martes, 23 de octubre de 2007

Torrentes, mulas y ventas de CD

Mucho se ha hablado sobre el daño que le está haciendo la mula, el torrente, y otros sistemas de intercambio de archivos al mundo de la industria discográfica y al de la creación musical. Es algo que hace tiempo que me preocupa.

Yo crecí grabándome en cinta los discos que llegaban a mi casa. Con 15 años, ya hace 20, no entraba en mis planes comprarme ninguna cinta o disco original, con mi capacidad económica nula (fué después cuando la música se convirtió en droga). Algún amigo te recomendaba un grupo y te pasaba la cinta con su copia, que con suerte era sólo la tercera o cuarta copia sucesiva del disco original.

Seguro que recordáis aquel sonido añejo, lejano, lleno de ruido, de discos que parecían grabados en un bote en alta mar, porque el zumbido de fondo que añadían los doble platina que se habían ido usando en el proceso se parecía al oleaje. Recuerdo que incluso tenía discos donde había canciones que se cortaban, porque la aguja del tocadiscos del que hizo la primera copia saltó, y entonces aquella era mi versión particular del tema: yo la cantaba con el corte de letra incluido, por supuesto, o esperaba la voz del locutor de la radio machando el final del tema, cuando eran grabaciones de la FM.

Pero gracias a todo esto y cuando tuve algo de dinero, me compré entonces originales el 80% de los discos que tenía grabados, los cuales no hubiera conocido si hubiera sido estrictamente legal, y les hubiera dicho a mis amigos cuando me ofrecían sus cintas tesoro: "no gracias, my friend, eso que me estás dejando escuchar es una copia ilegal, sujeta a copyright aunque suene a rayos y truenos, y posiblemente gracias a ella algún día iré a conciertos de este artista y compraré todos sus CD y DVD, pero no puedo aceptarla. Viviré sin música hasta que pueda pagarla". Hubiera sido el tío de 15 años más legal del mundo, pero lo que me hubiera perdido, lo que se hubieran perdido todos los artistas a los que seguí más adelante, y vaya montón de capones me hubiera llevado de mis amigos, por capullín sabiondo.

Más adelante, entre esa época y la mulera actual, pasé un montón de años gastando mucha pasta en discos que, en muchos casos, escuché 3 ó 4 veces, para después dejarlos en su estante hasta hoy. A 2500 pelas de media, carísimos posavasos tengo. Pero había que probar y probar hasta encontrar las ansiadas gemas. Hasta que me cansé, y dejé de hacerlo, porque me parecía estúpido.

¿Qué hago ahora? Pues mis amigos virtuales, con sus mulas, me dejan sus copias de discos (que suenan bastante mejor, la verdad) y que puedo escuchar sin problemas hasta decidir si me gustan o no. Y si me gustan, sin dudarlo, los compro. Y si no, los borro, palabra. Sencillo y directo. iTunes me ayuda a decidir cuáles son los que me gustan (cuando los he escuchado enteros más de 5 veces, entonces decido qué hacer).

De esta forma, me sigo gastando el dinero en música, pero en la que me gusta y dirijo la pasta a los artistas que creo lo merecen. Considero las redes P2P mis herramientas de pre-escucha, más ágiles y cómodas que ir a la iTunes Store o a los samples de Amazon y pinchar y escuchar uno por uno. Eso sí, extrañamente esto es perfectamente legal, pero muchísimo más engorroso, ¿porqué será?

Amigos, sigo aquí bajando, escuchando, borrando y/o comprando. Y conozco a mucha gente que también hace esto último. Afortunadamente.

Nos vemos las calvas.

8 comentarios:

Eclipse dijo...

Buenas,

A mi me pasó lo mismo. Compré muchos discos en su momento y hay veces que sí que la aciertas y escuchas ese disco hasta la saciedad, pero hay veces que no, y quedan ahí en la estantería hasta que un día te decides a recuperarlos y darles otra oportunidad. Hay veces que la aprobechan y hay veces que no. Ahora me arriesgo menos, ya que en un 90% compro discos que ya tengo en el ordenador, sabiendo que mi dinero está bien invertido. Y todo gracias a la democratización de la música gracias a internet.

Veo que tú no has caído en la trampa de acumular y acumular sin cesar. Tú borras música, cosa que yo no hago porque pienso "igual mañana escucho este disco y me encanta", ya que haciendo esto he descubierto discos que me han encantado.

