La resurreción de Los Toreros Muertos
Sala Zero (Tarragona), 14 de diciembre de 2013. Fue toda una sorpresa descubrir que los míticos Toreros Muertos
volvían a los escenarios, y otra aún mayor que su gira de regreso
recalaba en Tarragona. Como ese día ya había quedado con mi amigo Jordi
para ir a un concierto de un grupo local, precisamente en la misma sala,
y que por razones obvias se anuló, decidimos asistir al evento. Hay que
reconocer que nunca fuimos unos grandes seguidores suyos: ni siquiera
en sus mejores tiempos la banda de
Pablo Carbonell fue un grupo que arrastrara multitudes. Pero tenían la extraña virtud de divertir por
igual a pijos, punks, heavies, rockers o mods. Así que buscando precisamente eso, diversión, nos dejamos caer en la Sala Zero.
Sus compañeros tampoco no le iban demasiado a la zaga,
con el guitarra ataviado con traje, corbata, el típico gorro ruso, y
tutú. Por cierto, musicalmente la banda sonó potente. Las columnas del
recinto temblaban con la batería, el volumen era desmesurado, tanto que
el propio Carbonell reconocía que ni él mismo se oía. Pero, sin ser unos
virtuosos, el sonido en general era considerablemente mejor que el de
sus discos en estudio. Sigue esa mezcla pegadiza de pop, punk, rock y ska, pero la necesaria actualización de las enlatadas producciones de los 80 funciona a las mil maravillas.

















































