- Motorhead - Damage case
- Elton John - Saturday Night is alright (for fighting)
- Ramones - I wanna live

Todo esto cantado en catalán. Sí, el proyecto incluye adaptación de todas las letras, y la búsqueda de las versiones más guapas y no tan típicas. En este sentido, van a caer del set-list Back in black, Rockin' in the Free World y Should I stay or should I go, pero de momento no andamos sobrados de repertorio, así que se quedan.

La formación, la clásica de rock & roll de toda la vida. Y me gusta lo de rock & roll, nada de rock a secas. Como dice Marc Ford, en el roll está el alma, el soul, el boogie, y todas esas hierbas mágicas que te obligan a mover el pie sin elección cuando lo oyes.

Nos estrenamos en directo el próximo día 26 de Enero, ya os contaré!

Por cierto, acabamos de estrenar el mypace de los dos grupos:

Cercavins myspace
Jacka Grin myspace

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Adiós a Calle Melancolía

Para mí, que Sabina es el artista más grande que ha parido la música española es tan impepinable como que los 3 grandes descubrimientos de la Humanidad son el fuego, la rueda, y el lavavajillas.

Dicho esto, quería comentar que hace unos días terminé En Carne Viva, la última "biografía" sobre el cantante de Úbeda. El libro, que de hecho no es tanto una biografía como unas entrevistas que le hace Menéndez Flores, me pareció más que interesante. Entre cubatas y cigarros, Sabina opina y divaga sobre temas tan variopintos como la monarquía, la clase política española, la industria musical, la piratería, Cuba o el subcomandante Marcos, además de contar algunas anécdotas de su ya larga vida.

Pero me ha quedado un regusto amargo al extraer, tras la lectura, un par de conclusiones que ya antes me temía:

1) Hay un Sabina de "antes" y un Sabina de "después" de lo que él llama el marichalazo: la embolia que casi acaba con su vida. El susto conllevó el abandono de la cocaína, una fuerte depresión y, a mi parecer, un cambio en la genialidad del autor. Sólo hay que darse cuenta que de "antes de" es el mejor disco de su discografía, 19 días y 500 noches (1999), y de justo "después de", el peor, Dímelo en la calle (2002).

...y 2) El Sabina que se fue no va a volver. En el libro deja caer que sus letras, a partir de ahora, serán más poéticas. Y por tanto, entiendo, menos urbanas, menos de putas y perdedores. Y eso se ve en Alivio de Luto (2006), su último trabajo en estudio, interesante líricamente, pero alejado de las temáticas canallas y callejeras de sus anteriores discos.

Así que, digamos adiós a la Calle Melancolía, a Juana la Loca, a la Princesa y a la Barbi Superestar, porque esas canciones son ya parte de un pasado, y pese a que aparecerán en decenas de recopilatorios, grabaciones en vivo, discos homenaje y reediciones en todos los formatos posibles, el Sabina que las escribió ya es otro, y sus nuevas canciones también.

¿Traición o evolución?

domingo, 9 de diciembre de 2007

Algunas recomendaciones (II)

Un par más, adquiridos recientemente. Como siempre, recomendación total:


Eric Clapton - Just One Night (1981)

Después de la noche que me hizo pasar, no podía sino comprarlo. Creo que este disco marca un punto y seguido en la carrera de Clapton. Separa el Eric primitivo de los setenta (Yardbirds, Mayall, Blind Faith, Dominos, ...) del super artista reconocido mundialmente que es ahora. No es su primer disco en solitario, pero sí el primer directo potente después de su primer disco homónimo, el 461 Ocean Boulevard, y el Slowhand. Un momento clave, por tanto. Atención al Setting me up de los Dire Straits.



Arc Angels - Arc Angels (1992)

Pagando otra deuda....

En el año en que Nirvana publicó el Nevermind, Pearl Jam el Ten y Stone Temple Pilots el Core, estos tíos recordaban un gran amigo que acababan de perder con un disco histórico que nada tiene que ver con el grunge. Esto es blues-influenced rock lleno de energía. La categoría de sus 4 integrantes lo convierte inmediatamente en supergrupo: Charlie Sexton (voz/guitarra), Doyle Bramhall II (voz/guitarra), Tommy Shannon (bajo) y Chris Layton (batería).

martes, 4 de diciembre de 2007

Algunas recomendaciones (I)

Después de esperar un poco más de lo habitual, ya que se perdió parte del envío (que me re-enviaron sin problemas, BTW), he recibido mi último pedido a Amazon. Me gustaría íroslo presentando, porque creo que está compuesto por discos super recomendables en su totalidad, una buena mezcla de estilos y épocas. Ahí vamos, de 4 en 4, primera entrega:


Black Stone Cherry - Black Stone Cherry (2006)
Trallazo de debut de estos jóvenes rockeros de Kentucky. Ya que allí no se puede beber, se dedicaron al rock'n'roll. Y cómo. Yo lo definiría como hard rock sureño, o como Soundgarden puede encontrarse con Lynyrd Skynyrd y no sonar como ninguno de los dos. Genial voz y gran batería. Grupo a seguir.






Rory Gallagher - Photo-Finish (1978)
Un disco que contiene Shadowplay ya merece ser comprado, pero es que además el gran irlandés humilde firma canciones como Overnight Bag. Imprescindible como waypoint esencial para entender su evolución.







Freddie King - Burglar (1974)
Creo que debéis preguntarle a Manolo porque me gasto el dinero en joyas como ésta. Me encanta como encajan los arreglos de viento con la voz y la guitarra maltratadas de Freddie. No sólo hay blues aquí, muchachos.







