domingo, 30 de octubre de 2011

Los hijos de Fleetwood Mac

Algún día contaré en este blog lo que supusieron para mí Fleetwood Mac durante mi adolescencia, cuando compré casi todos sus discos y los escuché con una asiduidad y devoción rayanas a la obsesión. Además de revisar de vez en cuando algunos de esos discos, de aquella ya lejana época ha quedado el interesarme por lo que van publicando en solitario los miembros de la banda. Me gustó el directo del 2009 de la Mick Fleetwood Blues Band, también el In The Meantime (2004) de Christine McVie, tengo pendiente el In Your Dreams (2010) de Stevie Nicks... y estoy disfrutando de lo lindo el último disco de Lindsey Buckingham.

Desde el Say You Will (2003), el último álbum en estudio de la banda, Lindsey Buckingham no ha estado mano sobre mano: ha publicado tres buenísimos LPs, el último de ellos hace escasos meses. Seeds We Sow (2011) es una pequeña delicia, un trabajo muy personal, grabado, producido y arreglado por él mismo en el estudio de su casa. Diez temas propios más una versión de She Smiled Sweetly de Rolling Stones que me recuerdan en algunas ocasiones al Tusk (1979), uno de los mejores y más experimentales trabajos de Fleetwood Mac. Pero en estas "semillas que plantamos" todo tiene un estilo propio: la voz ahogada de Buckingham, sus arpegios hipnóticos, sus melodías inclasificables, los aires oníricos de When She Comes Down, los frenéticos de That's The Way The Love Goes o la combinación de ambos de Rock Away Blind.

No sé si Seeds We Sow es un disco apto para todos los oídos, o sólo para los de los que alguna vez fuimos fans de Fleetwood Mac (aquí abajo está el apartado Comentarios, por si queréis dar vuestra opinión). Lo que sí sé es que, entre tanto neo-soul y tanta americana, ha significado para mí un soplo de aire fresco de una originalidad y una calidad indiscutibles.


PD: El tío que grabó este concierto tiene un principio de Parkinson y un serio problema con las más básicas nociones del encuadre, pero el vídeo puede dar una idea del estilo de música que hace Lindsey Buckingham en Seeds We Sow.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Los 40 (4 de 8)

Seguimos...

Guns n' Roses, Apetite for Destruction (1987): Poco se puede decir de este disco que no se haya dicho ya, así que rememoraré mi experiencia personal: me lo dejó mi amigo Pere, y era el bueno, el de la portada que luego censuraron. Welcome to the Jungle me noqueó al instante, y escuché el disco hasta la saciedad, alucinando con cada tema. Recuerdo que poníamos una y otra vez Paradise City en una especie de jukebox de videoclips de un bareto llamado Carioca, pero al que nosotros llamábamos Sauna Tahoe, por el calor que hacía dentro y por la pinta de indio que tenía el dueño.

Lax'n'Busto, Lax'n'Busto (1991): El grupo de El Vendrell siempre fue uno de mis preferidos de los que surgieron en aquella movida que etiquetaron como Rock Català. Su segundo y homónimo disco tenía canciones pop, rock e incluso blues, pero también algún temazo más duro, como aquel impresionante Toc de plor. Y de hecho, bastantes años después, cuando su cantante y líder dejó la banda, se pasaron al hard rock clásico. Y así siguen.


Little Angels, Jam (1992): Un grupo británico que hacía un rock durillo pero sin estridencias. No descubrían la sopa de ajo ni eran los más duros de la clase, pero me gustaban (de hecho compré casi toda su discografía). Tengo que reconocer que años después he vuelto a escuchar sus discos, y me han parecido demasiado comerciales. Pero mira, por aquel entonces me entretuvieron, que es más de lo que algunos adalides del hard pueden decir.

Loquillo y los Trogloditas, ¡A por ellos!... que son pocos y cobardes (1989): En los 80, todo artista o grupo español que se preciara tenía que sacar un doble en directo: Miguel Ríos, Joaquín Sabina y Viceversa, Radio Futura, Los Secretos, Burning... y Loquillo y los Trogloditas, claro. El A por ellos... pilló a la banda del loco en la cima de su carrera, y era un fantástico repaso a sus mejores temas, con una fuerza y un feeling arrebatadores. Desde el Carne para Linda que lo abría hasta el Barcelona ciudad que lo cerraba, puro rock'n'roll de alto octanaje. Y es que, ¿quién podía resistirse a canciones como La mataré o Cadillac solitario, que se han convertido en parte de la historia de la música de este país?