Pues eso, que la acumulación masiva es el único pero que le encuentro a esta nueva etapa de la música, la etapa de difusión por internet. Porque los que amamos la música creo que nunca dejaremos de comprarla, porque para nosotros es un placer salir de la tienda con X discos entre las manos, y escucharlos mientras admiramos la portada o tocamos el disco. Y otro punto importante: gracias a la mula muchas veces he ido a conciertos de artistas de los que no tengo ni un disco original. Sin la mula no sé si hubiese ido, pues es también un riesgo pagar una entrada sin saber lo que vas a ver. Además, las giras sí que comportan beneficios sustanciosos a los músicos, igual ellos prefieren que uno pague una entrada a que compre un disco.

En fin, saludos y viva el Bourbon!

David dijo...

Eclipse,

Me encanta tu reflexión, especialmente la referente a acumular música. Una de las cosas que hecho de menos de la antigua época es que no tenías más remedio que darle un montón de oportunidades a un disco, porque no tenías más. Ahora conozco gente que se baja discografías enteras, y tiene música sin escuchar para los próximos 6 meses. Es como una adicción a la descarga.

Yo controlo lo que escucho, porque me he dado cuenta que, si no, no lo disfruto. Y el tenerlos que comprar me hace pensármelo dos veces antes de escucharlos sin ton ni son.

No sé, a mi me va francamente bien, como tu decías me ayuda a mantener la ilusión del "placer salir de la tienda con X discos entre las manos, y escucharlos mientras admiramos la portada o tocamos el disco".

Y respecto a lo que comentas de los conciertos, absolutamente de acuerdo, ojalá yo pudiera ganarme la vida sólo tocando en conciertos, sin trabajar ni vender ni un disco. ¿Dónde hay que firmar?

Anónimo dijo...

Eran otros tiempos...salías de la uni, te ponías los walkman y a vagabundear por las tiendas del casco antiguo de Barcelona. Sólo por el placer de ver, oler y tocar discos y cd's. La emoción de pensar que lo que tenías entre manos (la mayoría grupos que sólo conocías por las revistas) podía ser un tesoro cojonudo para compartir con tus colegas...

Y así descubrimos, hace un montón de años, grupos como Midnight Oil. ¿Te acuerdas, David? una tarde, en la plaza, cuando todavía éramos "amigos sin
derecho a roce".

Ahora lo tenemos en el I-Pod, pero confieso que me pierdo con tanto material.

Son otros tiempos... :-)

David dijo...

¿que si me acuerdo? ¡Por supuesto!

Y de las cintas de los Del Tonos, y de Screamin' Cheetah Wheelies (grandes, grandes, grandes), y de las de Stevie....

Guau, no es lo mismo, no.

Félix Amador dijo...

Buenas reflexiones.

Yo tampoco creo que esto hunda el negocio de la música. Los grupos ganan más actuando en directo que vendiendo discos, algunos cobran millones sólo por grabar y te gastas el mismo dinero grabando que comprando (yo antes compraba 4 o 5 vinilos al mes y me grababa diez cientas, ahora compro 4 o 5 cedés al mes y me bajo ocho o diez albumes, ¿no es lo mismo?).

Cuento una anécdota. Vino un colega de los que me cambiaba bootlegs desde Málaga a Huelva a ver a Elliott Murphy. Le habían prestado una dat para grabar el concierto, pero metió la pata intentando convencer al de la mesa de sonido para que pinchara la dat. El tío fue con el cuento al road manager de Elliott y acabamos después del concierto en una discusión con él sobre el tema. Resumiendo: si mi colega no me hubiera pasado algunos conciertos de EM, no me habría comprado sus últimos discos ni habría ido al concierto. En realidad, lo que hizo mi amigo fue -promocionar- a Elliott.

No entra dentro de mi cultura hacer daño a los autores, pero no creo que esto los perjudique tanto como quieren hacernos creer. Al fin y al cabo, siempre acabamos comprando discos.

David dijo...

"No entra dentro de mi cultura hacer daño a los autores, pero no creo que esto los perjudique tanto como quieren hacernos creer. Al fin y al cabo, siempre acabamos comprando discos."

Buen punto. Yo, además diría que los que se bajan discografías y discografías jamás se las hubieran comprado, así que poco daño deben estar haciendo.

El daño, en todo caso, está en aquellos que compraban discos y han dejado de hacerlo, pero veo bastante que la gente sigue comprando, pero de otra manera más racional y dirigida.

Anónimo dijo...

"Y de las cintas de los Del Tonos, y de Screamin' Cheetah Wheelies (grandes, grandes, grandes)"

El "Magnolia" de los Screamin' lo compramos los dos a la vez. Que pedazo disco por dios.

Ahora,juntitos, comparten polvo y espacio en el estudio.

Jo mateixa dijo...

Yo hago lo mismo. Lo bajo, lo escucho y si me gusta de veras me compro el original. Así solo tengo música que de verdad lo merece pues en un piso del tamaño de una caja de zapatos todo espacio cuenta.