Ben Harper & The Innocent Criminals - Lifeline (2007)
Este disco tiene algo especial. No sé si está en la grabación (Ben Harper y su banda lo han grabado en una semana en París, en un estudio completamente analógico), que suena totalmente vintage, o en las canciones (que suenan directas, producto de un sencillez encomiable), o en la ausencia de la vertiente distorsionada de Ben (esta vez, no hay lap-guitar desgarrada, con distorsión marca de la casa). No por ello es un disco anodino, al contrario, está lleno de matices y entra a la primera. Y vuelves.


4 discos, 4 estilos. Habrá próxima entrega. Cuidaros.


viernes, 30 de noviembre de 2007

4 europeas

Por razones obvias, el 95% de los álbumes de mi iTunes son en inglés, castellano o catalán. Pero hay 4 joyitas que rompen la norma. Se trata de 4 discos cantados en lenguas de las cuales no entiendo ni papa, y a cargo de mujeres que me alegran los oídos, además de otras partes de mi fisonomía. Dos de ellas han sido modelos, tres han intentado triunfar con discos en inglés (con discreto éxito) y las cuatro son rubias y quitan el hipo. Ésta es la banda sonora de mis sueños más calenturientos.

Bortom Det Blå (1997), de Lisa Ekdahl. Desde el primer momento que escuché a la etérea Lisa quedé prendado de su voz. La verdad, el sueco siempre me ha sonado a disco de vinilo sonando al revés, pero dejarse mecer por las canciones ininteligibles de la Srta. Ekdahl y su Bortom Det Blå es un placer que nadie debería perderse.






Quelqu'un M'a Dit (2001), de Carla Bruni. Ya hablé de la bella Carla en un post anterior: la top model de piernas infinitas que tiene el capricho de publicar un disco... y le sale esta obra maestra. Alguien dijo que el francés es el idioma del amor, pero no nos engañemos, es el del erotismo. Quatre consonnes et trois voyelles c'est le prénom de Raphaël / Je le murmure à mon oreille et chaque lettre m'émerveille, me susurra al oído. Y claro, uno no es de piedra...




Tunteita (2001), de Janita. ¿Qué hace una vikinga como Janita inspirándose en la samba y la bossa nova para su primer disco? Pues no sé, pero el acierto es pleno. La imponente finlandesa logra lo que parece imposible: cantar en finés y a la vez transportarte a las playas de Brasil. Un disco evocador a la vez que bailable. ¿Quién me iba a decir a mí que me iba a excitar con canciones con títulos como Rakas Jumala o Oot Valo Mun Pimeyteen?




Bohème (2004), de Annett Louisan. Yo tenía la concepción que el alemán era un idioma que era imposible que sonara sensual. Así que cojo mi viejo prejuicio, le pongo un poco de mostaza, y me lo trago con resignación. Porqué la joven Annett (que parece sacada de una peli de Tim Burton) hace lo que yo creía mitología (germánica, por supuesto): sonar sexy y sugerente cantando en la lengua de Wagner. Una delicia, temas como su ronroneate Die Katze. Miau.

Y así paso la soledad de mis noches, envuelto en la música de estas 4 divas y enamorándome de ellas un poquito más. Si algún día encuentro una lámpara, la froto, sale un genio y sólo me concede 3 deseos... pues tendré un problema.

lunes, 26 de noviembre de 2007

8 años sin Enrique

El pasado 17 de noviembre se cumplían 8 años de la muerte de uno de los grandes de la música pop española: Enrique Urquijo, fundador y líder del grupo Los Secretos.

Aún recuerdo cuando, a mis dieciocho años, escuché su disco La calle del olvido, un trabajo lleno de canciones de soledad y desamor, como era habitual en sus trabajos. Estuve una semana completamente melancólico, impregnado por el sentimiento de aquellos diez temas, y la gente me preguntaba si estaba triste por algo. Así eran las letras de Enrique Urquijo: hablaban de corazones rotos, de desesperanza, de perdedores. Canciones que llegaban al alma y se quedaban allí, en un rinconcito, volviendo a aparecer cuando la vida te llevaba a callejones parecidos.

El autor de Déjame era una persona extremadamente inestable, que pasaba de la euforia a las depresiones en cuestión de días, acentuadas per una adicción a la heroína que nunca fue capaz de abandonar. Siempre comentaba que cuando estaba alegre no escribía canciones: sus letras eran el espejo de su lado más triste, el más abatido. Temas como Quiero beber hasta perder el control o Agárrate a mí María son de los más emotivos de la música de los últimos treinta años. Pero la mayoría de sus melancólicos discos terminaban con una canción que aportaba una brizna de esperanza a tanta penuria, como Adiós tristeza, Después del huracán o Algo en la vida. Así era Enrique: después de la derrota siempre conseguía levantarse. Con una excepción: el día que su peor demonio, el caballo, le arrancaba la vida y le abandonaba en un portal del madrileño barrio de Malasaña. Triste final para Enrique, triste final para todos los que amábamos su música.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Viejas glorias

Hace casi veinte años, Óscar, Jordi, Pere y yo eramos cuatro adolescentes greñudos que escuchábamos, entre otras muchas cosas, glam-rock: Whitesnake, Mötley Crüe, Poison, Cinderella... y el grupo que dos décadas después nos ha vuelto a reunir: Stryper.

Stryper era una banda atípica. Como sus compañeros de género, llevaban mallas, maquillaje y crepados imposibles. Pero en lugar de cantar a las tías buenas, al alcohol, a las drogas o a Satán, hacían todo lo contrario: cantaban a Dios. Discos con títulos tan explícitos como To Hell with the Devil (1986) o In God We Trust (1988) estaban repletos de melodías fantásticas y una caña impresionante, y evidentemente de letras que hacían babear al católico más recalcitrante.

El pasado martes, 13 de noviembre, Óscar, Jordi, Pere y yo volvimos a reunirnos (hacía lustros que no quedábamos todos juntos), pillamos un furgoneta, y fuimos al concierto de Stryper en la Sala Apolo de Barcelona. Pese a que nuestras greñas han pasado a mejor vida (y los movimientos de cabeza al son de las guitarras no son lo mismo sin una buena melena), sobra decir que lo pasamos en grande.

