Echando la vista atrás, hacia este 2006 que acaba de expirar, decido que el gran descubrimiento musical del año ha sido The Dirty Dozen Brass Band. Muchos dirán que a buenas horas, ya que la banda en cuestión se formó hace la friolera de 32 años, es decir, en 1975. Pero no era yo demasiado proclive al dixie, hasta que descubrí ese pedazo de disco que es Funeral for a Friend.
A la Dirty Dozen se les murió Anthony “Tuba Fats” Lacen, uno de los fundadores de la banda, y decidieron hacer un álbum homenaje, siguiendo la estructura típica de un funeral de Nueva Orleans. Y el resultado no puede ser mejor: escuchando el disco, uno puede casi visualizar las diferentes fases del entierro: la triste melancolía de la parade inicial (con el tema Just a Closer Walk With Thee, que se acelera para dar lugar a la explosión musical que eran los entierros de antaño en la desembocadura del Mississippi), los espirituales de la ceremonia (con una escalofriante versión del I’ll Fly Away), el parlamento del sacerdote (John the Revelator, claro)… El día que me muera (toco madera), yo quiero un funeral como éste.
En definitiva, el disco más visual que he escuchado, y que me ha aficionado al dixie en general, y me ha convertido en acólito incondicional de estos chavalitos que son la Dirty Dozen. Amén.
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