Viejos secretos (3 de 3): Directo
En los últimos años de la década de los 80 y los primeros de los 90, todo
grupo que se preciara lanzaba el inevitable disco en concierto como
demostración de la consolidación de su carrera. Ahí estuvieron aquel Escuela de calor (1989) de Radio Futura, el ¡A por ellos!... que son pocos y cobardes (1989) de Loquillo y los Trogloditas, el Capturados vivos (1992) de La Frontera, o el álbum en vivo de Los Secretos, titulado simplemente Directo (1988).
Enrique Urquijo siempre renegó un poco de este trabajo, que fue grabado en un concierto matinal en la sala Sol de Madrid, dentro del espacio El Gran Musical de Los 40 Principales. Según él, las mañanas no eran el mejor momento del día de la banda, y eso se transmitió en el resultado final. Ciertamente, la calidad del sonido no era la mejor, y muchas voces e instrumentos tuvieron que regrabarse en postproducción. Pero eso no quita que Directo sea un álbum fantástico, con un repertorio acertadísimo, que le valió a Los Secretos su primer Disco de Oro, y la confirmación de la banda como una de las grandes del panorama español del momento.
La apertura es toda una declaración de intenciones: el disco lo inaugura No me imagino, la que fuera una simplona canción pop de sus primeros trabajos, convertida en un instrumental frenético a ritmo de rockabilly. Y es que este es el último LP de Los Secretos donde están 100% influenciados por sonidos country, southern y tex-mex (de hecho, incluye una versión de la ranchera Volver, volver). Además, colaboraciones de lujo como las de Joaquín Sabina, José María Granados o Javier Teixidor de Mermelada enriquecen el disco lo suficiente para que, a pesar de su larga duración (ni más ni menos que 24 cortes), no le sobre ni un tema. De hecho, se publicó como doble LP cuando apareció en vinilo, y se mantuvieron los dos CD al hacerlo en digital, a diferencia de otros dobles que perdieron canciones por el camino al editarse en compact (el Bienvenidos de Miguel Ríos, por ejemplo).
Para bien o para mal, los siguientes trabajos del grupo, empezando por La calle del olvido (1989), ya tuvieron un sonido más profesional y limpio, pero también más melódico, más alejado de las raíces norteamericanas, exceptuando algún tema esporádico. Así que la etapa más country de la banda se cerraba con este Directo. Broche de oro, eso sí, ya que Directo fue la puesta de largo de Los Secretos, un disco inolvidable repleto de temas que se convirtieron en clásicos. Y, por desgracia, su único trabajo publicado en vivo con Enrique al frente, a causa de su repentina muerte en 1999.
Enrique Urquijo siempre renegó un poco de este trabajo, que fue grabado en un concierto matinal en la sala Sol de Madrid, dentro del espacio El Gran Musical de Los 40 Principales. Según él, las mañanas no eran el mejor momento del día de la banda, y eso se transmitió en el resultado final. Ciertamente, la calidad del sonido no era la mejor, y muchas voces e instrumentos tuvieron que regrabarse en postproducción. Pero eso no quita que Directo sea un álbum fantástico, con un repertorio acertadísimo, que le valió a Los Secretos su primer Disco de Oro, y la confirmación de la banda como una de las grandes del panorama español del momento.
La apertura es toda una declaración de intenciones: el disco lo inaugura No me imagino, la que fuera una simplona canción pop de sus primeros trabajos, convertida en un instrumental frenético a ritmo de rockabilly. Y es que este es el último LP de Los Secretos donde están 100% influenciados por sonidos country, southern y tex-mex (de hecho, incluye una versión de la ranchera Volver, volver). Además, colaboraciones de lujo como las de Joaquín Sabina, José María Granados o Javier Teixidor de Mermelada enriquecen el disco lo suficiente para que, a pesar de su larga duración (ni más ni menos que 24 cortes), no le sobre ni un tema. De hecho, se publicó como doble LP cuando apareció en vinilo, y se mantuvieron los dos CD al hacerlo en digital, a diferencia de otros dobles que perdieron canciones por el camino al editarse en compact (el Bienvenidos de Miguel Ríos, por ejemplo).
Para bien o para mal, los siguientes trabajos del grupo, empezando por La calle del olvido (1989), ya tuvieron un sonido más profesional y limpio, pero también más melódico, más alejado de las raíces norteamericanas, exceptuando algún tema esporádico. Así que la etapa más country de la banda se cerraba con este Directo. Broche de oro, eso sí, ya que Directo fue la puesta de largo de Los Secretos, un disco inolvidable repleto de temas que se convirtieron en clásicos. Y, por desgracia, su único trabajo publicado en vivo con Enrique al frente, a causa de su repentina muerte en 1999.