3 meses con Apple Music
Durante los últimos 3 meses he estado probando Apple Music, el servicio de música en streaming de
Apple, aprovechando la promo de prueba gratuita que ha ofrecido la
empresa de Cupertino. Así que vamos con una valoración muy personal de
sus ventajas y defectos.
Supongo que estas deficiencias
se irán puliendo con el tiempo (de hecho, ya han aparecido nuevas
versiones que han arreglado algunos bugs, como la disponiblidad de discos offline,
que no funcionaba nada bien), pero hoy por hoy, la experiencia de
usuario es para mí lo peor que tiene. Pero de aquí unos meses o años,
cuando la interfaz evolucione, tendremos un pedazo de bestia dentro
del mercado de la música en streaming, al que será difícil renunciar y con el que será complicado competir, incluso para referentes como Spotify.
Empecemos con sus dos grandes bazas. En primer lugar, la inabarcable discoteca de la iTunes Store,
que está prácticamente disponible en su totalidad para los suscriptores
del nuevo servicio. Miles y miles de álbumes a un solo click que
harán desear a cualquiera melómano las 7 vidas del gato para poder
abarcar todo lo bueno que hay por escuchar. Pero más que descubrir
nuevos artistas, lo he pasado pipa recuperando viejos discos
que tenía en vinilo o en cinta, pero no en formato digital. Así que
llevo semanas en plan revival escuchando el Look What The Cat Dragged in de Poison, el Still Got The Blues de Gary Moore, el Brothers in Arms de Dire Straits... además de algunos trabajos primigenios del rock en català como el Micos i mones de La Madam (que tenía en cassette y hacía 20 años que no oía) o los dos primeros de Lax'n'Busto.
El otro punto fuerte es el servicio de recomendaciones, en base a tus escuchas. Apple Music
no solo te recomienda discos y grupos evidentes, sino que te sugiere
algunos de los que nunca has oído hablar pero que suelen coincidir con
tus gustos. Aunque no siempre: hace unas semanas, no sé en base a qué
criterios, me recomendó a Sting. Y por favor, si alguna vez pincho un disco de Sting por voluntad propia, tenéis el deber moral de coger mi copia del Appetite for Destruction y metérmela por donde menos me quepa.
Además, el servicio de recomendaciones también propone listas la mar de interesantes, del estilo de Intro to Van Halen, Eric Clapton: influences, o Best of British Blues, aunque también algunas curiosas, como una titulada Metal for Yoga (¡lo juro!).
En el lado negativo, los principales defectos y carencias de Apple Music
los aglutina, a mi entender, su interfaz. Aunque es fácil buscar
discos y artistas muy concretos, ir un poco más allá a menudo es
complicado, si no imposible. Por ejemplo, si estás escuchando un tema de
una lista recomendada, no es sencillo acceder al LP que lo contiene.
Las propias listas no se pueden agrupar por álbumes ni ordenar de
manera personalizada, así que si tienes una lista con unos 40 discos y
quieres ir al último que has añadido, tienes que recorrer más de 400
canciones para llegar a él. Y las opciones están
esparcidas en iconos poco intuitivos (3 puntos, 3 rayas, ipods con una marca en la parte superior, ipods con
una en la parte inferior...). Además, Apple Music aun no tiene una
parte social potente, y no puedes compartir lo que escuchas o te gusta con otros
suscriptores.
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