
Hace unos meses descubrí algo que, ignorante de mí, y a
pesar de llevar lustros tomando vuelos intercontinentales, no sabía: si
entre el origen y el destino tienes que hacer transbordo, el billete te
va a costar lo mismo estés un par de horas en la ciudad de enlace,
o varios días. Creo que no todas las compañías aéreas lo permiten, pero
Delta Airlines, con la que volábamos desde Vancouver a
Barcelona, sí. Así que aprovechamos nuestro regreso de
Canadá para pasar
4 días y 3 noches en la ciudad del transbordo:
Nueva York.
Ha sido mi cuarta vez en la Gran Manzana, y es que es un lugar
al que siempre me gusta volver, pese a ser caótica, ruidosa,
insoportablemente calurosa en verano e insoportablemente gélida en
invierno. Pero de un modo u otro, siempre te sorprende, y más cuando
vienes de un país tan organizado, limpio y ordenado como Canadá para
aterrizar en las calles bulliciosas y medio en obras de
Chinatown y
Little Italy, donde estaba el apartamento que nos habían dejado.
Tras instalarnos, lo primero que hicimos fue ir a desayunar a una cafetería de Soho que nos habían recomendado, llamada
Cafe Select, y allí nos encontramos ni más ni menos que a
Björk:
discretísima ella, con un vestido amarillo fosforescente, y hablando en
islandés (supongo) con una amiga, a tan solo un par de mesas de
nosotros. Lástima que no sea yo muy seguidor de su música (nada, de
hecho), porque si hubiera sido Stevie Nicks o Norah Jones, fijo que le pido un
selfie.
Los cuatro días pasaron rápido, y como viajábamos con la peque, no tuvimos ocasión de ir a ningún club de
jazz o
similar, como en algunas de las visitas anteriores. Así que disfrutamos
de sus lugares más emblemáticos, pero en Nueva York tengo esa sensación
de que lo que te pierdes es mucho más de lo que ves: los barrios menos
conocidos, los garitos de música en directo, los bares alternativos
donde se mezclan razas y culturas de todas partes del mundo... Siempre
he pensado que vivir o pasar una temporada larga allí tiene que ser una
pasada, pero los viajes como turista dan para lo que dan. En fin, que
nos quiten lo
bailao, y en otra vida será.
No hay comentarios:
Publicar un comentario