sábado, 20 de agosto de 2011

The Sixty One

Han pasado ya unos cuantos años desde el advenimiento de la web 2.o, estamos inmersos en una vorágine de redes sociales, y debo confesar que aún no sé con qué propósito usarlas. No sé si las necesito de verdad, pero es cierto también que me siento pequeño y sólo si no participo del fenómeno. Y ahí estoy, poniendo alguna gilipollez en Facebook de tanto en tanto, y dándome cuenta al hacerlo de que estoy condenado al fracaso, porque es imposible hablar en el mismo tono y a la vez con mis compañeros de juergas y con mi profesor de física de primero de carrera, cuyo rostro aparece en la misma lista que ellos.

Hace unos días he empezado a probar Google+, el cual me ha gustado bastante porque ataca precisamente este problema, y lo resuelve bastante bien con el sistema de Círculos: el poder seleccionar fácilmente a quién va dedicado tu mensaje, y controlar con efectividad la visibilidad de tus comentarios.

Pero en ninguna de las dos he encontrado algo que llevo años buscando: un buen site para descubrir música, un lugar diario al que acudir para encontrar alimento para mis oídos, gasolina para la radio del coche, álbumes fantásticos para mis auriculares.

Hoy he descubierto un sitio diferente, The Sixty One, y aunque aún es pronto para empezar a exagerar sus virtudes, la idea me ha fascinado.


Empezamos bien: inspirándose en la Ruta 61 para el nombre (sí, otra fantástica vía que podríamos incluir en el mítico viaje que haremos con Rafa algún día), tan sólo conectarnos a The Sixty One la música empezará a sonar, presentándonos temas de artistas por descubrir y de otros más que descubiertos, con los que podemos interaccionar con los controles habituales (love, comment, share, download).

Hasta aquí, nada nuevo. La gracia está en que, bajo la aparente sencillez de una radio online más, se esconde un sistema de reputación que permite, según la popularidad que alcancen las canciones que has respaldado, que vayas escalando niveles y mejorando en la comunidad, de forma que puedes llegar a convertirte finalmente en un reputado gurú de la recomendación (el sueño mojado de todos los freaks musicales).

En el fondo se trata de un juego. Es una aventura musical de descubrimiento, con interacción social, y donde el site te va guiando para ir evolucionando conforme vas escuchando y valorando la música.

Estoy en el proceso de encontrarle el tranquillo aún, pero de momento, divertido lo es un rato. Y, por cierto, técnicamente es una maravilla. La experiencia de usuario es importante.


El único problema es que, desgraciadamente, debo ser yo, pero por mucho que intento ser moderno, no lo consigo, no consigo dejarme atrapar por el indie, cualquier cosa que signifique la palabra de marras. Por mucho que intento escapar de mi rock de toda la vida, del que a veces necesito un respiro, no puedo encontrar aire fresco (aparte del jazz, pero eso ya son palabras mayores). Quizás lo que encuentro es aire demasiado fresco, demasiado lejos del punto en el que estoy, demasiado comercial o demasiado alternativo. En todo caso, sigo a la caza y captura.

Nos vemos en The Sixty One!

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