Cruzamos el ecuador de la lista de 40 discos de
rock y
hard rock que marcaron mis años de juventud y lozanía:
Manowar, Fighting the World (1987):
Carátulas con guerreros recortando un cielo de fuego, chalecos de
cuero, melenas al viento, guitarras desgarradoras, sonidos de espadas
chocando, canciones con títulos como
Violence and Bloodshed...
Imposible no impresionar a un adolescente fan de los comics de Conan el
Bárbaro. Éste era y es mi disco preferido de
Manowar, sobre todo por un
temazo que aún hoy me parece perfecto:
Carry On.
Meat Loaf, Bat Out of Hell (1977): Otro disco de épica portada, esta vez a cargo del aerógrafo del maestro Richard Corben. Llegué al primer
Bat Out of Hell
investigando tras comprarme el segundo volumen de la saga, y me pareció
de lo mejorcito que había escuchado nunca. Toda una ópera
rock,
un disco histórico que marcó una era, una obra magna y magnífica que
recupero de vez en cuando, y que siempre me parece única e irrepetible.
Megadeth, Youthanasia (1994): Nunca fuí una gran seguidor de la banda de Dave Mustaine, pero este álbum me atrapó. La linea de bajo de
Family Tree
me parece fabulosa, sobre todo sonando por los altavoces del coche
hasta hacer temblar la carrocería. Pero en general todos los temas me
parecen fantásticos:
Addicted to Chaos,
A Tout Le Monde,
Elysian Fields...
Me gustó tanto el disco que fui a verlos a Barcelona en directo, y me
aburrí un poco al sólo conocer los temas del que entonces era su último
trabajo.
Miguel Ríos, Rock & Ríos (1982): Si la vida
fueran los gustos musicales de cada uno, la mía empezaría con este disco.
O con estas cintas, mejor dicho, ya que lo tenía en dos cassettes que
todavía conservo. Hasta los 10 años yo escuchaba lo que por aquel
entonces escuchaban la mayoría de niños: Parchís, Enrique y Ana, y ese
tipo de cosas. Y entonces llegó, no tengo ni idea de cómo, el
Rock &
Ríos a casa, y quedé completamente conmocionado. Lo ponía sin parar
en un reproductor de cassette de un sólo altavoz, con una devoción como
la que sólo un niño puede profesar. Miguel Ríos marcó un antes y un después en la
historia de la música en España, y en la mía personal.
Mötley Crüe, Girls Girls Girls (1987): Ya hablé de este disco en
un post ya lejano. Aunque me gustaban todos los discos de estos reyes del
sleaze,
he elegido éste de 1987 por ser el primero que escuché de ellos.
Además, le daban título las tres cosas que más nos obsesionaban a los 15
años (y a los 16, y a los 17...).