Puntual apagado de luces, y por los altavoces empezó a sonar Battle Hymn of the Republic, con su atronador Glory, Glory, Allellujah!, que arrancó los primeros aplausos de la noche. Y la banda de los hermanos Sweet apareció en escena. Por fortuna, ya no llevaban mallas ajustadas de color amarillo y negro (sus colores distintivos), sino camisas holgadas, más sufridas para ocultar las respectivas curvas de la felicidad. Pero la actitud era la misma: rock a todo volumen muy inspirado en el gospel, la guitarra afilada de Oz Fox, la batería potente de Robert Sweet y la característica voz de falsete de su hermano Michael. Aquello era una reunión de viejas glorias (ellos, nosotros, y el resto del público, todos más cercanos a la cuarentena que a los treinta). Así que, sabiamente, el repertorio se centró en temas de sus primeros álbumes. The Way, Reach Out, Calling on You o To Hell with the Devil, tocados exactamente como sonaban en los discos, hacían las delicias del respetable, así que ¿para qué arriesgar?. Sólo Open Your Eyes, de su último disco, Winter Wonderland (un villancico yankie que, en Barcelona y en noviembre, no se entendió) y un avance del que será su nuevo trabajo se apartaron de la tónica dominante. Lo demás todo clásicos que, sí, eran de lo más predecible, pero como eso era lo que habíamos ido a escuchar (incluso sonó Honestly, la dulzona balada ochentera que antaño nos ponía la gallina de piel), pues todos contentos.

La única pega fue que, tan puntuales como empezaron, terminaron: el concierto duró una hora y media justa, bises incluidos, ni un minuto más. Pero era martes, y al día siguiente los asistentes no teníamos una clase que nos podíamos saltar, sino un currele al que había que llegar a la hora. Así que, otra vez hacia la furgoneta, y de vuelta a casa. Eso sí, al día siguiente, en el trabajo, todos teníamos dolor de cervicales.




Antes






Ahora

domingo, 11 de noviembre de 2007

Lagartos en Tarragona

Finalmente, y por motivos menores (el menor tiene anginas) nos perdimos a Marc Ford ayer por la noche. Estaría francamente triste si no hubiera disfrutado como un condenado con la descarga que se marcaron los Sol Lagarto en la Vaquería el viernes. Esperaba justo esto de ellos, y no me decepcionaron en absoluto.

Muy probablemente a ellos les hubiera gustado más tocar en un escenario mucho más grande, quizás más alto, y seguro que con mucha más gente, pero para mí, que flipo cuando puedo ver a los músicos a dos metros, a mi misma altura, cuando te pueden oír y cuando les ves sudar de verdad, lo del viernes fué la bomba. A las fotos os remito.

Lo que estos tíos transmiten es autenticidad, más allá de tendencias o posibles comparaciones con grupos o sonidos parecidos. Con sólidas raíces en el rock americano, el acento sureño sirve de base para una mezcla potente, donde el blues está presente pero se esconde, y los toques de funk y soul nos indican continuamente que no estamos ante un grupo cualquiera, que estos músicos saben lo que se hacen. La base rítmica es impresionante (mención especial a Norman, el batería, qué clase). El grupo gravita en torno al bajo de Ramón, sólido, cálido y siempre en su sitio. A los lados, joder, qué guitarras, muchachos, Uri y Frank (George vs ENGL, me costará decidir cuál va a ser mi próximo cabezal). Y Ernest es, simplemente, un cantante excepcional y un frontman potentísimo, y cuanto cuesta encontrar las dos cosas juntas hoy en día.

Me cuesta encontrar un pero. Mientras veía el concierto pensaba como meterles caña en este blog, para que no se me viera tanto el plumero, pero entonces tocaron Lie to Me, de Jonny Lang, y mandé los peros a la mierda.

En la página de Norman podeis escuchar un par de temas de su último disco (Mundo Circo, re-editado de forma ampliada como Prorrogrado). Si os va el rollo, no os los perdáis en directo, ahora que tienen por delante un par de citas especiales: el próximo sábado 17 con Fito en el Palau Sant Jordi, y el sábado 24 solos en el Apolo, ambos en Barcelona. La cosa promete.

Os dejo algunas fotos:






Keep on rockin', my friends. Nos vemos las calvas.

martes, 6 de noviembre de 2007

Dani Flaco en La Vaqueria

Viernes, 26 de octubre. 23 horas. La Vaqueria (Tarragona). Noche de viernes y viendo a un cantautor: que plan más chungo, ironiza Dani Flaco al subir al escenario, armado únicamente con su guitarra desnuda. El ambiente es frío: unas 30 personas, casi todas sentadas, aplauden levemente al recién llegado, que toma asiento en el taburete solitario. Pero el chaval no se amedrenta. Al contrario: parece que se crece ante la adversidad, y empieza a interpretar las canciones del que es su primer disco, Salida de emergencia, con una fuerza arrolladora. Con su voz de barro, sus letras cotidianas (que recuerdan al Sabina de antaño), y sobretodo con sus bromas y su sempiterna sonrisa, se mete enseguida al respetable en el bolsillo, y la frialdad se disipa. Dani rumbea, rocanrolea, guitarrea flamenco e incluso interpreta un tango. Se nota que está a gusto, y los asistentes lo pasamos en grande. Nos emocionamos con Desapareció, palmeamos con Apaga y vámonos, coreamos Piripó, gozamos con la sobrecogedora versión de Que tinguem sort (de Llach) y nos desternillamos con El palito y otras de sus canciones más frívolas. Los despistados que entran a La Vaque sin saber que había concierto se apuntan a la fiesta, y es que el Flaco, con su acústica y su desparpajo, está armando la gorda. He de reconocer que, a mis años, aún me impresiona el pollo que puede montar un tío sólo con una guitarra.

