Marrakech, crónica fotográfica
Martes, 12 de mayo
¿Qué hacía yo intentando que me gustara Coldplay?
Martes, 12 de mayo
Comparto con vosotros la crónica de Almond del concierto que dió Mike Farris el pasado miércoles en Barcelona:
Dia: 20/5/09. Hora: 22.30h. Lugar: Sala Zac
El de Nashville ya había tocado el 2004 en la misma sala (por aquel entonces la Bôite) presentando su disco en solitario, “Goodnight Sun”. Miércoles noche repitió, dando punto y final a su gira por España donde ha paseado su “Shout! live” por Azkena de la mano de la Roseland Rhythm Revue. Wow. Eso sí que debía ser la ostia. Con perdón.
El show empezó puntual. Mónica, Ana y una servidora bajamos las escaleras de la sala Zac con expectación, aunque por distintos motivos. Mónica por ser su primera vez con Mike. Ana por ser una conversa desde que David le pasó el “Salvation in lights”. Y una servidora por sus reservas. Lo confieso. Ver a Mike Farris en solitario con un set acústico... buf. Y es que no nos engañemos: la sombra de los Screamin’ Cheetah Wheelies es alargada. Pero no por nada dicen de él que “bajo su piel blanca esconde una alma negra” así que, con semejante mestizaje, Mike no necesitó ni 30 segundos para que cayera rendida a sus pies.
Unos aplausos contenidos del público dieron la bienvenida al ex frontman de los SCW que, ataviado con sombrero y sus inseparables gafas y armado sólo con una acústica, arrancó con Oh Mary Don't You Weep a capella; y desde ese momento, la comunión con el público fue total. Durante más de dos horas estuvo desgranando temas del “Salvation in lights” y del “Goodnight sun”, junto con algunos clásicos de los SCW que hicieron las delicias del respetable. Su voz compensaba con creces el no estar arropado por una banda aunque, personalmente, en las versiones acústicas de los Wheelies eché de menos a los de Tennessee. Incluso el propio Mike en una de esas versiones (no recuerdo cual era) no dudó en levantarse de la silla y, haciendo wuas wuaassss wuasss con la boca, intentó recrear el sonido de una eléctrica. El colofón se lo marcó a lo Pete Townsend, cogiendo la guitarra y haciendo un amago de estamparla en el suelo. Brutal.
Durante toda la velada Mike Farris hizo gala de una gran profesionalidad, exquisitez, humildad y grandeza. Un músico de la cabeza a los pies, vamos. Con su acento sureño y alma de soul, mezcló registros de gospel, blues y rock’n’roll cantando con una intensidad y emoción que ya querrían muchos. El público, que abarrotaba las primera filas (es lo que tiene ver un concierto en una “mini” sala circular), no dejó de tararear las canciones y se consagró por completo. La concurrencia yanki se hizo notar, y entre ellos una invitada especial, su esposa que -como según él mismo confesó -no acostumbraba a acompañarle de gira y a la que brindó el temazo Leave your window open for me.
Bebiendo Coca Cola sin parar confesó que era un adicto... al youtube y sorteó con humor alguna que otra broma -con pelín mala leche- al respecto. En el ecuador del concierto Farris se “cruzó” con una versión de Garth Brooks improvisada, a la que no encontraba el tono. En medio del cachondeo general nos invitó a que la tarareáramos y cantáramos, cosa que hicimos con más o menos fortuna y, al final, aplauso general y con el público ya entregadísimo.
En otro punto del concierto nos contó que lo invitaron a participar con una canción a un homenaje dedicado a Porter Wagoner (creo...) en Nashville. El tío, dudoso, llamó a su madre y la mujer, convencida, le aconsejó que cantara Green Green Grass of Home. Farris aprovechó esta anécdota -con imitación de la voz de su madre incluida- para hablar de cantidad de artistas y grupos de su tierra a los que, shit! no consigo recordar. Y suerte de Mónica y su nivelón de inglés que sinó, ni eso os puedo contar.
El concierto acabó con “Precious Lord”. Aplausos, un par de bises, y más aplausos. Al final finito a la 1 de la noche y las tres para casa más contentas que unas pascuas.
Si dios obra estos milagros, señores, quizás (como dice Rockland) valga la pena pensar en convertirse.
Ps. Pronto os cuelgo el set list (o parte de él). Ana lo estuvo negociando con un imberbe insobornable y al final no nos quedó otra que tomar nota.
Llegó mayo, y con él la habitual escapadita primaveral (¡bien!): de aquí unas horas cojo un avión que me llevará a Marrakech. Poco más de una hora de viaje, pero todo un mundo de choque cultural.
Hace unos días vi el capítulo 20 de la 5ª temporada de House (Simple Explanation), y me sorprendió encontrarme con el gran Meat Loaf. Hace años que no le veía en ninguna serie o película, y el último disco suyo que escuché fue el Couldn't Have Said It Better (2003): un álbum bastante bueno, aunque a años luz del mítico Bat Out of Hell (1977) o de su digno sucesor, Bat Out of Hell II: Back into Hell (1993). Al parecer, en 2006 publicó una tercera parte de la saga, pero ya sin el beneplácito y colaboración de Jim Steinman (coartífice de los dos primeros Bats), y según he leído por ahí, el disco es bastante terrible.
En el capítulo (en el cual, por cierto, los guionistas se deshacen de Kutner, uno de los ayudantes de House, ya que el actor que le daba vida dejó la serie para formar parte del equipo de Obama), Meat Loaf hace el papel de un paciente con una enfermedad cardíaca que le hace agonizar. Y hay que reconocer que el actor/músico borda la actuación.
Y una curiosidad más: según leo en The Deadbolt, durante el rodaje, Marvin Lee Aday (que ése es el verdadero nombre de Meat Loaf) escuchó a Hugh Laurie (el actor que encarna al doctor House) tocar el piano, y quedó prendado de su feeling y su virtuosismo. Tanto que le propuso participar en su próximo disco.
Y Laurie aceptó.