Seguimos...
Guns n' Roses, Apetite for Destruction (1987):
Poco se puede decir de este disco que no se haya dicho ya, así que
rememoraré mi experiencia personal: me lo dejó mi amigo Pere, y era el
bueno, el de la portada que luego censuraron.
Welcome to the Jungle me noqueó al instante, y escuché el disco hasta la saciedad, alucinando con cada tema. Recuerdo que poníamos una y otra vez
Paradise City en una especie de
jukebox de videoclips de un bareto llamado
Carioca, pero al que nosotros llamábamos
Sauna Tahoe, por el calor que hacía dentro y por la pinta de indio que tenía el dueño.
Lax'n'Busto, Lax'n'Busto (1991): El grupo de El Vendrell siempre fue uno de mis preferidos de los que surgieron en aquella movida que etiquetaron como
Rock Català. Su segundo y homónimo disco tenía canciones
pop,
rock e incluso
blues, pero también algún temazo más duro, como aquel impresionante
Toc de plor. Y de hecho, bastantes años después, cuando su cantante y líder dejó la banda, se pasaron al
hard rock clásico. Y así siguen.
Little Angels, Jam (1992): Un grupo británico que hacía un
rock durillo
pero sin estridencias. No descubrían la sopa de ajo ni eran los más
duros de la clase, pero me gustaban
(de hecho compré casi toda su discografía). Tengo que reconocer que años
después he vuelto a escuchar sus discos, y me han parecido demasiado
comerciales. Pero mira, por aquel entonces me entretuvieron, que es más
de lo que algunos adalides del
hard pueden decir.
Loquillo y los Trogloditas, ¡A por ellos!... que son pocos y cobardes (1989):
En los 80, todo artista o grupo español que se preciara tenía que sacar
un doble en directo: Miguel Ríos, Joaquín Sabina y Viceversa, Radio
Futura, Los Secretos, Burning... y Loquillo y los Trogloditas, claro. El
A por ellos... pilló a la banda del loco en la cima de
su carrera, y era un fantástico repaso a sus mejores temas, con una
fuerza y un
feeling arrebatadores. Desde el
Carne para Linda que lo abría hasta el
Barcelona ciudad que lo cerraba, puro
rock'n'roll de alto octanaje. Y es que, ¿quién podía resistirse a canciones como
La mataré o Cadillac solitario, que se han convertido en parte de la historia de la música de este país?
M*Clan, Un buen momento (1995): Antes que Alejo Stivel les descubriera que para hacer pasta en España hay que hacer
pop y no
rock sureño, los M*Clan parieron un par de discos antológicos. El primero de ellos, este
Un buen momento, una gozada de
ópera prima,
fue el que más me gustó. Luego, los murcianos perdieron la estrella y
la vergüenza, echaron a Santi Campillo (o se fue él, no sé), y se
dedicaron a música bastante más comercial y muchíííííísimo más aburrida.
Fui a verlos en directo hace cosa de un año, y me largué del concierto a los 20 minutos. Una
lástima, con lo que prometían estos chicos...