martes, 6 de marzo de 2007

Tocar de corazón

Hace años leí una entrevista a Stevie Ray Vaughan en una revista para guitarristas. Lo pillaron al final de un concierto y, el entrevistador, probablemente músico profesional, le dijo a Stevie que había alucinado con la progresión de acordes cojonudos que había improvisado al final del tema tal, que tensionaban con la treceaba mayor de todos los santos. Yo, por supuesto, no entendí nada, como es habitual cuando intento introducirme en temas harmónicos.

La respuesta de Stevie me encantó:

"Muchacho, no sé de qué narices me estás hablando. Yo sólo toco lo que a mí me suena bien."

Pensar que se puede tocar así desde dentro, sin análisis intelectuales de la música, con el pulso, me inspira mucho. Para hacerlo, la música debe ser tu vida, debes beber de ella desde que eres un pequeñajo, y no basta con ello, debes ser uno de los pocos elegidos. Pero me encanta que, a pesar de la racionalidad absurda que parece que nos embarga (sólo hace falta que encendáis la TV), algo así salga del corazón.

Y me gusta pensar que no hace falta ser uno de los elegidos para disfrutar de ellos. Todos podemos disfrutar de este pedazo de blues, sin saber ni una sola nota de solfeo. Me gusta ese aspecto universal de la música.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajjaa que respuesta tan grande. Es probable que si que supiera en verdad de lo que le hablaba, pero no deja de ser puramente romántico. Supongo que el análisis intelectual lo ponen los teóricos, casi siempre a posteriori...

de verdad me ha encantado su respuesta.

David dijo...

Sí, no podemos saber si realmente sabía de lo que le hablaban, o para él la música era pura intuición, pero en todo caso, que bonito es imaginar que hay gente que no necesita estudiar nada teórico, que tiene el oído, los dedos y el corazón suficiente como para parir lo que este hombre parió, sin un análisis intelectual.

Pero vaya un fuera de serie....