lunes, 24 de febrero de 2014

Curiosidades del mundo animal V

¿Se puede hacer heavy metal a cappella? Desde hace 8 años, los alemanes Van Canto responden sí (o casi que sí) a esta pregunta. Esta banda formada por cinco voces y un batería hacen lo que parece imposible: versionar a Metallica, Manowar, Black Sabbath o Nightwish sin más cuerdas que las vocales y, además, sonar bien. Llevan ya cinco álbumes en estudio, el último de los cuales, Dawn of the Brave (2014), vio la luz hace escasos días. Un trabajo que no está nada mal, por cierto, aunque es inevitable que se te escape alguna risilla al escuchar el The Final Countdown de Europe con los sintentizadores sustituidos por los falsetes de estos germanos.

En su afán divulgativo, la Wikipedia, en el apartado Miembros actuales, trata de etiquetar qué "instrumento" toca cada componente, con lo cual nos encontramos las siguientes perlas:
  • Stefan Schmidt : Voces "rakkatakka" bajas, voces "wahwah" para los solos de guitarra
  • Ross Thompson - Voces "rakkatakka" altas
  • Ingo Sterzinger (Ike) - Voces "dandan" bajas

Así que, aunque os consideréis unos negados con cualquier instrumento, ya no tenéis excusa para no montar vuestra propia banda de metal: si gozáis de unas buenas voces "rakkatakka", "wahwah" o "dandan", podéis animaros e intentar la versión española de Van Canto. ¿Cómo sonaría el Casi me mato de Barón Rojo sin guitarras ni bajo?


Otras curiosidades del mundo animal:
  1. Diablo Swing Orchestra
  2. Beatallica
  3. El Reno Renardo
  4. Hayseed Dixie

sábado, 15 de febrero de 2014

Asuntos pendientes


 La pasmosa facilidad con la que en estos tiempos de Internet es posible bajarse cualquier discografía hace difícil de creer lo complicado que era, hace 25 años, escuchar ciertos discos. La paga de un adolescente (al menos del que suscribe) no era para echar cohetes, así que sólo comprabas lo que estabas muy seguro que te iba a gustar. Luego podías grabarte en cinta lo que tus amigos te pasaban, pero como ellos también andaban caninos, su discoteca también era limitada, además de no coincidir siempre con tus querencias. Así que había LPs que tenían muy buena pinta, pero que al final no había manera de que llegaran a tus oídos, no digamos ya a la estantería de tu habitación.


Así que, resuelto a ocuparme de esos asuntos pendientes, desde hace unos meses intento recordar y hacerme con discos que me quedé con ganas de escuchar en mis años mozos, y tengo el iPod a rebosar de viejos clásicos del rock. Ahí están el primer y homónimo trabajo de Iron Maiden (1980), el Saints & Sinners (1982) de Whitesnake, el Keeper of the Seven Keys - Part II (1988) de Helloween e incluso el Nevermind (1991) de Nirvana, el cual nunca llegué a escuchar entero. Y ya puestos, y para completar el revival, también he incluido algunos de los primeros trabajos de otras bandas que me enloquecieron en aquella época, y cuyos inicios me pillaron demasiado joven. Así que por el reproductor también pululan el Toys in The Attic (1975) de Aerosmith, el Taken by Force (1977) de Scorpions o el Supertramp (1970) de Supertramp, una grupo cuya música nunca deja de sorprenderme.

Huelga decir que lo estoy pasando como un enano... La sensación de descubrir discos intemporales, ritmos que marcaron una época, sonidos que crearon escuela y que todavía hoy son 100% vigentes, no tiene precio. Y sobre todo, encontrar canciones que, si ahora que ya se ha inventado todo siguen siendo buenísimas, cómo debían ser entonces, cómo debían conmocionar a los jovenes de los 70 y 80, qué peso y qué calidad tenían para convertir a sus autores en leyendas.

Sinceramente, pienso que ahora se está haciendo buena música, en muchos casos a cargo de bandas que han mamado aquellos discos. Pero, y aunque suene a retrogrado, dudo mucho que los álbumes que hoy se publican, y que ahora disfrutamos, sigan teniendo de aquí 30 años la vigencia que tiene hoy el Back in Black (1980) de AC/DC, por poner un ejemplo. Y si no, al tiempo...

lunes, 3 de febrero de 2014

RockFM

Hace unos meses se estropeó el reproductor de cinta del radiocassette de mi coche. Este incidente, que en la era del MP3, el wi-fi y el bluetooth puede parecer una nimiedad, ha supuesto para mí un pequeño drama cotidiano. Y es que allí era donde conectaba mi iPod, usando una de esas cintas con un jack que convierten la señal del reproductor de MP3 para que puedan ser escuchadas en un reproductor de cassette. Y como mi antidiluviano automóvil no tiene cargador de CDs, ni mucho menos algún sistema inalámbrico de conexión, me he quedado con la radio como la única manera de escuchar música mientras conduzco, lo cual últimamente y por razones que no vienen al caso, tengo que hacer más a menudo de lo que me gustaría.

Ya despotriqué en un lejano post de 2007 de las emisoras nacionales de por aquel entonces, y hasta hace bien poco el panorama no había mejorado mucho. Así que, ahí me teníais, sentado al volante,  saltando de cadena en cadena, y pasando del reggaeton de Radio Merengue al flamenco-pop de RTT, y de los debates neoliberales de la COPE a las letanías de Radio María... Un panorama, vaya.




Pero un día, en mi fútil deambular por el dial, apareció una emisora de la cual no tenía noticia. Se trataba de RockFM, una radio que emite precisamente eso: rock. Huelga decir que se ha convertido en mi estación de referencia, y la escucho casi siempre que subo al coche, exceptuando alguna franja puntual en que busco noticias. ¡Qué gozada, volver a conducir escuchando a AC/DC o a Led Zeppelin! Y es que RockFM emite principalmente los temas más clásicos de las bandas más clásicas. Es imposible contar cuantas veces suenan Run to the Hills de Iron Maiden, Livin' on a Prayer de Bon Jovi, Sweet Child O'Mine de Guns n'Roses o Nothing Else Matters de Metallica... Esa es quizás una de las pegas que se le pueden encontrar a la emisora, que abusan de las canciones más conocidas de los grupos y dan poca cancha a temas menos trillados, lo cual para mí sería un acierto. Otro "pero" que le encuentro es que no hacen demasiado o ningún caso a los nuevos grupos de hard rock, como a los de la hornada escandinava o a gente como los irlandeses The Answer, los británicos The Darkness o los estadounidenses Foxy Shazam. Y por último, que de vez en cuando se les escapan algunos temas que yo no calificaría de rock, como el Sounds of Silence de Simon & Garfunkel, el Roxanne de The Police o el... bueno, o cualquiera de U2.

Pero en general, todo un soplo de aire fresco en el claustrofóbico espectro español. Y es que, como reza una de sus cuñas, han tenido que pasar 90 años desde la primera emisión radiofónica en España para que haya una emisora dedicada al rock. Esperemos que dure y que, puestos a soñar, sea la primera de muchas. Mientras tanto, Long Live Rock...FM