2017: un año fatídico para los fans de The Allman Brothers Band. El pasado 24 de enero fallecía, a los 69 años, Butch Trucks,
uno de sus miembros fundadores. Al parecer, Trucks se pegó un tiro
delante de la que era su mujer desde hacía 40 años, Melinda Trucks. Algo
que me parece sorprendente, ya que el tío de Derek Trucks siempre me
pareció uno de los brothers más sensatos y menos inestables, a tenor de lo que leí en la biografía One Way Out: The Inside History of the Allman Brothers Band(2014).
Y
justo ayer, Gregg Allman, otro de los fundadores del grupo, y uno de
los que le dio el nombre junto con su hermano Duane, moría en su casa de
Savannah (estado de Georgia, EEUU), también a los 69 años. En este caso, la delicada salud del
pequeño de los Allman -que había sufrido hepatitis C, cáncer de higado y
una infección respiratoria que derivó en una operación de pulmón, además de varias adicciones- dijo basta y se llevó por delante a uno de los mitos
del blues rock de todos los tiempos. Tras de sí deja el
maravilloso legado discográfico de The Allman Brothers Band tras 45 años
de carrera; unos discos en solitario más que dignos, entre ellos el
fantástico Low Country Blues (2011) producido por T Bone Burnett; y unas memorias, My Cross to Bear (2012) que ardo en deseos de leer.
Hoy, miles de Melissas están de luto. Gregory Lenoir Allman, descansa en paz.
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