La mala noticia, claro, es que el concierto se termina, porque podíamos haber estado horas escuchando a Dani. Y la buena es que anuncia nuevo disco para pronto, lo cual me dibuja una enorme sonrisa en la cara. Si cuando el álbum se publique repite actuación en Tarragona, el alegrón será mayúsculo, y la cita ineludible. ¡Larga vida al Flaco!



domingo, 4 de noviembre de 2007

Fin de semana de rock'n'roll

Este viernes, 9 de Noviembre, van a tocar Sol Lagarto en Tarragona (La Vaquería). Genial oportunidad para ver en directo a esta banda de perfil claramente bourboniano, que llegará lejos. A pesar del sopor musical en que parece que vive este país de forma generalizada, a tenor de lo que se escucha en las teles, radios y cassettes-chumba-chumba de coches con las ventanillas abiertas y pegatinas descriptivas en las lunas traseras, hay alguién más ahí. Pero esto ya lo sabéis los que os pasáis por aquí a menudo. Están trabajando fuerte: el próximo día 17 tendrán oportunidad de demostrar de nuevo lo que valen, teloneando a Fito en el Palau Sant Jordi de Barcelona, ahí es nada.

Para acabar de rematar un fin de semana redondo, el sábado, 10 de Noviembre, toca The Marc Ford Band en Lleida (Cotton Club). Atención a el guitarrista solista de los Black Crowes, en su proyecto paralelo, después de demostrar sobradamente su buen hacer con los cuervos y con los Innocent Criminals de Ben Harper.

Ya siento aquella sensación en el estómago. Grandes bandas en salas pequeñas, rock'n'roll y actitud, bourbon street.

sábado, 27 de octubre de 2007

Torrentes, mulas y ventas de CD (II)

Tengo un amigo que paga 809 euros de hipoteca por un piso normalito en una ciudad normalita, lo que le supone más de la mitad del sueldo. Además, y según la escalada incesante del Euríbor, el próximo enero la cuota le subirá unos 100 euros, osease un 12%. Para colmo, en su ciudad normalita los impuestos subirán un 10% el año que viene, y la gasolina y otros productos básicos rondarán un incremento similar. Pero como la economía va tan bien (para los de siempre), el IPC del 2007 está siendo bajísimo, alrededor de un 3% según el "objetivo" barómetro del Gobierno, con lo cual el 2008 su nómina aumentará sólo ese porcentaje.

Enamorado de la música, el amigo en cuestión solía comprar discos, cuando había vinilos, y acumuló una colección importante de ellos. Luego aparecieron los CDs, y aunque le jodió que la Industria subiera los precios del nuevo soporte en lugar de bajarlos, pese a que producirlos les era sustancialmente más barato, siguió comprándolos, y acumuló otra importante colección. Si quería escuchar música tenía que pasar por el aro y doblegarse a la dictadura de las grandes compañías, que se hacían de oro cobrando entre dos y tres mil pesetas por un soporte que les costaba cuatro pesetas fabricar, y por los que pagaban menos de veinte duros al autor por unidad.

Mi amigo, como todo hijo de vecino, paga un canon a la Industria o a los artistas ("representados" por la $$GAE), cada vez que compra un DVD para guardar sus fotos, un lápiz de memoria para traspasar archivos, e incluso una impresora para imprimir los cuatro documentos que escribe. Además de pagar, indirectamente, cada vez que ve un anuncio de TV, enciende la radio, va a una verbena, a un bar o a una discoteca, ya que la mentada sociedad graba a televisiones, emisoras, orquestas y locales de ocio por poner música.

Así que cuando apareció la posibilidad de bajarse música por Internet, al principio tuvo sus conflictos morales, y continúo comprando CDs. Pero como los precios seguían subiendo, los cánones aprobándose a troche y moche, los músicos quejándose del maltrato que recibían de las discográficas, y su sueldo hundiéndose, pensó ¡qué cojones!. Y dejó de comprar. Definitivamente. Era la única forma de subversión que le quedaba, y aunque la $$$GAE y la Industria Discográfica no tuvieran la culpa del aumento del Euríbor, ni de los impuestos, ni de la gasolina, sí la tenían de abusar de consumidores, artistas y de cualquiera que se le ocurra "pinchar" algo de música en su local. Aunque, ¡atención!, mi amigo no está en contra de los que todavía compran CDs, muy al contrario: considera admirable que en este país de Rinconetes y Cortadillos aún quede gente honrada (entre la cual él no está incluido, si no que se encuentra en el ignominioso grupo de los criminales, según los demagogos de la $$$GAE).

Y así están las cosas. Cuando mi amigo quiere un disco, se lo baja de Internet, y aunque la calidad no sea la misma que la del CD, pues mira, lo superará. Y si el disco le encanta y quiere pagar algo a los artistas, va al concierto (ya sea de la Dirty, Fito, Norah Jones, Quim Vila, Sabina o Serrat), que seguro que algo más les cae a los autores que los míseros royalties que cobran por CD vendido.

Mi amigo, como veis, prefiere mantenerse en el anonimato. Babeantes, la $$$GAE y las discográficas ansían un cabeza de turco y una sentencia ejemplar que amedrente al personal, tal como pasó hace poco en Estados Unidos, cuando se condenó a pagar 158.000 euros a una chica por compartir 24 canciones en Internet. Y no es cuestión de señalar a las hienas donde puede estar su próxima víctima.

martes, 23 de octubre de 2007

Torrentes, mulas y ventas de CD

Mucho se ha hablado sobre el daño que le está haciendo la mula, el torrente, y otros sistemas de intercambio de archivos al mundo de la industria discográfica y al de la creación musical. Es algo que hace tiempo que me preocupa.

