domingo, 11 de marzo de 2012

Las dudas se disipan

Si hace unas semanas me preguntaba en este post si en su siguiente disco Norah Jones recuperaría el jazz-pop de sus inicios, o bien se mantendría firme en la senda iniciada con The Fall (2009), parece que las dudas empiezan a disiparse. La neoyorquina acaba de anunciar que publicará nuevo disco el 1 de mayo, con el título Little Broken Hearts (2012). El álbum ya tiene tema de presentación, Happy Pills, cuyo vídeo cuelgo abajo.

Ay, ay, ay... A tenor de este primer tema, parece que la bella Norah sigue erre que erre con el estilo The Fall, ya que Happy Pills tiene un sonido mucho más cercano a su anterior disco que al que le cosechó un buen puñado de Grammys en los albores de su andadura musical. De acuerdo, a la chica no se le puede reprochar falta de honestidad y persistencia. Pero la verdad, le he dado chorrocientas oportunidades a The Fall, y no hay manera: es más original y osado que sus primeros trabajos, pero soy incapaz de escucharlo entero sin temer un principio de narcolepsia.

En fin, a ver qué tal este Little Broken Hearts que nos llega. Pero esperemos que el título de su anterior trabajo, el que marcó un punto de inflexión, no sea premonitorio en lo que a la carrera de la artista se refiere.

PD: Lo que sí me gusta es la portada del disco, que, para los curiosos, es un interpretación del póster de la película Mudhoney (1965) de Russ Meyer (sí, el de la saga de Vixens, Supervixens y Megavixens).



domingo, 4 de marzo de 2012

Luis Ramiro en Galileo Galilei

Galileo Galilei (Madrid), 25 de febrero de 2012. Después de más de una década sin visitar la capital del Estado, hace unas semanas nos invitaron a pasar un fin de semana cerca de Madrid, y decidimos que ese sábado haríamos un poco de turismo por la ciudad. Pensé que, para aprovechar al máximo, sería una buena idea ir a un concierto, y me dispuse a repasar las webs oficiales de artistas que me apetecía ver y que era poco probable que vinieran por mis tierras. Empecé por Luis Ramiro, del que hablé no hace mucho en este post, y... ¡bingo a la primera! Casualidades de la vida, ese día tocaba en la Sala Galileo Galilei. Así que, raudo y veloz, pagué con tarjeta las entradas, y ya teníamos plan para la noche.

Llegamos a los aledaños de la sala media hora antes del inicio, y descubrimos una larga cola que sube por Galileo y tuerce por Cea Bermúdez. ¿Tocará Bisbal en algún teatro cercano? Pues no, la cola es para Luis Ramiro, lo cual me sorprende, ya que sospecho que debe actuar a menudo en su ciudad natal. Pero, pese a ello, llenazo total, lo que me confirma que en este caso se rompe la regla y Luis es profeta en su tierra. La cosa promete.



Me llamas a las seis de la mañana / me juras que no estás borracha. El concierto empieza con Diecisiete, lo que hace vaticinar que el repertorio irá por derroteros rockandrolleros, en detrimento de la languidez característica de algunos cantautores. Acierto total, ya que hay que aprovechar a los mercenarios que le acompañan (guitarra, bajo y batería) y el buen rollo que genera tocar en casa y con la complicidad de los asistentes. Sigue con El rey de la pista, y se van sucediendo los cortes más animados de sus tres álbumes: caen Tonterías, Jorge I, Relocos y recuerdos, Dices... La banda, correcta, aunque a veces un poco verde (no queda demasiado bien que el bajo tenga que ir avisando al batería cuando vienen los cambios de ritmo). Pero el respetable no viene a escuchar a los músicos, sino a Luis Ramiro, que se nos mete en el bolsillo con su ironía, su lado canalla y su cercanía. Interpreta unos cuantos temas solo (Pandora, Humano...) y regresa la banda para atacar las canciones estrella: Per-fec-ta, El reloj, Mañana nos casamos en Las Vegas, Un amor sin estrenar... Y entre canción y canción, Luis bromea con los incondicionales, sortea piruletas, recibe un condón de regalo (en su envoltorio, por suerte), se interesa por una chica a la que acaban de dejar... Compadreo y complicidad hasta el último momento, dos horas y diez minutos de un concierto per-fec-to, que termina con El tío vivo y los más lanzados subidos al escenario.



