Ellas tres
En mi reproductor de mp3, entre muchos discos de rock de los 70 y 80, varios de grupos actuales también de rock, un par de blues, un par de jazz, alguno de southern, y tres o cuatro de cantautores que no los conoce ni su
padre, siempre suelen colarse dos o tres cantantes más o menos
melódicas. Son álbumes adecuados para determinados momentos: para la intimidad con la pareja, para dormir a my baby, o simplemente para cuando quiero relajar la mente con algo de escucha fácil. Estos son los tres que pululan por mi iPod a día de hoy, todos ellos novedades:
Little Broken Hearts (2012), de Norah Jones. La bella Norah sigue erre que erre con el cambio de rumbo que inauguró con The Fall (2009). Olvidando el jazz-pop que le hizo famosa (y que me gustaba especialmente), vuelve a tirar de un pop electrónico
que no me convence en absoluto. Pero lo mantengo en la recámara, nunca
se sabe cuando puede hacer falta la voz aterciopelada de Miss Jones para
dormir a la peque, pues ha quedado encantada más de una vez con el
sonido de caja de música de cortes como Say Goodbye.
Secret Symphony (2012), de Katie Melua. La que no se la ha vuelto a jugar es Katie Melua. Tras el fracaso de The House (2010), de tintes electrónicos, la georgiana vuelve a tirar del estilo que la hizo popular en aquel Piece by Piece (2005). Jazz-pop
previsible, pero también cautivador gracias a la voz privilegiada de
Katie, y que cuenta con una inesperada versión del clásico Nobody Knows You When You're Down and Out.
The Absence (2012), de Melody Gardot. La increíble Melody vuelve a dar en el blanco. Ya no sólo se inspira en las grandes damas del blues para crear esas melodías nebulosas que la caracterizan. Ahora también bebe de la bossanova, de la chanson francesa,
de los ritmos africanos..., para ofrecer un disco ecléctico y preciosista.
Quizás se echa de menos algún temazo, como aquel Your Heart Is as Black as Night
que sobresalía de su anterior LP, pero en cambio se le agradece que no
abuse de las secciones de cuerdas como antaño, y se atreva a explorar
terrenos inhóspitos. La aventura le ha salido bien.