Yo crecí grabándome en cinta los discos que llegaban a mi casa. Con 15 años, ya hace 20, no entraba en mis planes comprarme ninguna cinta o disco original, con mi capacidad económica nula (fué después cuando la música se convirtió en droga). Algún amigo te recomendaba un grupo y te pasaba la cinta con su copia, que con suerte era sólo la tercera o cuarta copia sucesiva del disco original.

Seguro que recordáis aquel sonido añejo, lejano, lleno de ruido, de discos que parecían grabados en un bote en alta mar, porque el zumbido de fondo que añadían los doble platina que se habían ido usando en el proceso se parecía al oleaje. Recuerdo que incluso tenía discos donde había canciones que se cortaban, porque la aguja del tocadiscos del que hizo la primera copia saltó, y entonces aquella era mi versión particular del tema: yo la cantaba con el corte de letra incluido, por supuesto, o esperaba la voz del locutor de la radio machando el final del tema, cuando eran grabaciones de la FM.

Pero gracias a todo esto y cuando tuve algo de dinero, me compré entonces originales el 80% de los discos que tenía grabados, los cuales no hubiera conocido si hubiera sido estrictamente legal, y les hubiera dicho a mis amigos cuando me ofrecían sus cintas tesoro: "no gracias, my friend, eso que me estás dejando escuchar es una copia ilegal, sujeta a copyright aunque suene a rayos y truenos, y posiblemente gracias a ella algún día iré a conciertos de este artista y compraré todos sus CD y DVD, pero no puedo aceptarla. Viviré sin música hasta que pueda pagarla". Hubiera sido el tío de 15 años más legal del mundo, pero lo que me hubiera perdido, lo que se hubieran perdido todos los artistas a los que seguí más adelante, y vaya montón de capones me hubiera llevado de mis amigos, por capullín sabiondo.

Más adelante, entre esa época y la mulera actual, pasé un montón de años gastando mucha pasta en discos que, en muchos casos, escuché 3 ó 4 veces, para después dejarlos en su estante hasta hoy. A 2500 pelas de media, carísimos posavasos tengo. Pero había que probar y probar hasta encontrar las ansiadas gemas. Hasta que me cansé, y dejé de hacerlo, porque me parecía estúpido.

¿Qué hago ahora? Pues mis amigos virtuales, con sus mulas, me dejan sus copias de discos (que suenan bastante mejor, la verdad) y que puedo escuchar sin problemas hasta decidir si me gustan o no. Y si me gustan, sin dudarlo, los compro. Y si no, los borro, palabra. Sencillo y directo. iTunes me ayuda a decidir cuáles son los que me gustan (cuando los he escuchado enteros más de 5 veces, entonces decido qué hacer).

De esta forma, me sigo gastando el dinero en música, pero en la que me gusta y dirijo la pasta a los artistas que creo lo merecen. Considero las redes P2P mis herramientas de pre-escucha, más ágiles y cómodas que ir a la iTunes Store o a los samples de Amazon y pinchar y escuchar uno por uno. Eso sí, extrañamente esto es perfectamente legal, pero muchísimo más engorroso, ¿porqué será?

Amigos, sigo aquí bajando, escuchando, borrando y/o comprando. Y conozco a mucha gente que también hace esto último. Afortunadamente.

Nos vemos las calvas.

domingo, 21 de octubre de 2007

Cero en conducta

El sábado pasado fui de boda y como, entre unos cuantos, acabamos con la barra libre y hasta con el agua de los floreros, el domingo fue día de resaca. De RESACA, de hecho, con mayúsculas y negrita. De aquellas resacas en las que el cuerpo te supura alcohol, la conciencia se desliza en un Dragon Khan infinito, el estómago es una bomba de relojería y, en definitiva, en las que te crees más cerca del mundo de los muertos que del de los vivos. Así que a mediodía, después de lograr ingerir un platito de arroz hervido, de hacer testamento, y de dar instrucciones explícitas de que, si moría, no me incineraran (o en la incineradora se iba a montar la de Dios es Cristo, con el alcohol que llevaba en la sangre), me dejé caer en el sofá y me dispuse a ver una película de encefalograma plano. La elegida fue Detroit Rock City (1999), que aquí se tradujo con el título de Cero en Conducta.

Cero en Conducta está producida por Kiss Nation, la productora encargada de hacernos creer que Kiss fue la banda de rock más grande de la Historia. Por lo tanto, es un enorme ejercicio de onanismo, pintando a los de Nueva York como los Beatles del rock duro. El argumento es el que sigue: corre el año 1979, y cuatro adolescentes fanáticos de Kiss se disponen a asistir a un concierto de sus ídolos en Detroit. Pero la madre de uno de ellos, neocon obsesiva y más pirada que Woody Woodpecker, descubre las entradas y las quema, además de encerrar a su díscolo hijo en un internado. A partir de ahí, lo que imagináis: la carrera desesperada de los teenagers para, primero, rescatar al interno, y luego, llegar a Detroit y conseguir entradas para el concierto. Y mientras tanto, sin sorpresas: porros, carreras de coches, pijos repelentes, y las gamberradas habituales de cualquier American Pie 1, 2, 3 o los que vendrán.