Luis Ramiro tiene el talento y el savoir-faire suficientes para merecer tocar en grandes estadios. Pero la crisis, la Industria, el mainstream o vete tú a saber qué hacen que tenga que tocar en salas como Galileo y podamos disfrutar de la proximidad en sus actuaciones. Para él quizás sea una putada, pero para nosotros es toda una suerte.


viernes, 24 de febrero de 2012

Las maquetas

Los acontecimientos inminentes me obligan a hacer limpieza en casa, y a tirar trastos que ya no uso ni voy a usar el resto de mis días. Y cómo no, está a punto de llegarle el turno a unas compañeras que me regalaron centenares de horas de placer durante mi adolescencia. No, mentes calenturientas, no me refiero a las revistas porno, sino a las cintas de cassette.


Para ser sincero, no voy a echar de menos muchas de ellas. La mayoría de álbumes grabados que todavía me interesan, ya me he preocupado de conseguirlos en formato digital, o estoy en ello. Y sobre el resto, en fin, ¿quién quiere volver a escuchar la BSO de la peli de Michael J. Fox El secreto de mi éxito?

De las que sí que me da pena deshacerme son las maquetas de grupos de amigos, que empezaron a hacer sus pinitos en el mundo de la música, con más entusiasmo que maestría, y a los cuáles acompañé en innumerables ensayos, pruebas de sonido, bolos y borracheras post-concierto. Y como este blog me sirve a menudo de baúl de los recuerdos, voy a listar aquí los nombres de las bandas en cuestión, junto con una breve anotación y los temas que componían cada maqueta. Así, aunque muy pronto terminen en un contenedor de reciclaje, su memoria perdurará en el ciberespacio digital donde por suerte, y mientras haya discos duros, de momento cabe todo.

Peterbilts: Jose (voz y guitarra), Sergi (guitarra y armónica), Albert (bajo), Pep (teclados) y Nando (batería) formaban este grupo de pop-rock y lírica lúgubre. Temas: La dama del alba, La muerte de chico, Locura eterna, Juegos malditos, Mar adentro, Ven aquí.

Phelinos, Aunque al infierno vaya a parar: Desde el Delta del Ebro venía este grupo de influencias surf y rockabilly, con mi amigo Juane al bajo. Temas: Buen chaval, Me quedo aquí, Camino del sur, Carsurf, Camarero asesino, Me quedo aquí, Juego de almas, Aquiles.

La Logia: De las cenizas de Peterbilts surgieron varios grupos, uno de los cuales fue este La Logia, fundado por Albert y su novia de entonces. Temas: El péndulo, Bajo el agua gris, La espiral, Besos como rosas.

Tatanka: A la batería, mi amigo Jordi, más conocido como Fresky. La única maqueta en catalán de las que hoy nos ocupan, pese a que a principios de los 90 lo que se llevaba era el Rock Català. Temas: Hem fugit, Bocamoll, El noi de les mans a les butxaques.

Zarabanda: Jose, el cantante de Peterbilts, ideó un proyecto llamado Zarabanda y montó la maqueta prácticamente él solo, grabando todos los instrumentos en su casa (sonajero eléctrico incluído, según reza la contraportada). Temas: El corazón de la noche, La muerte de Chico, La dama del alba, Fantasmas de papel, Ojos verdes, Cielo abierto, La ley del silencio, Trovador, Ven aquí.


