Mi disco del año
No soy muy dado a confeccionar las típicas listas con los
mejores discos del año: entre otras cosas, porque ando algo desconectado de
las novedades discográficas, sobre todo de grupos nuevos o que no conozco.
Además, por lo que he leído por ahí, me temo que este año no se han publicado álbumes
especialmente buenos, así que aunque estuviera al día de la mayoría de los
lanzamientos, me temo que me hubiera sido difícil elegir un TOP 20, o un TOP 10, o siquiera un TOP 5.
De todos modos, sí me ha apetecido escoger el que ha sido
para mí el mejor trabajo de 2016, o al menos el que más me ha entretenido. Y el
disco de rock que más me ha gustado
ha sido la cuarta entrega de los fineses Reckless
Love: InVader (2016).
Está claro que no pasará a la historia como un
imprescindible del metal, pero es un álbum muy divertido, fantásticamente
interpretado y producido, y sobre todo (y quizás es eso lo que más me ha
gustado), muy variado: InVader toca
varios palos no sólo del hair-rock de
los 80 que caracteriza a la banda (We Are
The Weekend, Bullettime…), sino
también de otros estilos más noventeros pero igual de potentes (Hands, Pretty Boy Swagger…). Además de un par de temas bastante poppies y de tintes electrónicos (Child of the Sun y Scandinavian Girls) que en las primeras escuchas suenan casi hasta
ridículos, pero que con el tiempo me han enganchado y disfruto enormemente.
Eso sí, como tema estrella me sigo quedando con el que fue
su primer sencillo: Monster, que me parece genial, y que pudiera haber
firmado perfectamente el Alice Cooper
de Trash (1989) y Hey Stoopid (1991).