Aun así, si el que la visiona es un fan de Kiss (como mi amigo Pere, el cual me la recomendó), disfrutará con la música, la estética, el trocito de directo de la banda, y los guiños constantes a sus canciones (en un momento de crisis, los protagonistas se citan en el lavabo de chicas, haciendo referencia al tema Meet you in the Ladies' Room; y como esta "broma", a puñados...). Para los que este grupo de pintarrajeados a la par que horteras nos deja bastante indiferentes, Cero en Conducta no es más que una película más de púberes cabroncetes, aunque hay que reconocer que la música es tópica pero interesante (temas de AC/DC, Aerosmith o Ozzy Osbourne, además de los de Kiss, suenan a lo largo de todo el filme). Y es que, en opinión del otrora moribundo que escribe estas líneas, donde esté un poco de rock duro para acompañar la resaca, que se quite el Alka-Seltzer.

jueves, 18 de octubre de 2007

Descubriendo el jamón

El 16 de enero de 1912, el explorador británico Robert F. Scott y su equipo llegaron al Polo Sur. Iban a ser los primeros hombres de la Historia en pisar ese punto geográfico, tras casi un año de preparativos y más de tres meses de un viaje infernal, viendo como se averiaban sus vehículos, sus animales de carga morían, y luchando día y noche contra la congelación y las tormentas de hielo. Al llegar a su objetivo, Scott descubrió algo: una bandera roja y azul ondeaba entre la nieve que caía. El noruego Amundsen se les había adelantado.

La misma cara de gilipollas que se le quedó a Scott debo tener yo ahora, asombrándome con un grupo conocido ya por millares de personas desde tiempos inmemoriales: Pata Negra. ¿Qué hago yo descubriendo hoy a esta mítica banda, cuando hace 26 años que se formó y otros tantos que se disolvió? Por alguna razón que se me escapa, nunca había caído en mis manos un disco de ellos, ni había sentido la necesidad de pedírselo a la Mula Electrónica (que es como el Ratoncito Pérez, pero en "sin papeles"). Craso error, a fe mía. ¡Qué pedazo de grupo! He empezado con El Blues de la Frontera, y los oídos me hacen chirivitas. Muy buenos sus temas de flamenco, por supuesto. Pero espectaculares, sublimes, los temas de pura fusión: el jazz de How high the moon, el rythm'n'blues de Lindo gatito o el reggae de Lunático me ponen los pelos como escarpias, tan magistralmente tocados por las guitarras gitanas de los hermanos Amador. Y aún me queda jamón para rato: ahí están esperándome sus otros cinco discos en estudio y su directo en Zeleste, a los que les he dado unas rápidas preescuchas y prometen tanto o más (¡qué buena la canción Ratitas divinas!).

Osease, que aunque Scott se quedó con cara de lelo cuando llegó al Polo Sur, quiero creer que eso no le impidió disfrutar de la belleza del paisaje. Como a mí, el hecho de llegar más de dos décadas tarde, no me está impidiendo saborear este pedazo de Pata Negra. Nunca es tarde si la dicha es buena, supongo.

domingo, 14 de octubre de 2007

El mejor escenario del mundo

Siempre he pensado que la mejor manera de disfrutar de la música en directo es desde muy cerca. No me valen las grandes P.A. a todo volumen, ni los ídolos vitoreados por la muchedumbre a varios cientos de metros de distancia. Necesito la inmediatez de la batería escuchada con mis propios oídos, la patada de los amplis a toda pastilla... rock'n'roll, sudor y jadeos (chicas, veo que vuestras respuestas al último post de Rafa me han marcado más de lo que pensaba. Ya tiemblo al pensar con que nuevas certeras palabras nos encontraran los que busquen humedades diversas y sonidos alternativos).

Pero volvamos al tema, David, volvamos al tema. Escuchando el último (y enésimo) directo de Pearl Jam me he topado con el espacio de conciertos más bonito que haya visto. Por él, reconsidero mi opinión sobre la inmediatez del rock de garito, y disfrutaría a gusto de un buen abono de temporada en el Gorge Amphitheater, una maravilla de espacio con capacidad para 20.000 espectadores, situado en plena naturaleza, sobre el río Columbia, en George, Washington. Juzgad vosotros mismos:


Por esta maravilla de escenario han pasado Van Halen, Sting, Bob Dylan, Aerosmith, Radiohead, Paul Simon, Phish, Pearl Jam, Nine Inch Nails y muchos más, con la garantía de poder montar el estruendo que sea necesario sin miedo a molestar a los vecinos.


Otro buen motivo para organizar de una vez ese viaje musical de ensueño por los USA, del que a menudo hablamos con Rafa. Sin más rumbo ni plan que seguir las diferentes giras de unos cuantos míticos. En nuestra lista ya están Kenny Wayne Shepherd, Jonny Lang, Indigenous, Gov't Mule y Allman Brothers Band, pero apuntamos un nombre cada semana, como mínimo.

Por soñar, que no quede. Nos vemos.

domingo, 7 de octubre de 2007

Quiero ser Tom Waits

Existe una ley no escrita que dice que la atracción que siente una mujer por un hombre es directamente proporcional a lo poco conveniente que sea éste para ella. Ésa y sólo ésa es la razón por la cual el gamberrete de clase, el macarrilla del barrio o el chuleta de la oficina tienen, indefectiblemente, una novia de infarto, mientras el empollón, el buenazo o aquel chico de contabilidad que es tan majo y trabajador tiene que quedarse en casa el viernes por la noche viendo la película del plus con un bol de ganchitos sobre las rodillas.

En el mundo de la canción, el paradigma de tío chungo y, por tanto, imán para las chicas es Tom Waits: un tipo desaliñado, con sombrero de gangster, amante de la botella, voz cazallera y desagradable, cutis castigado por la viruela, autor de discos esperpénticos... y adorado por mis musas musicales: Norah Jones versiona su canción Long Way Home, Anouk le dedica un tema (titulado precisamente Tom Waits), y Olvido proclama en su gran blog que le pone muy cachonda.

La pregunta que, con las rodillas hincadas en el suelo, los brazos en cruz y mirando al cielo, quiero gritar a todas las sufridas lectoras de este blog es: ¿POR QUÉ? ¿Por qué esta perversa obsesión, no tanto por Tom Waits en particular como por los cabroncetes y canallas en general? ¿Se trata de morbo? ¿Masoquismo? ¿Ganas de fastidiar a mamá? ¿Quizás un complejo reprimido de Caperucita, que siempre quiso enrollarse con el Lobo en lugar de ir con cestitas bosque arriba, bosque abajo? Cientos, miles de buenos chicos se lo preguntan a diario, mientras las chicas por las que beben los vientos se cuelgan del tío que les ha de romper el corazón.

