lunes, 29 de julio de 2013

Viejos secretos (3 de 3): Directo

En los últimos años de la década de los 80 y los primeros de los 90, todo grupo que se preciara lanzaba el inevitable disco en concierto como demostración de la consolidación de su carrera. Ahí estuvieron aquel Escuela de calor (1989) de Radio Futura, el ¡A por ellos!... que son pocos y cobardes (1989) de Loquillo y los Trogloditas, el Capturados vivos (1992) de La Frontera, o el álbum en vivo de Los Secretos, titulado simplemente Directo (1988).

Enrique Urquijo siempre renegó un poco de este trabajo, que fue grabado en un concierto matinal en la sala Sol de Madrid, dentro del espacio El Gran Musical de Los 40 Principales. Según él, las mañanas no eran el mejor momento del día de la banda, y eso se transmitió en el resultado final. Ciertamente, la calidad del sonido no era la mejor, y muchas voces e instrumentos tuvieron que regrabarse en postproducción. Pero eso no quita que Directo sea un álbum fantástico, con un repertorio acertadísimo, que le valió a Los Secretos su primer Disco de Oro, y la confirmación de la banda como una de las grandes del panorama español del momento.

La apertura es toda una declaración de intenciones: el disco lo inaugura No me imagino, la que fuera una simplona canción pop de sus primeros trabajos, convertida en un instrumental frenético a ritmo de rockabilly. Y es que este es el último LP de Los Secretos donde están 100% influenciados por sonidos country, southern y tex-mex (de hecho, incluye una versión de la ranchera Volver, volver). Además, colaboraciones de lujo como las de Joaquín Sabina, José María Granados o Javier Teixidor de Mermelada enriquecen el disco lo suficiente para que, a pesar de su larga duración (ni más ni menos que 24 cortes), no le sobre ni un tema. De hecho, se publicó como doble LP cuando apareció en vinilo, y se mantuvieron los dos CD al hacerlo en digital, a diferencia de otros dobles que perdieron canciones por el camino al editarse en compact (el Bienvenidos de Miguel Ríos, por ejemplo).

Para bien o para mal, los siguientes trabajos del grupo, empezando por La calle del olvido (1989), ya tuvieron un sonido más profesional y limpio, pero también más melódico, más alejado de las raíces norteamericanas, exceptuando algún tema esporádico. Así que la etapa más country de la banda se cerraba con este Directo. Broche de oro, eso sí, ya que Directo fue la puesta de largo de Los Secretos, un disco inolvidable repleto de temas que se convirtieron en clásicos. Y, por desgracia, su único trabajo publicado en vivo con Enrique al frente, a causa de su repentina muerte en 1999.

viernes, 19 de julio de 2013

Viejos secretos (2 de 3): Continuará

Sólo algunos de los incontables grupos surgidos durante la Movida llegaron "vivos" a la segunda mitad de los años 80. Bandas como Los Nikis, Glutamato Yeyé o Derribos Arias desaparecieron o perdieron el favor del público, mientras que otras, como Radio Futura o Los Secretos que hoy nos ocupan consiguieron sobrevivir a la criba, gracias a reinventarse y evolucionar a partir del pop simplón de sus primeros trabajos.

Tras un éxito considerable aunque no desmesurado de El primer cruce (1986), los madrileños optaron por seguir con el mismo tipo de influencias en su siguiente disco que, esta vez sí, era un LP, ya que 12 fantásticas canciones componen este Continuará (1987). Con él tampoco lograron un éxito arrollador ni se convirtieron en un grupo de masas como algunos de sus coetáneos, pero gracias a él reclutaron un buen puñado de incondicionales. Y es que en sus surcos se encuentran algunos de los temas más estremecedores de toda su carrera. En este álbum está, como apertura de la cara A, el inolvidable Buena chica, ese reencuentro con un ex-amor que acaba dedicándose a la prostitución. O la canción que inaugura la cara B, Siempre hay un precio, un desgarrador blues a la altura de clásicos de la banda como Quiero beber hasta perder el control. También incluye una versión de Por el túnel, de Joaquín Sabina, y por supuesto, en su andadura por los sonidos americanos, hay rock'n'roll en Sucedió al revés y Ella me dijo, aires mejicanos en No digas que no y rockabilly en el impresionante instrumental de infausto título Muslitos de pollo.

