La bella Carla
La historia es más o menos así:
La bella Carla -hija de millonario, ex-top model, ex-amante de Mick Jagger, de Eric Clapton, de Kevin Costner, de Donald Trump, carnaza de prensa rosa, en definitiva- quiere publicar un disco.
Sony accede, aunque no piensa invertir un duro en su promoción, ya que con los tiempos que corren no están para malgastar el dinero en el capricho de una niña bien (por no decir pija).
El disco sale en 2001. Se titula Quelqu'un M'a Dit, está cantado en francés y es de un minimalismo poco prometedor para la comercialidad, así que no parece que vaya a vender más que un puñado de unidades.
Pero, ¡ay, sorpresa sorprendente!, gracias al boca-oreja (y a los anuncios de Nescafé), es un éxito apabullante y un superventas en toda Europa. Y es que resulta que la bella Carla, además de unas piernas de vértigo, tiene un talento para la música hasta la fecha insospechado, y una voz que te pone la carne de gallina (y los huevos de avestruz, si se me permite la vulgaridad). Así pues, un discazo que ya es uno de los clásicos del inicio del milenio.
Ahora, cuatro años después, la bella Carla publica su segundo trabajo, No promises. En contra tiene haber perdido el factor sorpresa, la presión del segundo disco, y haber abandonado el francés (mucho más sensual que el inglés, dónde vas a parar). A favor tiene el mismo éstilo maravilloso, deliciosa mezcla de folk y chanson, las letras (todas poemas de grandes poetisas anglófonas), las mismas piernas de infarto, y la misma voz de susurro que produce escalofríos.
El resultado, todo hay que decirlo, no es tan bueno como Quelqu'un M'a Dit. Pero, mira, a mí me sigue poniendo la carne de gallina (y lo otro...). Sensible que es uno.
1 comentario:
Estoy escuchando "Chanson triste" y la niña sabe explotar el suspense que le proporciona esa voz que, de rasposa, se diluye por momentos. Cosa que provoca alguna que otra metamorfosis gallinácea.
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