lunes, 28 de febrero de 2011

Nadie habla de Clapton

El año pasado, Eric Clapton publicó nuevo trabajo, Clapton (2010), un disco muy aplaudido por la crítica: Rolling Stone lo puntuaba con 4 estrellas (sobre 5), y AllMusic con 4,5 (también sobre 5). Sin embargo, me extrañaba que ninguno de los blogs a los que estoy suscrito hablara de él, teniendo en cuenta que la mayoría son sobre música de tradición americana. Así que me lo bajé y me obligué a darle unas escuchas, para desentrañar el misterio de la indiferencia que estaba provocando.

En la primera toma de contacto ya vi que el veterano guitarrista había facturado un álbum de los que le gusta hacer cuando quiere huir de la comercialidad: blues pantanoso, dixie de la vieja escuela, algo de jazz... Un disco impecable, muy de raíces, donde Eric se encuentra como pez en el agua, y con invitados de lujo: Steve Winwood, Allen Toussaint, Wynton Marsalis, Sheryl Crow y Derek Trucks. Al cabo de unos días volví a ponerlo otra vez, y más adelante otra, intentando averiguar por qué la blogosfera lo ignoraba. Y entonces me di cuenta: estaba escuchando el disco por obligación, para escribir este post, pero no porque me apeteciera escucharlo, no porque me llamara.

Para mí, a Clapton le falta alma. Las canciones son correctas, bien interpretadas, buenas ruedas de blues, buenos fraseos de guitarra... Pero pecan de falta de frescura: muchas tienen un sonido que ya has oído antes (en discos del propio autor, de J.J. Cale, o de los dos juntos), otras son demasiado serenas, otras demasiado previsibles... y a casi todas les falta feeling, ese magnetismo que detiene tu dedo cuando navegas por los álbumes de tu reproductor de MP3.

Quizás ahora escribo esto, y luego vuelvo a darle una oportunidad, me parece lo más, y no paro de escucharlo durante meses. Pero mucho me temo que va a quedar olvidado entre la selva de bits de mi disco duro. Nadie habla de Clapton porque no es fácil hacerlo: no es un mal disco, pero tampoco es un gran disco. No molesta, pero tampoco atrapa. Y la verdad, de Slowhand se esperaba mucho más.

domingo, 20 de febrero de 2011

Los secretos de Dani

Hace meses que quería escribir sobre Secretos de Sumario (2010), el último trabajo de mi cantautor favorito, Dani Flaco. Pero el disco me tenía tan alucinado que, como ya comenté en un post anterior, nunca encontraba el momento para hacerlo, temeroso yo que mi exiguo vocabulario no le hiciera justicia. Así que no se me ha ocurrido mejor idea que recopilar fragmentos de cada canción, y que las letras de este heredero de Sabina hablen por mí.

Antes, pero, pongámonos un poco en antecedentes. El tercer trabajo en estudio de Dani Flaco (el cuarto si contamos el de versiones en catalán de sus propios temas) es fruto de su reciente separación tras una década de matrimonio. En lugar de aplicar la táctica del avestruz, el cantautor de Bellvitge desnuda sus sentimientos en muchas de las canciones que componen el disco, llenas de desamor, pero con más ternura y sorna que amargura. La melancolía es protagonista, pero también el cariño hacia la ex-pareja, y el volver a salir a la calle en busca de aventuras de una noche. El álbum lo completan algunas composiciones antiguas pero inéditas hasta la fecha (Cenicienta, Reservado el derecho de admisión) y alguna que otra más canallesca que el resto (La niña de los ojos de papá). La música también merece mención especial: a los ritmos tranquilos que suelen caracterizar a la canción de autor se les unen otros de influencia claramente norteamericana: rancheras en Corazón en bancarrota, aires de honky tonk en La niña de los ojos de papá, el rock de Secretos de Sumario... El resultado es una gozada de disco, Dani Flaco en estado puro, todo honestidad y buena música. El álbum que más escuché en 2010, y que todavía hoy me tiene completamente atrapado.

Y, ahora sí, unos fragmentos de cada corte, y el vídeo-clip del que da título al álbum.

1. Un girasol en la luna: Ante este anillo de recién divorciado, resulta absurdo preguntar lo que ha pasado.

2. Secretos de sumario: Han dejado de endulzarme tus pezones en almíbar, y tu barco a la deriva nunca volverá a atracarme.

3. Corazón en bancarrota: Ni el recuerdo de tu cara entre mis piernas, ni las cosas que mi hiciste con la boca, ni tus ojos de muchacha de taberna, alivian el dolor de mi derrota.

4. Desvístete despacio: Yo no te quiero querer, tú no quieras más te vale (...) Desvístete despacio porque no tenemos prisa, te contoneas cuando sube esa marea que eriza tu piel, cuando estoy dentro de ti.

