sábado, 12 de abril de 2008

Copyright

Hace unos 9 años me apunté a un curso de técnicas de redacción en el que aprendimos a redactar y mejorar nuestros currícula, cartas de reclamación, anuncios por palabras e incluso cuentos. Y la semana pasada recibí un mail de la que fue la profesora, comentándome que haciendo limpieza de papeles había encontrado uno de mis cuentos, y me preguntaba si podía enviarle ése u otros de mis relatos para publicar alguno en una revista local de su ciudad.

Así que empecé a rebuscar entre las decenas de historias cortas que escribí por esa época, para enviarle una selección de los más dignos (o los menos bochornosos), y ya que estaba pensé que publicaría los relacionados con la música en este Bourbon Street Online. Y es curioso, porque he encontrado varios de temática futurista, humorística, histórica, sobre la niñez, sobre la vejez, sobre las miserias humanas, sobre las alegrías... pero uno, y sólo uno, de inspiración ligeramente musical (titulado Eteri). Parece que aunque me apasionaba la música, en mis años de cuentista inédito era incapaz de escribir sobre ella. Cuanta razón tenía el gran Zappa cuando decía que escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura.

En fin, de momento dejo aquí un microcuento (que escribí en el 2000) de temática nada musical, y cuando tenga un rato traduzco Eteri al castellano y lo cuelgo.


Copyright

Desde que las entradas empezaron a hurgar en su cabellera había estado planteándose raparse al cero. Pero no fue hasta los 29 años, cuando la alopecia insolente le había desnudado ya buena parte de la cabeza, que tomó la drástica decisión de deshacerse del cabello que le quedaba.


Lo primero que le hizo recelar de que algo no iba bien fue la cara de sorpresa del peluquero que le pasaba la "moto", reflejada en el espejo de la barbería. Aún así, la conocida capacidad de confusión de las imágenes reflejadas le alejó, temporalmente, la mosca de detrás de la oreja.

Pero al llegar a casa, el espíritu todavía suspicaz lo llevó derecho al baño, a examinarse la rapada. La evidencia le produjo un vértigo que le obligó a agarrarse al lavabo para no caerse: justo allí, donde la nuca conecta con la base del cráneo, se podía leer bien claro: © IBM, 1971

3 comentarios:

Olvido A. dijo...

Qué tremendo, querido. Al hilo de este post tuyo y rescatando una vieja idea, a ver si nos encontramos un día en un email y hablamos. Me gustaría que pariéramos juntos un proyecto cuentista...

Un beso, más admirador si cabe

Anónimo dijo...

Oh, micro cuentos. Éste es fantástico, del género fantástico, se entiende. Hace tiempo que no escribo cuentos...me sale mucho más fácil escribir o fabular sobre música.

Saludos

Jo mateixa dijo...

Genial.
Espero que aquest sigui el primer que llegeixo de una llaaaaaarga llista de contes i escrits.
No deixis mai d'escriure. De música o de qualsevol altre tema.