viernes, 15 de octubre de 2010

Black Country Communion - Black Country Communion (2010)

Escribo estas líneas con el prometido Black Country Communion de fondo.

¿De fondo? De fondo nada, yo creo que se oye bastante bien, fuerte y fantástico. Excepcional, diría.

Ya empezamos con otra de aquellas críticas que se pueden resumir con un "sublime disco, discazo", y listos. Pues no, vamos a intentar que no sea así.

Black Country Communion (en adelante BCC, si no os parece mal) son 4 señores músicos unidos en lo que no se ha tardado en calificar de supergrupo.


Por un lado, está Glenn Hughes, bajista y voz de Black Sabbath durante un período de los 80, y de las formaciones Mark III y Mark IV de Deep Purple. Ahí es nada. Pero no es demasiado conocido, pensé en otro de mis alardes de minimalismo intelectual, probablemente porque debe ser uno de esos músicos de sesión potentes, que aportan mucho a una banda, pero que no son capaces de sonar con la personalidad de las grandes estrellas.
¿Ah no, pardillo? Me temo que estaba equivocado, y cuanto me alegro. Este inglés de 58 años canta de maravilla, y su trabajo al bajo no se queda atrás en calidad. La verdad es que creo que la voz es uno de los puntos fuertes de este trabajo. Las melodías vocales ya son buenas de por sí, pero el carácter de la voz de Glenn me gusta, y mucho. Pedazo de frontman. Ya firmaría yo por estar tocando aún con 58 tacos, ya veremos.

A su izquierda nos encontramos a Joe Bonamassa, guitarrista americano de blues rock (no diría guitar-hero, pero sí bastante filigranero). 33 años. Hasta la fecha, no me gustaba nada. No encuentro en sus trabajos en solitario algo distinto a lo que otros muchos hacen, y estos me gustan mucho más (léase Kenny Wayne Shepherd, por ejemplo). Pero cuidado en como toca en este disco. Las guitarras son fantásticas. Son originales, están siempre diciendo cosas, aportando. Los solos son fluidos, casi líquidos, pero en ningún momento suenan pretenciosos. Si había alguna duda sobre si un guitarrista de blues era capaz de facturar un trabajo decente en un disco de hard rock, John las ha disipado de forma categórica. Excelente. No solo toca con sentimiento, potencia y ganas, sino que los arreglos de guitarra brillan.

¿Qué puede venir después de esto? La verdad es que no despunta tanto, pero quizás también es su papel en la banda. En los teclados (Joe Bonamassa y Glenn Hughes, cuando parieron el grupo tenían claro que no querían un trío) está Derek Sherinian, ex-teclista de nada menos que Dream Theater. No son malas credenciales como músico, a pesar de que Dream Theater es una banda que, más allá del impresionante A Change of Seasons, que me voló la cabeza cuando lo compré, me aburre soberanamente, especialmente con sus directos interminables y su técnica descomunal que me satura a partir de la media hora.
¿Y qué hace Derek en este otro contexto, los BCC? Pues aporta unas texturas no sé si esenciales, pero fantásticas. Envuelve continuamente a la guitarra de Bonamassa, y cuando la guitarra de éste larga acordes bestias en el aire, en una pausa de la banda, los teclados crujen al unísono y la sensación de potencia es una pasada. Está siempre en su papel, en ningún momento intenta emular a John Lord.

Tenemos voz, bajo, guitarra y teclados. ¿Quién está a la batería? Pues otro con un pedigree familiar de cuidado: nada menos que el hijo de John Bonham de Led Zeppelin, Jason. Y la batería suena a la altura. Fijaos sino en la intro de Sista Jane, por ejemplo. Pegada, clase y sonido.

Imagen extraída de http://www.ledzeppelinnews.com

¿Y cómo es el disco de este combo redondo?

Es ligeramente oscuro. Está claro que es un disco de hard rock, pero muy abierto, no molesta ni se hace pesado. Suena a clásico de los buenos, pero a la vez consigue que como oyente no pierdas en ningún momento la sensación de que estás oyendo algo moderno, y no es tan solo por el tipo de sonido. Son las melodías, los arreglos. Ahí estás oyendo a los Purple, a Sabbath, a mucho a Zeppelin, a un buen pedazo de Rainbow... pero a la vez, no suena como un disco de ninguna de estas bandas.

Las canciones son interesantes, y no solo un par, casi todas. Song of Yesterday me tiene cautivado, pero One Last Soul me flipó sólo oírla. La primera, Black Country, asusta con la intro de bajo que podría hacerla ir por caminos tortuosos, pero cuando entra la banda ya no hay dudas. Sista Jane tiene un estribillo a lo AC/DC que es una caña.

En definitiva, muy recomendable, y una excelente sorpresa. Porque no me esperaba tanta calidad en un grupo formado por 4 superpotencias. Por ejemplo, el disco de Chickenfoot tiene dos joyas, My Kinda Girl y Learning to Fly, pero jamás he vuelto a escuchar el resto. Aquí esto no pasa, el disco es muy bueno de principio a fin.

Y la historia de que beban de sus influencias (de las que algunos han sido parte, como Glenn Hughes) pero que a la vez sólo te recuerden vagamente a ellas, que sean originales y actuales, es un puntazo. Por ejemplo, a mi Airbourne me aburren. Para eso ya tengo a AC/DC. Aquí encontrarás a AC/DC quizás (aunque no es el estilo del disco), pero sólo en su ADN.

Espero que os guste tanto como a mí. Un abrazo.

Song of Yesterday en estudio:
http://www.youtube.com/watch?v=axvHUqb7epI

One Last Soul en directo:
http://www.youtube.com/watch?v=KVfMa61Zjmg

3 comentarios:

TwoHeads dijo...

Poco discos pueden conseguir ser un clasico nada mas ser editado y este creo que lo ha conseguido, cierto es que la conjuncion de estos cuatro musicos lo hace mas facil, pero como bien dices otras veces tambien se ha intentado y el resultado no ha sido el mismo...Resumiendo DISCAZO je,je,je. Gran post amigo. Un saludo

Redacció dijo...

Gran post, muy currado, y muy buen disco.
Un saludo

David dijo...

Gracias, nois.

Algo que no comenté, y que aprecio ahora, es que no sólo canta Hughes, creo. Bonamassa también está a la voz, y la combinación es interesante. No tan interesante como en Pimpinela (donde el interés sería más bien antropológico), claro está ;-)

Nos vemos pronto