5. A ras del suelo: Absuelto de tu condena, huyendo de ti en barrena de bar en bar. (...) Buceando en los escotes de dulcineas desesperadas que quieran robarle un polvo a Don Quijote.

6. La niña de los ojos de papá, se saca un sobresueldo por las noches, le llaman "compañía" a lo que da, pero ella deja que le desabrochen, las piernas el sostén la candidez, a cambio de billetes malolientes.

7. No seamos enemigos: Bajo este cielo azabache mi sombra llora en silencio, déjame que me emborrache, que en olvido me licencio. Cómo duelen los finales, cómo hieren los recuerdos, cuéntame que de algo vale lo que gano si te pierdo.

8. Desnuda y con tacones. Yo puedo dártelo todo, menos darte por perdida, no sé vivir de otro modo, ya me conoces mi vida (...) Espero que no te duela encontrarte en mis canciones, que contarán las secuelas de nuestros dos corazones.

9. Cenicienta: Y cegado por sus besos no advertí, en su pecho aquel vado permanente, aparcar mi corazón yo pretendí, ocurriendo lo siguiente (...) Se apodaba Cenicienta y se marchó sin perder por el camino ni un zapato, a las doce cuando el cuco del reloj le dió por joder al flaco.

10. Todos mis versos: No niego que dependo de tu boca, del delirio que provoca su sabor a desconsuelo (...) En fin, aquí estoy ciego de pena, con tu amor en cuarentena, malcomiendo entre bebidas, hoy que todos mis versos tan sólo hablan de ti.

11. Reservado el derecho de admisión, a piltrafas de versos descarriados, a las brujas huérfanas de corazón, a las ninfas de soles desolados, a las noches sin pasión a la rutina, a los días que parecen repetidos.



martes, 15 de febrero de 2011

Gran noticia

Andaba yo escribiendo un post para publicar esta noche en el blog cuando un correo electrónico ha llegado a mi bandeja de entrada. Es de mi amigo Jordi, y dice así:

Ya había perdido las esperanzas, así que estoy contento como un adolescente el día de su primer tocamiento ajeno por comunicaros esta gran noticia:


http://www.rafabasa.com/?p=15240


¡Salud!

Para los perezosos que no tengáis ganas de darle al enlace, os digo que la efectivamente gran noticia es que el próximo mes de junio Cinderella viene a España. Las fechas de los conciertos son las siguientes:

  • 9/junio: Madrid (Riviera)
  • 10/junio: Barcelona (Razzmatazz)
  • 11/junio: Bilbao (Rock Star)

Nunca he disfrutado de la banda de Tom Keifer en directo, así que haré lo imposible para asistir a la cita de la Ciudad Condal y subsanar tan craso error.

Seguiremos informando. Y en unos días cuelgo el post que ha quedado a medias...

jueves, 10 de febrero de 2011

Blues for Gary

Como ya se ha comentado a lo largo y ancho de la blogosfera musical, el pasado domingo fallecía, a los 58 años de edad, el gran Gary Moore. A diferencia de mis admirados blogueros, yo no descubrí al guitarrista irlandés durante su etapa con Thin Lizzy, sino que lo hice con su ya mítico álbum Still Got The Blues (1990). Contaba yo entonces con 18 añitos de edad, y estaba empezando a introducirme en el blues, escuchando cintas de gente como Sonny Boy Williamson, Junior Wells o Howlin' Wolf, unas grabaciones con mucho sentimiento pero de una calidad terrible. Y de repente entró en mi vida el Still..., con el mismo feeling pero con una producción impecable y un irresistible sonido de guitarra. B.B. King, Mark Knopfler, Eric Clapton... Pocos guitarristas hay que, con sólo escuchar unas notas, puedes identificar de quién se trata. Gary Moore era uno de ellos. Aun hoy me maravilla cómo hacía sollozar a su guitarra, en temas como el que daba título al Still Got The Blues, o aquel Parisienne Walkways que, no importa las veces que lo haya escuchado, siempre me pone la piel de gallina

Durante los años siguientes adquirí y disfruté enormemente del After Hours (1992), el Blues Alive (1992) y el recopilatorio Ballads & Blues (1995). También de algunos temas que sonaban por la radio del Blues for Greeny (1995), el disco donde Moore reinterpretaba temas de su admirado Peter Green. Nunca compré ese disco, pero ayer me hice con él gracias a la bendita Internet, y ahora mismo me está regalando los oídos.

