El Rey ha muerto
Robert Johnson, J.J. Cale, Paco de Lucía, los otros dos Kings (Freddie
y Albert)... Todos dan la bienvenida al Olimpo de los dioses de la
guitarra al verdadero rey, el gran B.B. King, que hoy ha dejado un poco
más huérfano al blues. No por esperada (tenía casi 90 años y
hacía tiempo que se le veía bastante maltrecho) la noticia ha sido menos
dolorosa. El cariño, el respeto y la admiración que se ganó a pulso
Riley B. King está al alcance de muy pocos, quizás de él solo. B.B. era
un prodigio de la técnica, pero en sus seis cuerdas había mucho más: un feeling inigualable,
un sentido del humor irresistible, un llanto sobrecogedor, un sello
inconfundible con sólo dos punteos, una manera de hacer cantar a la
guitarra como si tuviera voz humana... Además, su altruismo y
generosidad le hicieron trabajar con casi todo el que se lo pidió: desde
Eric Clapton en aquel memorable Riding with the King (2000) hasta Raimundo Amador, pasando por U2, Kenny Wayne Shepherd, Diane Schuur, Brad Paisley, Gary Moore...
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