La felicidad
Levantarse. Ducharse. Llevar a los niños al cole, y de ahí a la oficina. Un café con los compañeros, y a trabajar. Los problemas de
siempre y algunos nuevos, que se van solucionando como se puede. Comer
en un tupper comentando los programas de la tele del día
anterior. Recoger a los niños. Llevarlos a la extraescolar de turno.
Escuchar un poco de música en el coche hasta que salen. Preparar la
cena, contarles un cuento, cogerles de la mano mientras se duermen.
Tumbarse en el sofá, ver una hora escasa de televisión, leer un rato en
la cama, notar como los ojos se cierran de cansancio, dormir.
En un pasillo del metro, con
cientos de personas horrorizadas alrededor, oyendo las sirenas y los
llantos de los niños, cuando las bombas llevaban tres semanas cayendo,
se dio cuenta de que la felicidad era aquello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario