viernes, 29 de marzo de 2019

La única canción de U2 que me gusta

La única canción de U2 que me gusta es ésta:



miércoles, 20 de marzo de 2019

The Electric Alley en La Traviesa

La Traviesa (Torredembarra, Tarragona), 17 de marzo de 2019. Cinco meses después de su última visita, The Electric Alley volvieron a tierras tarraconenses: en esta ocasión a la mítica Traviesa de Torredembarra, que superó con creces el aforo máximo del local de invierno gracias a la habitual legión de feligreses que suelen frecuentarla.
Los gaditanos ofrecieron un magno espectáculo de una hora y tres cuartos de duración, donde repasaron buena parte de sus tres fabulosos discos, además de obsequiarnos con una versión de Up in Smoke de Blackberry Smoke y otra de Whole Lotta Rosie de AC/DC, más algunas estrofas de Wicked Game de Chris Isaac con las que terminaron el baladón Rusty, uno de los temazos de su último trabajo Turning Wheels (2018). La fuerza y maestría de todos los miembros de la banda, encabezada por la espectacular voz de su líder, y la calidad de sus canciones, hicieron las delicias de los que ya conocíamos al grupo, y también de los que lo descubrieron esa noche de domingo (hablé con varios conocidos que nunca habían escuchado a The Electric Alley, y todos alucinaron con estos herederos del mejor rock de los 70 y 80).

Un gran fin para el fin de semana.


 

jueves, 14 de marzo de 2019

Rafa Pons en La Cantonada

La Cantonada (Tarragona), viernes, 8 de marzo de 2019. Lo peor de los conciertos de Rafa Pons es que se terminan. Una hora y media da para lo que da, y la ya pingüe discografía del barcelonés hace que inevitablemente se queden en el tintero canciones que un servidor daría un brazo por que las incluyera en el repertorio. Me faltaron Bobo, El último pedazo del pastel o Atento, entre otras. Pero quedémonos con las alegrías: Pons, guitarra en ristre y culo en taburete, coronó un show prácticamente redondo con la ranchera El Gallito, acompañado por los jaleos y risas del respetable, con el que había establecido la complicidad habitual. Y es que las bromas marca de la casa y las letras siempre ácidas de mi tocayo son una combinación infalible. Antes nos había deleitado con algunos de sus temas ya clásicos: En ti, No te jode, La mosso, la inevitable Julia Roberts..., y había lucido lo mejorcito de su nuevo álbum La guerra del sexo (2018): Estúpido, Capullo Tonic, Como un hombre, Los reyes del mundo e Imposible, canción con la que empezó el bolo en una Cantonada que había registrado una entrada muy digna, con todas las localidades (léase sillas) ocupadas. Aunque sin aglomeraciones ni gente que tuviera que quedarse de pie, que ya se sabe que en este país la canción de autor no goza del favor de los medios ni arrastra las masas como el flamenco-trap de Rosalía.

Y hasta aquí, esta crónica del concierto de mi admirado Rafa Pons, al cual he visto en varias (aunque siempre insuficientes) ocasiones y he hablado tantas veces de él en este blog, que hoy me ha dado por hacer la crónica a la inversa, osease, del final al principio del espectáculo. Ya sabéis que nunca me canso de reivindicar a Pons, del derecho y del revés.


jueves, 7 de marzo de 2019

Buscando guerra (del sexo)

A finales del año pasado el gran Rafa Pons publicó nuevo disco, La guerra del sexo (2018), y viene a presentarlo mañana viernes a La Cantonada de Tarragona. El barcelonés no actuaba en mi ciudad desde hace casi 4 años, así que me comen las ganas de volver a verle en directo. Ya tengo la entrada en la butxaca. Así que si alguien se anima, allí nos vemos.


lunes, 4 de marzo de 2019

Just One Night


Passito era un pub del centro de Tarragona, a 50 metros de la Rambla Nova. Un local estrecho y alargado donde no cabían más de 40 personas, y donde yo trabajaba de barman los fines de semana, hace algo más de un cuarto de siglo. Estaba frecuentado sobre todo por grupos de habituales que se dejaban caer por ahí cada noche de viernes y sábado, y que acostumbraban a irse cuando la persiana ya estaba medio bajada. Entre los parroquianos había un tal Manolo, un tío bajito y simpático que siempre tomaba lo que él llamaba un “blues”, que no era más que un Jim Beam con Coca-Cola (nunca he conocido a nadie más que nombrara así a este combinado, así que sospecho que fue él quien lo bautizó así). Y acto seguido, cuando ya tenía el vaso largo en la mano, inevitablemente pedía algún tema de Eric Clapton.

La colección de vinilos del Passito no era excesivamente lucida, y que yo recuerde sólo había un disco del músico británico: el Just One Night (1980), así que pinchábamos Cocaine o After Midnight mientras Manolo saboreaba su “blues”.

Me encantaban ambos temas, así que una noche de viernes me llevé el mentado disco a casa, a la mañana siguiente me lo grabé en una cinta, y al entrar a trabajar el sábado lo devolví a su sitio tras los tocadiscos. Desde entonces, ese directo, que he escuchado infinidad de veces y que siempre me ha fascinado, es mi álbum preferido de Clapton.

Mis temas favoritos… ¡Difícil elección! Me encanta cómo abre, muy al estilo Bob Seger, con el rocanrolero Tulsa Time. En seguida se adentra en los terrenos del blues con el clásico Early In The Morning, aunque la joya de este género en el disco es Worried Life Blues, tan usual en su discografía y que aquí dura 8 minutos y medio. También me gustan mucho el piano de If I Don’t Be There by Morning y el sabor 100% sureño de Setting Me Up, original de Dire Straits que aquí parece interpretado por Lynyrd Skynyrd. Y cómo no, la versión más frenética que he oído del After Midnight de J.J. Cale. 

Y ahora, la inevitable diatriba de abuelo Cebolleta. Passito no era el bar más rockero de la ciudad a principios de los 90, ni el más auténtico, y de hecho, había varios del estilo por el centro, en lo que a música se refiere.  Lugares donde igual sonaba una de El Último de la Fila o de Seguridad Social, que era los números uno por aquel entonces, como una de los Kinks o de los Dobbie Brothers. O sea, que ponías una canción de los 70 y no desentonaba: la gente la disfrutaba, e incluso la bailaba, y todos tan contentos.

En el 95% de los pubs de la Tarragona de hoy, al DJ se le ocurre pinchar Cocaine entre la nueva de Shakira y el Despasito de turno, y le queman la cabina con él dentro.