Por favor, Olvido, Noe, Jo Mateixa, Almond, Ro, Mei, Ana o cualquier visitante anónima que pase por esta Calle del Bourbon: oíd mi grito desesperado e iluminad un poco este oscuro pozo que es mi ignorancia. Cualquier argumento que disipe la duda que me corroe será bienvenido, y mi gratitud hacia vosotras perdurará por los siglos de los siglos amén. Mientras tanto, voy a calarme un sombrero de Al Capone, ponerme unos tejanos raídos, destrozarme la garganta a base de absenta, y a esperar, a ver qué pasa...

jueves, 4 de octubre de 2007

domingo, 30 de septiembre de 2007

Dos por uno

Sábado, 22 de septiembre de 2007. Aparcament del Mercat de Bonavista, Tarragona. Más de 12.000 personas para ver Dos pájaros de un tiro, la gira conjunta de Joan Manel Serrat y Joaquín Sabina. Con sólo diez minutos de retraso, las focos se encienden y la pareja empieza a entonar un medley de Hoy puede ser un gran día y Ocupen su localidad. Los asistentes, cuyas edades van desde los 30 años hasta el infinito y más alla, estallan en ovación. Es una ocasión única para ver juntos a estos dos grandes, y el concierto promete.

Sabina abandona el escenario y Serrat toma la batuta, interpretando temas propios y de su compañero de bolos, con su música pausada y su voz de mercurio. Los presentes vaticinan que la primera parte del espectáculo, la tranquila, irá a cargo del cantautor catalán, y la segunda, la rocanrolera, quedará en manos del de Úbeda. Pero no. Sabina y Serrat, Serrat y Sabina van entrando y saliendo del escenario, cantando canciones ahora del uno, ahora del otro, solos o a dúo. La complicidad es evidente, aunque siendo el final de la gira, y tras 38 conciertos juntos, haya perdido la espontaneidad. Sabina se mete al público en el bolsillo cantando en catalán, y Serrat haciendo referencia a la Universidad Laboral, donde estudió, y ubicada a sólo unos metros del lugar del evento.

Lamentablemente, la música continúa tranquila, del estilo de Serrat. Los asistentes piden más caña, pero la pareja no cede. Algunos de los temas más lentos de la discografía de Sabina se suceden: Calle Melancolía, Quién me ha robado el mes de abril, Y sin embargo, combinados con los míticos Mediterráneo o Penélope de Serrat. La mayor parte del tiempo los músicos tocan instrumentos clásicos, y sólo empuñan guitarras y bajo eléctricos para interpretar la trepidante Pacto entre caballeros, que anima a los más jovenes (o a los menos mayores), y algún que otro tema también ligeramente acelerado. Falsas expectativas, pero: cada conato de aumentar la graduación de la velada se frustra con la siguiente canción, siempre lánguida, y la noche continúa entre ritmos pausados.

Tras dos horas y media de clásicos, bromas con el público, puyas sarcásticas de Serrat a Sabina y admiración incondicional de Sabina a Serrat, los dos pájaros levantan el vuelo y dejan al respetable contentos con el show, pero con la sensación, especialmente los seguidores de Sabina, que su ídolo se ha tirado demasiado al folk del Noi del Poble Sec, y que al espectáculo le ha faltado energía, decibelios y rocanrol. ¿Será que los años no pasan en balde?

lunes, 24 de septiembre de 2007

Los arcángeles

Stevie Ray Vaughan nos dejó un 27 de agosto, ahora hace 17 años, en un accidente de helicóptero. Y con él se fue quizás el mejor guitarrista blanco de blues, o el mejor guitarrista de blues, o el mejor guitarrista, a secas. Y sus amigos se quedaron solos, y pensaron quizás que no valía la pena seguir, y dejaron solos su bajo y su batería, porque el dolor era grande.

Pero cuando en las venas de uno no corre sangre sino música, en unos días se da cuenta de que el mejor homenaje que se le puede hacer a un músico es seguir tocando. Y como Tommy Shannon y Chris Layton, también conocidos como Double Trouble, eran solo dos, con Charlie Sexton y Doyle Bramhall II se completó un cuarteto mágico que parió un disco importante, a la vez de debut y único registro de una banda que se desmoronó tan rápido como surgió (lucha de egos + problemas de drogas, dicen), pero que puede llamarse supergrupo, porque todos los integrantes eran y son estrellas del blues y del rock altamente influenciado por éste.

The Arc Angels publicaron en 1992 un disco de rock serio, un pelín épico, directo, lleno de stratocasters que hieren con sus solos de blues. Hay dos voces increíbles que se turnan en las canciones, y unos Double Trouble sólidos, maduros y que resultan claves en el sonido moderno de la banda.

Pero si hay algo verdaderamente destacable en este disco, son las canciones: las 3 que abren el disco, Living in a dream, Paradise Café y Sent by angels, son una maravilla, distintas entre sí y que abren boca para lo que vendrá después. Always believed in you, y el cierre con Carry me on, Shape I'm in, Too many ways to fall, magnífico.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Amores eternos

Ayer fue 15 de septiembre, y eso significa que han pasado once años (¡once!) desde que nos dijimos adiós.

Nos conocimos en un país exótico, el verano de 1996, y pronto tendimos un hilo invisible que nos unió durante todo el viaje. Empezamos buscándonos poco a poco, trenzando nuestras miradas en los museos, coincidiendo en los asientos de los autocares, rezagándonos en las excursiones.