Aprovechando que todavía queda una minicadena con platina en casa, quizás les vuelvo a dar unas escuchas. Aunque es arriesgado: tengo cierto cariño y buen recuerdo de algunas de esas canciones, y no estoy muy seguro que, veinte años después, soporten dignamente el paso del tiempo. En fin, ya veremos...

lunes, 20 de febrero de 2012

Algo más de red dirt

A mediados de 2010 hablé del red dirt, ese género musical a caballo entre el country y el southern surgido en Oklahoma y el norte de Texas, y repasé cuatro discos de cuatro de sus grupos más representativos. ¿Qué ha sido de esas bandas en el último año y medio, desde que escribí esa entrada?

Reckless Kelly publicaron el año pasado nuevo disco en estudio. Sin llegar al nivel del que para mí es su mejor trabajo, Bulletproof (2008), pero mejorando al anterior, Somewhere in Time (2010), formado íntegramente por versiones de Pinto Bennett, este Good Luck & True Love (2011) recupera las composiciones propias y el sonido que ha convertido a Reckless Kelly en unos de los adalides del red dirt. Sobresalen She Likes Money, He Likes LoveWeatherbeaten Soul.


La Randy Rogers Band sigue en plena forma, y lo demuestra con Burning The Day (2010), su disco más exitoso hasta la fecha. Grandes canciones sobre carreteras y perdedores, como la que abre el disco (Interstate) o la irresistible Too Late for Goodbye. Además se hacen un hartón de girar y tocar por su país de origen, aunque mucho me temo que será más que difícil verlos por nuestros lares.

Lamentablemente, uno de las bandas más guitarreras del red dirt, Cross Canadian Ragweed, dijo adiós a finales de 2010. Pocos meses después, uno de sus miembros fundadores publicaba This Is Indian Land (2011) con su nueva banda, Cody Canada and The Departed. Cody busca las raíces del red dirt en este disco, más de autor que los realizados con CCR. El álbum tiene buenos temas, pero se echan de menos las guitarras y los aires southern que imprimían sus anteriores compañeros de viaje.

Micky & The Motorcars siguen la senda trazada con Naive (2008) y nos ofrecen otro disco con buenas melodías y escasos riesgos. Raise My Glass (2011) no sorprende a nadie, pero regala un buen puñado de temas pegadizos y muy tatareables. A destacar A Thousand Tears, Any Longer Any More y Far From You.

En definitiva, nada nuevo sobre la tierra roja, pero se van publicando trabajos interesantes que no van a revolucionar la música americana, pero que mantienen encendida la llama del red dirt.



domingo, 12 de febrero de 2012

Domingo con The Blues Brothers

Parte de esta tarde de domingo (2 horas y 21 minutos, exactamente) la he pasado revisionando The Blues Brothers, la mítica película de 1980 protagonizada por John Belushi y Dan Aykroyd, y que aquí tradujeron como Granujas a todo ritmo. Si la memoria no me falla, la vi en el cine Metropol de Tarragona cuando la estrenaron, con 8 o 9 años, acompañado de mi abuelo, y desde entonces había visto trozos sueltos, pero creo que nunca entera de nuevo.

La peli es muy de los 80, deliciosamente excesiva. Recuerdo que, de pequeño, flipé con las persecuciones por las calles de Chicago, gasolineras estallando, coches saltando por los aires, y los protagonistas acosados por policías, nazis, músicos de country, acreedores y hasta por una novia resentida, ni más ni menos que la princesa Leia en plan destroyer, es decir, la actriz Carrie Fisher armada con un lanzagranadas. Pero también aluciné con las escenas musicales, interpretadas por unos artistas que, por supuesto, yo no conocía ni remotamente. Y es que el filme cuenta con las actuaciones de James Brown, John Lee Hooker, Aretha Franklin, Ray Charles y Cab Calloway, descansen casi todos en paz. Además de con varias de The Blues Brothers, claro, como la tremenda versión de Jailhouse Rock que se cascan en la cárcel, como no podía ser de otra manera.

Esta tarde lo he vuelto a pasar en grande con este clasicazo, y aunque la frase suene a manida y a que me estoy haciendo viejo, hoy la puedo decir 100% seguro de su veracidad: ¡Ya no se hacen películas como ésta!