domingo, 31 de julio de 2011

Despegamos

Ha llegado el día. Hoy empiezo oficialmente las vacaciones, y por tanto la escapadita anual. En un rato subiremos a un tren que nos llevará al aeropuerto, donde cogeremos un avión que al cabo de dos horas nos dejará en otro aeropuerto, donde embarcaremos en otro avión que tras más de 12 horas aterrizará en una ciudad remota, donde otro vuelo de tres horas más nos dejará allí donde Cristo perdió la alpargata. Y todo, para dormir en un hotel al lado del último aeropuerto y a la mañana siguiente volar a otra ciudad, que ésa sí que hasta hace cuatro días no la había oído nombrar en mi vida. Pero es lo que tiene la aventura, que la puedes encontrar a la vuelta de la esquina, pero algunos masocas nos empeñamos en cruzar medio mundo para ir en su búsqueda.

Durante mi ausencia, espero que la Calle del Bourbon no quede desierta. Lo que es un servidor, no volverá a escribir hasta la vuelta del periplo. Pero quizás, desde su retiro espiritual, las expertas a la par que esquivas manos de David tienen a bien publicar algún que otro post. Me prometió que se haría cargo del blog durante mis huídas, así que confiemos que cumpla su palabra y suba la graduación de Bourbon Street Online con alguna de sus recomendaciones. Aunque no pongo la mano en el fuego: también me prometió que un día cruzaríamos los USA de costa a costa, saltando de concierto en concierto, y el sombrero de cowboy que compré para la ocasión se me está apolillando en el armario.

En fin, sea como fuere, aprovecho la ocasión para desearos un feliz verano a todos los viandantes de este vuestro blog, y nos leemos a la vuelta.

PD: Anouk tiene nueva web en español y ha sacado nuevo disco, To Get Her Together (2011), el cual me llevo en el iPod. En la primera escucha me ha parecido de lo más raro, aun no sé muy bien qué opinar, pero el primer single me gusta. Os dejo el vídeo, bastante macabro, por cierto.



martes, 26 de julio de 2011

(Per)versiones veraniegas

Vale, sé que por escribir este post arderé en el infierno del rock'n'roll, donde por el hilo musical suenan ininterrumpidamente los grandes éxitos de Whitney Houston mientras Jimi Hendrix te clava bajo las uñas astillas de su guitarra destrozada, y Freddy Mercury te mira de forma libidinosa. Pero bueno, vamos a ello...

Por lo que preveo, estas vacaciones que tengo ya al alcance de los dedos van a ser de mucha playa, mucho tueste al sol y mucho buceo en aguas límpidas (y si para pagarlo luego nos tenemos que quitar de comer, pues todos a dieta y que nos quiten lo bailao). Así que estoy cargando el iPod con, entre otras cosas, algunos discos de The Río Series y The NYC Series, ideales para escucharlos tumbado a la bartola y con un daiquiri en la mano.

Para los que no conozcáis estas colecciones, deciros que The Río Series son discos de versiones de mitos del rock, el pop y el reggae, interpretados en clave de electro-bossa por artistas que no los conoce ni su padre (intentad buscarlos en Google), pero que suenan de lo más fresco. Los títulos evidencian a qué músico o banda se pasa por la batidora de la música brasileña: que yo sepa, hasta la fecha hay publicados Bossa n' Stones (vol. 1 y 2), Bossa n' Marley, Bossa n' Roses, Bossa n' Ramones y Bossa n' Madonna, además de algún que otro recopilatorio.

De la misma discográfica, y con el mismo estilo de carátulas (que sólo por ellas ya vale la pena tenerla en el iPod), está la colección The NYC Series, compuesta por Jazz and '70s, Jazz and '80s (vol. 1, 2 y 3) y Jazz and '90s. Como ya habréis adivinado, versiones de clásicos del pop y el rock de la década correspondiente, pero esta vez en clave de smooth jazz. Y así, tenemos barbaridades como Smoke on The Water y Stairway to Heaven (en el disco de los '70), Should I Stay Or Should I go y Jump (en los de los '80), y Smells Like Teen Spirit (en el de los '90), interpretadas por bandas con nombres tan explícitos como The Cooltrane Quartet (¿lo pilláis?) o Jazzistics.

En definitiva, escuchar un disco de cualquiera de las dos colecciones supone una herejía tal que no te redimes ni tragándonte enteritas las original recordings de Robert Johnson. Pero mira, ser purista tampoco es una de mis virtudes, y de vez en cuando me apetece echarme a las orejas tamañas (per)versiones. Si acaso, luego ya me fustigo un poco, o me pongo un cilicio debajo del tanga.





domingo, 17 de julio de 2011

Mi canción del verano 2011

Viernes. 14.00 horas. Inserto la tarjeta, y suena el pitido liberador de la máquina de fichar. Entro en el coche, salgo disparado, aparco más mal que bien y subo a casa. Me enfundo mi camiseta de Give War a Rest, unas bermudas y las chanclas que me regaló MJ. Me saco las gafas, me pongo la lentilla en el ojo miope-astigmático, y me calzo las Ray-Ban nuevas. Agarro la toalla, vuelvo a bajar al garage y a subir el coche. Conecto el iPod al radio-cassette y rebusco mi particular canción del verano 2011, ese rock'n'roll con toques surf, buenísimos solos de guitarra y algún redoble de batería que quita el sentío, de temática y ritmo ideales para ir a la playa, donde me dirijo a comer un arroz negro, y luego a tumbarme a la bartola.

