Nadie habla de Clapton
 El año pasado, Eric Clapton publicó nuevo trabajo, Clapton  (2010), un disco muy aplaudido por la crítica: Rolling Stone lo  puntuaba con 4 estrellas (sobre 5), y AllMusic con 4,5 (también sobre  5). Sin embargo, me extrañaba que ninguno de los blogs a los que  estoy suscrito hablara de él, teniendo en cuenta que la mayoría son  sobre música de tradición americana. Así que me lo bajé y me  obligué a darle unas escuchas, para desentrañar el misterio de la  indiferencia que estaba provocando.
El año pasado, Eric Clapton publicó nuevo trabajo, Clapton  (2010), un disco muy aplaudido por la crítica: Rolling Stone lo  puntuaba con 4 estrellas (sobre 5), y AllMusic con 4,5 (también sobre  5). Sin embargo, me extrañaba que ninguno de los blogs a los que  estoy suscrito hablara de él, teniendo en cuenta que la mayoría son  sobre música de tradición americana. Así que me lo bajé y me  obligué a darle unas escuchas, para desentrañar el misterio de la  indiferencia que estaba provocando.
En la primera toma de contacto ya vi que el veterano guitarrista había  facturado un álbum de los que le gusta hacer cuando quiere huir de la  comercialidad: blues pantanoso, dixie de la vieja escuela, algo de jazz...  Un disco impecable, muy de raíces, donde Eric se encuentra como pez en  el agua, y con invitados de lujo: Steve Winwood, Allen Toussaint, Wynton  Marsalis, Sheryl Crow y Derek Trucks. Al cabo de unos días volví a ponerlo otra vez, y más adelante  otra, intentando averiguar por qué la blogosfera lo ignoraba. Y entonces me di cuenta: estaba  escuchando el disco por obligación, para escribir este post, pero no porque me apeteciera escucharlo, no porque me llamara.
Para mí, a Clapton le falta alma. Las canciones son correctas, bien interpretadas, buenas ruedas de blues,  buenos fraseos de guitarra... Pero pecan de falta de frescura: muchas  tienen un sonido que ya has oído antes (en discos del propio autor, de  J.J. Cale, o de los dos juntos), otras son demasiado serenas, otras  demasiado previsibles... y a casi todas les falta feeling, ese magnetismo que detiene tu dedo cuando navegas por los álbumes de tu reproductor de MP3.
Quizás ahora escribo esto, y luego vuelvo a darle una oportunidad, me  parece lo más, y no paro de escucharlo durante meses. Pero mucho me temo que  va a quedar olvidado entre la selva de bits de mi disco duro. Nadie habla de Clapton  porque no es fácil hacerlo: no es un mal disco, pero tampoco es un gran  disco. No molesta, pero tampoco atrapa. Y la verdad, de Slowhand se esperaba mucho más.
 
 









 
 
 
 
 
 
 