Luego le fuí perdiendo la pista, en parte porque cada vez era más difícil encontrar emisoras que programaran su música, en parte porque estuve investigando nuevos valores del blues como Jonny Lang o Shannon Curfman. Pero la triste noticia de su muerte me ha impactado. Moore deja como legado un montón de grandes composiciones y unos lamentos como sólo él sabía arrancarle a la guitarra. Gary, we got the blues for you.

domingo, 6 de febrero de 2011

¿Dónde está la revolución?

Hace unos meses leí Escritos de un viejo indecente (1969), una recopilación de artículos y cuentos del gran Bukowski. Siempre es para mí un placer leer al viejo Charles. Y es que cuando un relato empieza con la frase

"la noche que vino la puta de ciento veinte kilos yo estaba preparado"

...sabes que la historia ha de ser buena a la fuerza.

Pero que nadie se confunda: no sólo de pornografía habla Bukowski. Como él bien dice, "el sexo es sin duda la tragicomedia, no escribo sobre sexo como instrumento de obsesión". En efecto, el sexo es la parte ligera del drama bukowskiano, pero de lo que habla realmente el escritor maldito es de los marginados, de los perdedores en la lucha de clases, de las víctimas del capitalismo antropófago. Temas tan candentes en nuestros días como, al parecer, hace 40 años. Buk también reflexiona sobre la revolución, esa revolución pendiente de la que se hablaba a finales de los 60:

"si, revolución suena como muy romántico. pero no lo es. es sangre y tripas y locura; es niños asesinados por interponerse en el camino, niños que no entienden qué coño pasa. es tu puta, tu mujer con el vientre abierto de un bayonetazo y violada luego ante tus ojos. es hombres torturando a hombres que antes reían con los dibujos del ratón Mickey. antes de meterte en este asunto, determina dónde está el espíritu y dónde estará cuando todo esto termine. (...) lo malo es que ellos han estado quitándonos la vida sin disparar un tiro. también yo trabajé por sueldos de miseria mientras un pez gordo violaba vírgenes de 14 años en Beverly Hills. (...) pero antes de matar algo asegúrate de que tienes algo mejor con que sustituirlo; algo mejor que oportunistas políticos que sueltan palabrería de ocio en el parque público. (...) por favor, tened cuidado con vuestros caudillos, pues hay demasiados individuos en vuestras vidas que preferirían ser presidentes de la General Motors a quemar la gasolinera de la esquina. sólo que como no pueden conseguir una cosa, van a por la otra."

Las palabras del escritor han resultado premonitorias: la revolución nunca llegó, nadie se atrevió a empezarla, y hoy, en lo que llamamos primer mundo, parece aun más imposible que hace cuatro décadas que la gente se levante contra el sistema. Túnez, Jordania, Egipto están en llamas. ¿Puede estallar la revolución a Occidente?



martes, 1 de febrero de 2011

Manowar kill!

Hace unos años leí en Rolling Stone una entrevista a Estopa en la que los hermanos Muñoz afirmaban que cada hombre, independientemente de su origen, estrato social o nivel cultural, tiene un macarra dentro. No puedo estar más de acuerdo. De hecho, ésa es la razón por la cual a cualquier tío le gustan las Harley bien cromadas, los relojes de pulsera del tamaño de una paella para 20, y/o los Hummer, más apropiados para invadir Irak que para ir a buscar a los niños al cole. Todo esto viene a cuento porque, revisando los álbums cargados en mi reproductor de MP3, me doy cuenta que el iPod alberga no uno ni dos ni tres sino ¡CUATRO! discos de Manowar, la banda más macarra que parieron los 80.

Como bien dice Allmusic.com, Manowar cayeron en más clichés del heavy metal en la primera mitad de su debut de 1982, Battle Hymns, que la mayoría de bandas en todas sus respectivas carreras. Cuero, tachuelas, melenas, riffs contundentes y títulos tan explícitos como Kings of Metal, Metal Warriors, Violence and Bloodshed o Hail and Kill daban una idea clara de qué hablaba y a qué sonaba la banda estadounidense. Me encantaba Manowar cuando era un quinceañero, y aun hoy escucho con una sonrisa en los labios sus primeros trabajos. Evidentemente, ni hace 25 años ni mucho menos hoy nadie se puede tomar demasiado en serio sus letras, canciones tan wagnerianas que te dan ganas de reclutar una horda de bárbaros e invadir el Imperio Romano, Polonia, Andorra, o lo que se ponga por delante. Pero su música me parece arrolladora, ideal para cuando a the quinqui in me le apetece escuchar algunas animaladas.

Y es que, a pesar de sus pintas de macho men (que, por cierto, dejaban muy en entredicho su heterosexualidad), algunos de sus temas son verdaderos hitos en la historia del metal. Para muestra, un botón: este Carry On, que en determinados momentos recuerda a los mejores Queen.