La furia y los colores
El año pasado El Gran Wyoming publicó La furia y los colores (2019), lo que vendría a ser el segundo tomo de sus memorias. Esta entrega abarca sus años de adolescencia y juventud: la universidad, el servicio militar, su militancia política, y por supuesto sus inicios en el mundo de la música y el espectáculo: primero como cantante del grupo Paracelso, y luego con el dúo que formaba con su amigo El Maestro Reverendo.
Por supuesto, el libro está aderezado con las inevitables y a la vez necesarias críticas al franquismo y a sus herederos, esa águila convertida en gaviota que revolotea por las Españas envuelta en la obligada bandera rojigualda. Y también contiene interesantes reflexiones sobre la movida madrileña y el rock urbano que surgieron en los años que comprende el libro, y también sobre la música en general, con filosofadas como ésta:
La música tiene dos cualidades que te mantienen vivo. En primer lugar la capacidad de aprendizaje es infinita, tanto en el estudio como en la interpretación. Por más que sepas y superes etapas, siempre estás en la base de algo (...), y el hecho de estar constantemente empezando te lleva al segundo factor: si te metes en la música no abandonas nunca la infancia. Estás siempre en contacto con el que fuiste, con el que puso el primer acorde, con el que descubrió aquel riff, porque ese idioma es el que se habla allí de donde procedes, adonde vas y adonde siempre quisiste ir.
Una lectura siempre amena y sorprendente a cargo de uno de los mejores comunicadores de este país.
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