Siete años después del éxito de Once (2006), y después de un par de filmes no demasiado afortunados, el director irlandés John Carney volvió al género musical en 2013 con la que fue su primera película americana, la cuál me eché ayer entre ceja y ceja.
Begin Again (2013) no es tan buena como Once,
pero sin duda es un entretenimiento muy aconsejable para los melómanos.
Mark Ruffalo, que cada vez me recuerda más a José Coronado, hace una
magnífica interpretación del productor en horas bajas que descubre a un
nuevo talento que salvará su carrera. Y el talento en cuestión es Keira
Knightley, que está irresistible en su papel de cantante novata poniendo
toda su pasión en el que será su primer disco. La tercera protagonista
de la historia es la ciudad de Nueva York, cuyos rincones serán el
estudio supuestamente idóneo para la grabación del álbum. Y como no, el
gran pilar central, alrededor de lo que todo gira, es la banda sonora,
una colección amable y efectiva de temas a caballo entre el pop y el folk.
En
definitiva, la peli es un cuento optimista y naif, donde todo el mundo
es bueno y evoluciona a mejor. Pero, sobre todo, es un magnífico
homenaje a la música, junco inquebrantable que sobrevive indemne a la
codicia de la industria, la falta de recursos, y a las turbulencias de
los tiempos.
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