Grandes expectativas había generado el anuncio del nuevo álbum de los finlandeses Santa Cruz, después de aquel celebradísimo Screaming for Adrenaline
(2013). El amigo Sammy lo etiquetó como "el mejor disco de hard/sleazy
de los últimos 15 años",
y yo mismo escribí que "si lo
hubiera firmado Mötley Crüe en lugar de los debutantes Santa Cruz, todos
estaríamos hablando del resurgir de la banda californiana".
Pero los dos primeros adelantos, en forma de vídeo (We Are The Ones to Fall y Wasted 'n' Wounded) trajeron el desconcierto: eran temas rarunos, con poco que ver con obras clásicas del sleaze, y convirtieron las esperanzas en recelos.
Finalmente,
hace unas semanas el álbum, homónimo al grupo, vio la luz, y las
sospechas se han confirmado. Ya desde los primeros compases que lo
abren, de la canción Bonafide Heroes, nos damos cuenta que estamos ante un trabajo extraño. Al parecer, la joven banda ha intendado buscar un sonido propio que les distinga de las hordas de grupos revival que pululan actualmente por el hard rock actual (léase Steel Panther, The Darkness, Reckless Love, H.E.A.T., Love Cream, Deadly Sin...). ¿Consiguen los fineses este sonido propio? Pues sí y no. En sus nuevas canciones, los Santa Cruz captan influencias no sólo del sleaze, sinó también de muchas otras variantes del hard rock, tanto de los 80 como posteriores: hair-metal, grunge, post-grunge, crossover, funk-rock, rap...
Así que en este trabajo son capaces de sonar a Bon Jovi, Anthrax, The Offspring, Red
Hot Chilli Peppers, Rage Against The Machine... ¡todos en la misma
canción! Es decir, no recuerdan a nadie en concreto, y a muchos a la vez.
Además, en mi opinión abusan de los coros del tipo
"uo-uo-uoh" y "na-na-nah" y, sobre todo, de los estribillos, repetidos
hasta la saciedad en cada tema. De hecho, a menudo, más que canciones
"al uso", son reiterados estribillos conectados por solos de guitarra,
batería, o los mencionados coros. Sirva como ejemplo el último sencillo
extraído del LP, My Remedy:
A
pesar de todo, he de decir que el Santa Cruz (2015) no me parece malo, y de
hecho muchas cosas buenas se pueden decir de sus canciones: son
enérgicas, descaradas, insolentes, atrevidas, y la notable destreza
técnica de estos mocosos aporta algunos momentos brillantes. Pero, tras
varias escuchas, el resultado global me sigue pareciendo
desconcertante, y me deja una sensación entre "esto me suena" y "¿pero
esto qué es?".
Me queda la duda de cómo soportará el paso
del tiempo este disco. ¿Tanto estribillo y tanto gritito acabarán por
hacerse pesados? ¿Será un álbum que iré recuperando de vez en cuando, o
quedará olvidado en la jungla de bits de mi disco duro una vez lo
saque del iPod? De momento, lo estoy disfrutando (sin que me vuele la
cabeza), pero los meses dirán qué valoración final le doy a este
experimento que todavía hoy me tiene descolocado. Y habrá qué ver qué
senda siguen los fineses, si la de este sonido "propio pero ajeno", o la
del sleaze revival de su debut. Las ventas y los bolos en esta nueva aventura lo dirán.
Robert Johnson, J.J. Cale, Paco de Lucía, los otros dos Kings (Freddie
y Albert)... Todos dan la bienvenida al Olimpo de los dioses de la
guitarra al verdadero rey, el gran B.B. King, que hoy ha dejado un poco
más huérfano al blues. No por esperada (tenía casi 90 años y
hacía tiempo que se le veía bastante maltrecho) la noticia ha sido menos
dolorosa. El cariño, el respeto y la admiración que se ganó a pulso
Riley B. King está al alcance de muy pocos, quizás de él solo. B.B. era
un prodigio de la técnica, pero en sus seis cuerdas había mucho más: un feeling inigualable,
un sentido del humor irresistible, un llanto sobrecogedor, un sello
inconfundible con sólo dos punteos, una manera de hacer cantar a la
guitarra como si tuviera voz humana... Además, su altruismo y
generosidad le hicieron trabajar con casi todo el que se lo pidió: desde
Eric Clapton en aquel memorable Riding with the King (2000) hasta Raimundo Amador, pasando por U2, Kenny Wayne Shepherd, Diane Schuur, Brad Paisley, Gary Moore...
No podía dejar pasar este día sin homenajear en este humilde blog al guitarrista más grande de todos los tiempos. El Rey ha muerto, viva el Rey.