Lamentablemente, a pesar de la notable destreza de los músicos, cada vez más cómodos con el nuevo estilo adoptado, el sonido dejó mucho que desear, a causa de la inexperiencia de Enrique Urquijo, en ese momento erigido ya en líder indiscutible del grupo, y que insistió en llevar a cabo la producción. De hecho, pocos de los temas de este trabajo se han podido aprovechar para recopilatorios posteriores, o se han tenido que regrabar para poder incorporarlos. Pese a todo Continuará es un álbum soberbio que todavía hoy, más de 25 años después, y a pesar de su saborcillo casi de disco grabado en mono, sigue poniendo los pelos de punta.

sábado, 13 de julio de 2013

Viejos secretos (1 de 3): El primer cruce

Entre sus primeros discos y maquetas, con un pop muy a lo The Knack, y su etapa más melódica, iniciada con La Calle del Olvido (1988) y que perdura hasta hoy, Los Secretos tuvieron una época con un estilo y unas influencias del country y el southern que, vista con la perspectiva de los años, me parecen la mejor de una banda que, para mí, fue y es de culto.  Mientras hoy muchos se esfuerzan porque les cuelguen la etiqueta de Americana, hace más de cinco lustros el grupo madrileño parió tres discos (dos en estudio y uno en directo) que son una referencia en la música de tintes americanos Made in Spain. Nos ocuparemos de estos trabajos: hoy del primero, y en futuros posts de los otros dos.

El primer cruce (1986) fue la primera grabación que hicieron Los Secretos para el entonces nuevo sello independiente Twins. Se trata de un mini-LP de sólo seis canciones... ¡pero vaya seis canciones! La primera cara se abre con No me falles, una canción que empieza con un aire pop, pero que va creciendo y orientándose a sonidos más sureños gracias a la mano de Ramón Arroyo, para mí uno de los mejores guitarristas de este país. Además, la letra es marca de la casa: las frecuentes bajadas de Enrique Urquijo a los infiernos de la droga, sus historias de desamor, y su incapacidad para hallar una estabilidad emocional, protagonizan esta canción, y el resto, con esa habilidad que tenía el malogrado cantante para estrujarte el corazón.

El siguiente tema ya abraza de lleno la música americana: ritmos rockabillies para Cerrar los bares, otra historia de desamor donde destaca la batería de Steve Jordan en el corte más acelerado del disco. Y para cerrar la cara A, Sin dirección, el que fue primer sencillo, y que me llevó de cabeza a la tienda a comprar el disco en cuanto la escuché unas cuantas veces por la radio (¿cuándo fue la última vez me pasó eso?) 

La cara B no puede empezar mejor: puro rock'n'roll en el tema que da título al álbum, El primer cruce, con una instrumentación impecable (muy bueno el bajo de Nacho Lles aquí) y ese amor imposible a lo Romeo y Julieta. Y luego, un clásico no ya sólo de Los Secretos, sinó de todo el pop-rock español. Una ranchera capaz de estremecer las entrañas al más pintado, y que miles de jóvenes de mi generación hicimos nuestra cuando la chica de turno nos dejó (¿Te suena, Pep?): Quiero beber hasta perder el control.

Y como guinda del pastel, San José, un pedazo de instrumental donde Ramón Arroyo y Álvaro Urquijo vuelven a salirse con guitarras a dos voces, y con una cadencia que te transporta a tierras fronterizas. Eran tiempos de sonidos a lo Mark Knopfler y sus Dire Straits, y los madrileños supieron estar a la altura.

Una delicia de trabajo, pues, que como mini-LP se publicó sólo en vinilo, ya que en sus posteriores ediciones digitales se añadió como bonus al Continuará (1987), del cual nos ocuparemos en breve.