lunes, 21 de septiembre de 2009

Boris Vian

A veces me pasa que un escritor me persigue. Me ocurrió con Bukowski, años ha: de no haber oído nunca hablar de él pasé a encontrarlo por todas partes: en revistas, en novelas de otros autores, en canciones de Quique González... Así que tuve que leer algo del maldito escritor maldito... y flipé con él, claro.

Hace unos meses me pasó lo mismo con Boris Vian: era un perfecto desconocido para mí, y de repente Andy Chango le dedicaba un disco de versiones, lo rescataban en programas de televisión, le dedicaban artículos en las pàginas de cultura de los periódicos... (todo ello, a causa del 40 aniversario de su muerte). Así que tuve que escuchar el mencionado disco de Andy Chango (muy divertido, por cierto). Y este verano leí una de sus novelas más famosas, La espuma de los días. He de decir que me fascinó. El universo que crea el músico/escritor francés, tan cínico como surrealista, me atrapó. Además, fué curioso encontrar entre sus páginas, el pianocktail, el esperpéntico invento que ilustra la portada del disco de Andy Chango:

- ¿Tomas un aperitivo? -propuso Colin-. El pianocktail está terminado, puedes probarlo si quieres (...). Hago que a cada nota le corresponda un alcohol, un licor o un aroma. El pedal corresponde al huevo batido y la sordina al hielo. Para la soda, basta con un trino en el registro agudo. Las cantidades están en razón directa a la duración: una semifusa equivale a un dieciseisavo de unidad, una negra a una unidad, una redonda a cuatro veces la unidad (...).

-Me voy a hacer uno con Loveless Love -dijo Chick-. Tiene que ser perfecto.

En fin, que ya tengo en mi mesita de noche otra obra del genial autor, en este caso un thriller (Con las mujeres no hay manera), y más que caerán.

Por cierto, su muerte fue tan surrealista que podría haber salido de las páginas de uno de sus libros. El 23 de junio de 1959, Boris Vian asistía, de incógnito y disfrazado, al estreno de la versión cinematográfica de su Escupiré sobre vuestras tumbas. Se había enfrentado a los productores por la adaptación, denunciado la película públicamente, y pedido que borrasen su nombre de los créditos. Minutos después de iniciarse la proyección, se hundía en su butaca, y moría de un ataque al corazón de camino al hospital.

1 comentario:

Olvido A, dijo...

Y además era músico de jazz :)
Besos enormes