Artist: Brad Paisley. Album: This Is Country Music (2011). Corte número 6: Working on a Tan.

Subo el volumen, le doy al play... y arranco.





Mis anteriores canciones del verano:

sábado, 9 de julio de 2011

Fidelidad renovada

Barry se mete la mano en el bolsillo de la chupa, saca una cinta, la pone en la platina y sube el volumen de un golpe. En cuestión de segundos, la tienda tiembla al ritmo de la línea de bajo de "Walking on Sunshine", de Katrina and the Waves. Estamos en pleno mes de febrero, hace frío, posiblemente va a llover. Laura se ha ido. No tengo ningunas ganas de oír "Walking on Sunshine". No sé por qué, pero está claro que no encaja con mi estado de ánimo.

Acabo de terminar Alta fidelidad (1995), de Nick Hornby. Me encantó cuando lo leí por primera vez, hace unos 12 años, y tenía curiosidad por saber si el recuerdo tan bueno que tenía de él era merecido. Además, mis últimas lecturas no habían sido del todo satisfactorias (eufemismo), y tenía ganas de empezar el verano asegurando el tiro, con algo ligero que me dejara buen sabor de boca.

Imagínate: ahí de pie con Barry y con Dick, éste con su camiseta de los Lemonheads, escuchamos una versión de Peter Frampton y se me escapan las lágrimas. ¡Peter Frampton, joder! "Show Me the Way!" ¡Qué horterada! ¡Y aquella especie de bolsa en la que soplaba, de modo que la guitarra le sonaba como la voz del Pato Donald! (...) Ya comprendo que estaba necesitadísimo de algún síntoma que me indicase el tremendo trauma sufrido por los últimos acontecimientos, coño, pero no había por qué llegar a estos extremos, digo yo. ¿No podía haberse conformado Dios con algo igual de horroroso, pero al menos tolerable, como un viejo éxito de Diana Ross o incluso un tema de Elton John?

He vuelto a pasarlo en grande con las desventuras y divagaciones de Rob Fleming, el protagonista, y con las listas de la troupe de la tienda de discos Championship Vynyl.

Odiamos a los Simple Minds. Estuvieron en el número uno de nuestros "primeros cinco grupos o artistas que habrá que matar a tiros cuando llegue la revolución musical". (Michael Bolton, U2, Bryan Adams y, sorpresa, sorpresa, Genesis, que se colaron por los pelos en quinto lugar. Barry también quiso matar a tiros a los Beatles, pero le señalé de pasada que eso ya lo había hecho otro.)

Además, gracias a Spotify, YouTube, GoEar y otras webs que ni se intuían cuando leí por primera vez el libro, he podido saber como suena la música a la que se hace referencia a lo largo y ancho de la novela, como los mejores discos de la historia del pop para Fleming (tras muchos cambios y llamadas a la entrevistadora que le propone confeccionar el rànquing):

-Muy bien, ahí va. Mis cinco discos preferidos, de una vez por todas. El número uno, "Let's Get It On", de Marvin Gaye. El dos, "This Is The House That Jack Built", de Aretha Franklin. El tres, "Back in the USA", de Chuck Berry. El cuatro, "White Man In The Hammersmith Palais", de los Clash. El cinco, aunque no menos importante que los anteriores, je, je, "So Tired of Being Alone", de Al Green.


En fin, una gozada de lectura, que soporta divinamente el paso de los años, y que es ya un clásico del siglo XX, sobre todo para los melómanos.



sábado, 2 de julio de 2011

Extremo puro

Definitivamente, a Robe Iniesta se le ha olvidado hacer discos malos. Y eso que, en su último trabajo, parece que lo intenta. Una portada digna de un cassette de gasolinera. Un título nada halagüeño. Sólo 6 canciones. La más corta de 5.43 minutos, un par que superan los ocho. Un tango. La típica balada llamada Si te vas... Un cierre con el sobado nombre de Calle Esperanza s/n (¿Fusión de Calle Melancolía y Próxima estación: Esperanza?)...

Y sin embargo, Material defectuoso (2011) es un disco cojonudo. Tal vez un poco más blando que los anteriores, tal vez sin sorpresas destacables... Pero cada uno de los temas está cuidadísimo, lleno de sentimiento, de bajadas y subidones, y con el inconfundible estilo Extremoduro. Es difícil destacar uno sobre los otros, aunque cabe hacer mención especial al primer single, Tango suicida, por la poco habitual y curiosa inspiración en la música argentina que le da nombre. Pero, en fin, todas las canciones tienen su encanto, su fuerza, su alma, y todas harán las delicias de los seguidores de la banda extremeña, que son legión. Por eso, sin ser música comercial, sin hacer promoción y sin videoclíps, el disco ha estado varias semanas encabezando las listas de ventas. ¿Al alcance de cuántos artistas españoles con más de 20 años de carrera a sus espaldas está tamaña proeza? Así, a bote pronto, se me ocurre Sabina... y nadie más.