domingo, 29 de marzo de 2020

Discos que no te salvarán la vida XV

Vamos con una nueva entrega, más bluesera imposible, de Discos que no te salvarán la vida (pero que te pueden alegrar el día), hoy rebautizada como Discos que no te salvarán la vida (pero que te pueden alegrar el confinamiento).


Blues Blues Blues (1999), de The Jimmy Rogers All Stars. El que fuera miembro de la banda de Muddy Waters grabó este discazo en 1997, pocos meses antes de su muerte. ¿Y quién son los All Stars? Pues ni más ni menos que, atención a los fichajes: Mick Jagger, Keith Richards, Robert Plant, Jimmy Page, Eric Clapton, Lowell Fulson, Taj Mahal, Jeff Healey y John Lee Hooker, entre otros genios. Un álbum con temas propios de Rogers (Lubella, That's All Right...) y clásicos del género (Sweet Home Chicago, Trouble No More, Worried Life Blues...). Una maravilla a cargo de uno de los artífices del sonido que caracterizó al blues de Chicago.

Blues to The Bone (2004), de Etta James: La enorme Etta James se zambulló de pleno en los terrenos pantanosos del blues en 2004 para grabar esta joya bien surtida de clásicos, entre ellos el That's All Right del arriba mencionado Jimmy Rogers. Got My Mojo Working, Hush Hush, Dust My Broom, Smokestack Lightnin'... Un repertorio infalible sin caer en los tópicos, reinterpretado por la versátil voz de la diva. Segunda maravilla de la tarde.

All Blues (2019), de Peter Frampton Band. Otro que se zambulló de lleno en el blues, en este caso el pasado año, fue el incombustible Peter Frampton. En activo desde finales de los 60, el último trabajo de Frampton es ni más ni menos que otra gran colección de clásicos: I Just Want to Make Love to You, She Caught The Katy, The Thrill Is Gone... Otro imprescindible para los amantes del género, y tercera maravilla para sobrellevar con blues la pandemia causada por el COVID-19 y la madre que lo parió.

lunes, 23 de marzo de 2020

Mucho emoji y pocas nueces

Según mi humilde parecer, lo único positivo que ha traído el p**o virus de los p***s c*j*nes son los miniconciertos de media hora de duración que muchos artistas están ofreciendo en streaming estos días, sobre todo a través de Instagram. Hasta la fecha he disfrutado de las actuaciones de Tano Mozzafiato, Luis Ramiro, y esta noche me dispongo a ver a la cantante de fados Ana Moura.

Cambio de asunto ahora para contar una propuesta que oí lanzar al gurú del software libre Richard Stallman en una conferencia hace más de una década: que las plataformas de música en streaming incluyeran en sus aplicaciones un botón donde el oyente pudiera donar al intérprete una cantidad de dinero. Estás escuchando un tema que te encanta, y decides aportar lo que sea: 5 céntimos, 10 céntimos, 1 euro... Multiplica estas ínfimas cantidades por miles de potenciales donantes, y los músicos cobrarían un "sueldo" justo y no la miseria que les pagan dichas plataformas. ¿Cuántas de ellas han implantado esta funcionalidad? A fecha de hoy, que yo sepa, ninguna.


Y ahora enlazo los dos temas: con este aislamiento forzoso que nos está tocando vivir, los artistas han tenido que cancelar sine die la que era su principal fuente de ingresos: los conciertos. ¿No sería ahora el momento de implantar este botón en Instagram, por ejemplo? Disfrutas de una actuación en directo, y además de pulsar el botón de los corazoncitos y las manitas saludando, pulsas la opción de hacer una donación voluntaria: 50 céntimos, 1 euro, 5 euros... Instagram (o la red social que sea) podría quedarse un pequeño porcentaje (pongamos un 1%, que supondrían unos pingües beneficios si tenemos en cuenta los millones de aportaciones que se harían), y el resto iría para el músico protagonista, que recibiría algo más que emojis que, al menos que yo sepa, todavía no se pueden comer.
Pues ya está la propuesta lanzada, y a ver si Zuckerberg se sienta al teclado de su ordenador y la implementa. Porque si esto del maldito coronavirus se alarga mucho (y parece que va para largo), puede ser la estocada definitiva para los muchos artistas que ya hacían filigranas para vivir de la música, y que les va a ser imposible seguir haciéndolo.

martes, 17 de marzo de 2020

#QuédateEnCasa

Martes, 17 de marzo de 2020, 16.00h. Salgo a comprar al súper y alucino con cómo está la ciudad por el maldito coronavirus. Calles vacías, escasos peatones, aún menos coches... Un paisaje post-apocalíptico, pero a la vez esperanzador: al menos la gente tiene el sentido común de quedarse en casa.





Hago la compra y regreso a encerrarme, en mi cabeza sonando el tema que abre 10 (2019), el fantástico disco de debut de la banda gallega The Bo Derek's.


 

Quédate en casa, chato.

lunes, 9 de marzo de 2020

Tano Mozzafiato & Slim Dow en el Sha

Sha (Tarragona), 6 de marzo de 2020. Las antípodas del Delta del Mississippi son el Dellta del Francolí y la ciudad que lo abraza. No geográficamente, claro, sino musicalmente: cero son los bares donde pinchan blues o jazz de forma regular en Tarragona capital. Por suerte, algunos locales valientes programan conciertos de alguno de estos dos géneros de tanto en cuanto. Este fue el caso del Sha, que el pasado viernes acogió al grupo de referencia del rural blues de las comarcas tarraconenses: The Tumbleweeds, ahora rebautizados con los nombres de sus dos componentes: Tano Mozzafiato & Slim Dow.

Las vetustas paredes del garito a los pies de la Catedral de Tarragona fueron testigo de un gran concierto de música de raíces (americanas, claro), que sus protagonistas dividieron en dos partes. La primera, con Slim Dow a la acústica y Tano a la armónica, en la línea clásica del delta blues que plasmaron en su primer y fantástico disco, Down Home Blues (2019), firmado todavía como The Tumbleweeds. Y en la segunda parte, donde cambiaron guitarra acústica por eléctrica e intercalaron armónica con cajón, mostraron los derroteros por los que iba a tirar el nuevo estilo del dúo: un sonido mucho más boogie, más rasposo, diría que más arriesgado, heredero de los grandes del subgénero como John Lee Hooker o R. L. Burnside. Con esos nuevos sabores reinterpretaron algunas de las composiciones del mentado Down Home Blues, compuesto casi íntegramente por versiones de clásicos de la primera mitad del siglo XX, y también presentaron varios temas propios, algo poco habitual en la banda hasta la fecha.

La apuesta fue un éxito, ya que la reducida sala del Sha agotó su aforo, y la comunión del singular dúo con los parroquianos fue incuestionable. El blues no es la religión estrella en Tarragona, pero sin duda tiene su público. Y si los escasos locales que todavía se aventuran con la música en vivo siguen apostando por gente como Tano Mozzafiato & Slim Dow, me atrevería a decir que incluso irá sumando adeptos. ¡Aleluya!