Vine del norte
Las prisas y los preparativos de última hora hicieron que en julio dejara el blog despidiéndome a la francesa y sin siquiera colgar el cartel de Cerrado por Vacaciones.
Pero ya estoy de regreso a la pura realidad, dispuesto a empezar el
curso dando la vara, como es habitual.
Este año estuvimos por tierras
nórdicas: un periplo de 25 días por Estocolmo, Örebro, Göteborg, Malmö y
Copenague. Unas ciudades preciosas y unas sociedades que, al menos a
ojos del turista ocasional, son tan modélicas como imagina antes de
visitarlas. Calles ordenadas y limpias, ausencia de grafitis y pintadas,
parques increíbles, transporte público eficaz, buenas infraestructuras,
sensación total de seguridad, pobreza prácticamente inexistente... Como
todo el mundo, tendrán sus problemas y miserias, pero para los foráneos
que estamos de paso, la impresión es inmejorable. Como comentaba con un
malagueño que conocí en Christiania, la sensación que da es que, por
esos lares, los impuestos van donde tienen que ir, y no al bolsillo del
corrupto de turno.
Suecia y Dinamarca, además, me traen a la mente inmediatamente varios grupos y artistas que me gustan: Backyard Babies, Hardcore Superstar, White Flame, Diablo Swing Orchestra, D.A.D., Lisa Ekdahl... ¿A cuántos de ellos he visto en directo aprovechando la escapada? ¡A ninguno! Es lo que tiene viajar con bebé, que a las 8 de la tarde toca recogerse en el apartamento, así que ya ni me molesté en comprobar si mi estancia coincidía con algún concierto interesante. Y por supuesto, mantuve una distancia más que prudencial con el museo que hay en Estocolmo dedicado a ABBA (yo que pensaba que la tortura estaba prohibida en estos países...), así que pocas referencias musicales tendrá este post aparte de su título. Venga, una corona sueca (unos 13 céntimos al cambio) para el primero que adivine de quién es la canción Vine del norte sin usar Google.
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