M*Clan, Un buen momento (1995): Antes que Alejo Stivel les descubriera que para hacer pasta en España hay que hacer pop y no rock sureño, los M*Clan parieron un par de discos antológicos. El primero de ellos, este Un buen momento, una gozada de ópera prima, fue el que más me gustó. Luego, los murcianos perdieron la estrella y la vergüenza, echaron a Santi Campillo (o se fue él, no sé), y se dedicaron a música bastante más comercial y muchíííííísimo más aburrida. Fui a verlos en directo hace cosa de un año, y me largué del concierto a los 20 minutos. Una lástima, con lo que prometían estos chicos...

jueves, 13 de octubre de 2011

Sopa de Cabra en la Tarraco Arena


Tarraco Arena (Tarragona), 24 de septiembre de 2011. Cuando en 1986 la Ninyin's Mine Workers Union Band decidió cambiarse el nombre por Sopa de Cabra, inspirados por el disco Goats Head Soup (1973) de Rolling Stones, poco podrían imaginar sus componentes que al cabo de 25 años serían el grupo más importante que parió aquello que se etiquetó como Rock català. Pero así fue, y así sigue siendo. La prueba: tras 10 años de su disolución, el anunciado regreso de la banda a los escenarios para un único concierto de aniversario generó tal expectación que finalmente han sido siete los que han ofrecido, todos con el cartel de entradas agotadas: tres en el Palau Sant Jordi de Barcelona, uno en Tarragona, uno en Palma de Mallorca, y dos en su Girona natal.

Cuando se anunció que sólo habría un único concierto en Barcelona, no me planteé ir, ya que había visto a los Sopa en directo más de una docena de veces durante mis años mozos. Pero al saberse luego que también tocarían en mi ciudad, y animado por las buenas críticas que recibieron las tres noches del Palau Sant Jordi, decidí que sería una buena idea asistir al evento y recordar los buenos momentos que me regalaron los gerundenses hace más de 15 años.



Acierto total: el regreso de Sopa de Cabra a Tarragona tuvo todos los ingredientes para encandilar al más reticente, no digamos ya a los que fuimos fans de la banda en su época dorada. Revisión de todos los grandes éxitos, desde los de los primeros álbumes hasta los últimos. Gerard Quintana cantando fantasticamente bien. Los músicos inspiradísimos. Emotivas referencias al fallecido Ninyin, uno de los miembros fundadores. Momentos de reivindicación nacional. Mensajes antibelicistas. Críticas a los políticos. Alguna que otra sorpresa (recuperar los temas Ninyin's Mine y Blujins Rock, que sólo tocaban en sus primeros directos)... En total, dos horas y media gloriosas, coronadas por dos himnos de la banda en particular y de la música en catalán en general, L'Empordà y Podré tornar enrera, coreados por todas las voces de un público entregado y extasiado.

A nivel personal, además de pasarlo en grande, me emocioné con Mala sang, una canción sin estribillo pero para mí una de las mejores del grupo (y no soy el único). Eché de menos el Rock'n'roll de Led Zeppelin (que sí tocaron en Barcelona). Y me chirrió un poco la versión reggae de Si et quedes amb mi. Pero en fin, una gozada, una delicia de retorno, una noche para recordar.

jueves, 6 de octubre de 2011

Los 40 (3 de 8)


Tercer asalto al revival, cinco discos más que durante mi juventud escuchaba a todo volumen hasta que se me caían las orejas.



Coverdale - Page, Coverdale - Page (1993): Madre mía, vaya discazo que se marcaron dos de los más grandes de la Historia del Rock (últimamente no paro de reivindicar a Coverdale, y de Page no hace falta hablar). Hace poco lo recuperé gracias un post de Rockland, y me pareció aún mejor que cuando lo escuchaba a principios de los 90.


Deep Purple, Perfect Strangers (1984): Nunca fui un gran seguidor de Deep Purple, pero recuerdo que este álbum me lo dejaron en cinta original, hice la correspondiente "copia de seguridad", y lo escuché infinitas veces. Luego, supongo que porque no encontré a nadie que me dejara más discos de la banda inglesa, no seguí investigando en su discografía. ¡Ay, si hubiera existido la Internete por aquel entonces!



Dream Theater, Images and Words (1992): Otro disco que escuché docenas de veces, hasta encontrarme sus melodías, sus cambios de ritmo y sus solos tatuados en el cerebro. Me pareció un disco sorprendente, y en este caso sí pude profundizar en la discografía de los DT. El resto de discos estaban bien pero, para mí, nada comparado con este Images and Words.



Extremoduro, Agila (1996)
: Aún a riesgo de ser poco original, para mí, el mejor disco de Extremoduro. Robe hacía tiempo que había demostrado que ya no era el punky amateur de sus inicios, sino uno de los grandes del rock nacional. Y con este disco, que fue un exitazo, lo acabó de corroborar. Buscando una luna, Prometeo, Sucede... ¡Joder, es que no hay una canción mala!



Gun, Taking on The World (1989): Un gran álbum de debut de esta banda escocesa, que parecían beber de U2, pero que tras unas escuchas te dabas cuenta que eran otra cosa (por suerte, ya que no soporto a Bono & Co.). Sin hacer un rock excesivamente duro, tenían temas guitarreros y buenas melodías, como la de uno de los temas que les dio fama: Inside Out. Luego les perdí la pista, no sé si por suerte o por desgracia.