Luego vencimos nuestros miedos y nos agarramos con fuerza el uno al otro. Nos perdíamos por los zocos, nos besábamos entre mezquitas, nos encontrábamos en las habitaciones de los hoteles... Así nos íbamos explorando, descubriendo y conociendo, exprimiendo ese summer romance que nos parecía interminable. Mientras, en el radio-cassette sonaba, una y otra vez, Only a Woman's Heart, la canción que había pertenecido a Eleanor McEvoy, pero que ahora era sólo nuestra. Si al llegar al infierno el diablo me permitiera revivir algún periodo de mi vida, creo que elegiría esos días.

Pero todo viaje tiene un final, y la vuelta a casa nos golpeó con la evidencia que nuestras realidades eran muy distintas. La diferencia de edad, el vivir en diferentes ciudades, las metas de uno y otro, tan alejadas. Todo construía una selva tan espesa que, tras mirarla desde todos los puntos de vista posibles, se nos antojó infranqueable. Cada uno debía perseguir sus propios sueños, y los caminos seguían direcciones opuestas. Bañados en un mar de lágrimas , un 15 de septiembre nos dijimos adiós. Nunca volvimos a vernos, y quiero suponer que tomamos la decisión más acertada.

Por terceros me enteré, hace ya años, que se había casado y tenía un hijo, lo cual me alegró enormemente. Uno de sus más anhelados deseos se había cumplido, y brindé por ello en mi complaciente soledad . Por mi parte, yo cumplí algunos de los míos, aunque sigo persiguiendo los más esquivos. Así que creo que hoy, once años después y pesé a lo que dolió (y... ¡joder, cómo dolió!), ambos estaríamos de acuerdo en que no nos equivocamos.

Ayer, como cada 15 de septiembre, me acordé de Dolors y también, como cada 15 de septiembre, de aquella canción de Joaquín Sabina que reza:

Con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.

martes, 11 de septiembre de 2007

Amusia

Parece ser que el Che Guevara padecía amusia. No sé si podría llamarse enfermedad a este trastorno que impide, al que lo padece, disfrutar de la música. Para él, lo que aquí nos hace bailar, saltar, emocionarnos, llorar y tocar, no eran más que un conjunto de sonidos extraños, inconexos, sin sentido.

Me acordé del Che ayer, mientras conducía, ya que sonó potentísimo el tema Alright de Anouk, y dí gracias al cielo (los que no tenemos Dios, tenemos que buscar alternativas) por volver a sentir como corría la droga por mis venas, y sin haber tomado nada. Perfectamente sereno, pero con el subidón que te produce la música en aquellos momentos mágicos en que estás receptivo, en que el sol empieza a caer y es hora de encender las luces del coche, cuando parece que la carga del día se hace menos pesada, como si hasta mañana ya no tuvieras de ocuparte de nada.

Me gustaría que se hiciera un análisis médico de ese estado, ese momento en que entran batería y bajo con un groove impresionante, para ver que le sucede a tu cerebro, que substancias segrega, como se acelera tu pulso, como te olvidas por un momento de todo lo que te pesa y te sumerges en el instante, sin protección alguna. Sin ningún efecto secundario, excepto esa sonrisa que se dibuja en tu cara y ese movimiento de dedos involuntario, que sube el volumen para que el bombo te haga temblar los pantalones a cada golpe. Estos momentos son los que nos enganchan, los que buscamos escuchando sin parar.


Cuando Anouk entra con su voz increíble, genial cantante de rock, me acuerdo del Che y le mando un saludo, Comandante, que quizás no podías escuchar lo que yo escucho ahora, pero estoy seguro que has podido sentir lo que estoy describiendo.

Anouk, Hotel New York. Para mí, uno de los mejor es discos de los últimos años, sin ninguna duda.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Un disco de blues

Hace muchos, muchos años, en un país muy, muy lejano... Bueno, de hecho fue hace 9 años, y el país en cuestión era Estados Unidos, concretamente en la ciudad de San Francisco. Allí, una chica me pidió que le recomendara un disco para llevarle como souvenir a su hermano, al cual le empezaba a gustar el blues. Después de pensarlo un rato, opté por recomendarle Keb' Mo' (1994), el primer disco del autor del mismo nombre

Había descubierto al señor Kevin Moore (nombre real de Keb' Mo') el año anterior, en New Hampshire, escuchando discos en casa de un chaval americano que, por cierto, quería ser presidente de los EEUU (allí todavía creen que cualquier ciudadano de a pie puede ser presidente del país, aunque al final lo acabe siendo George W. Bush, hijo de ex-presidente, multimillonario, magnate del petróleo e hijo de p***, también).

Pero a lo que ibamos: el primer disco de Keb' Mo' es una manera estupenda de introducirse en el blues. En él homenajea constantemente a Robert Johnson, tanto en el diseño como en la manera de tocar la guitarra, en las melodías de las canciones o en las dos versiones de temas del llamado padre del blues. Pero la producción -impresionante, a cargo de John Porter- y un sonido preciosista (¡por favor, no os lo bajéis a 128kbps!) lo hacen mucho más asequible que las antológicas aunque rasposas grabaciones de los años 30 del gran Robert Johnson.

Lamentablemente, después de un segundo álbum también excepcional (Just Like You, 1996), Keb' Mo' se fue tirando a la comercialidad, prescindiendo de John Porter y buscando un sonido más easy listening. Discos como Slow Down, The Door o Big Wide Grin, sin ser malos, suenan mucho más predecibles que sus antecesores, y también menos frescos, más aburridos.

Pero el pasado 2006 el amigo Kevin recuperó a John Porter en la producción para grabar Suitcase, un disco donde vuelve a las raíces (tanto en estética como en el sonido de algunas canciones), lo cual hay que agradecérselo. De todos modos, creo que si hoy alguien me volviera a preguntar por un disco para introducirse en el blues, sin pensarlo demasiado volvería a recomendarle la opera prima de Keb' Mo'.

Por cierto, nunca supe si al hermano de Natasha le gustó el disco. Confío que sí...