The Quireboys en la Sala Toman
El bolo empezó con el tema que da título a su último trabajo, Twisted Love (2016), pero como no podía ser de otra manera, cayeron varias canciones de su trabajo más celebrado, A Bit of What You Fancy (1990). Nada que objetar: es un disco que amo tanto, que estaría en la gloria si decidieran tocarlo de cabo a rabo. Pero había que dejar espacio para otras joyitas de su prolífica carrera, así que también sonaron clásicos como This is Rock’n’Roll, Mona Lisa Smile o Tramps and Thieves, de su fantástico Bitter Sweet and Twisted (1993), un álbum a reivindicar, ya que no tuvo el éxito que merecía por la irrupción del grunge en la escena rocanrolera mundial.
Spike, como siempre, el frontman perfecto, gracias a esa pinta de corsario inglés, esos contoneos y esa entrega sobre el escenario, y ese sentido del humor irresistible. Y la banda, impecable, pese a que el sonido y la acústica de la sala no eran los mejores del mundo.
Así que la hora y media de rock y diversión pasó como una exhalación, y nos dejó a todos encandilados, tanto a los que conocíamos la discografía de los Quireboys como a los neófitos que, siguiendo mis efusivos consejos, se dejaron arrastrar a lo que les garanticé que sería un gran concierto de rock’n’roll.
Y como guinda, el tercer lujazo de la noche: cuando la sala ya se había empezado a vaciar, los componentes del grupo salieron a tomarse algo a la barra, y tuvimos la oportunidad de intercambiar algunas palabras con ellos y hacernos fotos. Así que David y yo nos fotografiamos con un sonriente Spike. Yo le felicité por el concierto: “Great gig!”. Y David, sorprendido por su energía en el escenario, le soltó “You are in a very good shape!”, a lo que Spike respondió: “For my age?”.
1 comentario:
Bolo imprescindible. Y una de dos: o me faltaron bises o se me hizo corto (probablemente lo último)
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