The Electric Alley en Cambrils
La Boheme (Cambrils, Tarragona), 13 de octubre de 2018. Cuando mi amigo Miquel Àngel me avisó que The Electric Alley tocaba en Cambrils, a 20 minutos escasos de casa, no hice excesivo caso. Los busqué en Facebook, pulsé sobre el botón Seguir, di una escucha no demasiado atenta a algún tema de su segundo álbum (Get Electrified!, 2015), y como últimamente estoy más bluesero que rock'n'rollero, me olvidé del que yo creía que era un grupo de rock más de los centenares que salpican la piel de toro.
Pero al cabo de unos días, la banda anunciaba en Facebook, la publicación de su tercer y último trabajo. Por alguna extraña inspiración, lo busqué en Spotify, lo empecé a oír y... ¡Madre del Amor Hermoso! ¡Menuda maravilla de disco el de los gaditanos! Así que empecé a escuchar casi ininterrumpidamente este Turning Wheels (2018), que recuerda a los grandes de los 70-80-90: toques de Zeppelin, de AC/DC, de Guns n'Roses, de Mr. Big... Una pasada de canciones, producción y sonido que si se hubieran facturado al otro lado del Atlántico, o incluso en alguno de los países nórdicos, ya estarían protagonizando blogs sobre rock, artículos de revistas musicales y carteles de festivales.
Por supuesto, no podía faltar a la cita en Cambrils, y menos mal que fui. Conciertazo de casi dos horas, donde los cuatro componentes se dejaron piel y vida para defender el mentado Turning Wheels, ya que la mayoría de temas que sonaron corresponden a este magno trabajo. Y todo eso, como confesaron, tras salir de Cádiz a las 2 am, recorrer más de 1.000 kms., y descansar unas pocas horas en el hotel antes de tocar ante las 70 u 80 personas que cupimos en la sala La Boheme. Y luego, claro, duerme otras pocas horas en el hotel, y on the road again, 1.000 kms. más de vuelta hasta volver al extremo austral de la península. Joder, si eso no es dedicación y pasión por el rock'n'roll, que baje Hendrix y lo vea.
En definitiva, y para no alargarme, una gozada de velada. Empezó algo fría (el concierto estaban enmarcado dentro de la 10 Mostra Internacional de Jazz y Blues de Cambrils, y probablemente algunos de los asistentes esperaban ritmos más tranquilos). Pero con su entrega, honestidad, maestría y sobre todo, fuerza y electricidad, pronto se metieron a todo el mundo en el bolsillo, la sala fue un clamor y cayó rendida a The Electric Alley.
Pero al cabo de unos días, la banda anunciaba en Facebook, la publicación de su tercer y último trabajo. Por alguna extraña inspiración, lo busqué en Spotify, lo empecé a oír y... ¡Madre del Amor Hermoso! ¡Menuda maravilla de disco el de los gaditanos! Así que empecé a escuchar casi ininterrumpidamente este Turning Wheels (2018), que recuerda a los grandes de los 70-80-90: toques de Zeppelin, de AC/DC, de Guns n'Roses, de Mr. Big... Una pasada de canciones, producción y sonido que si se hubieran facturado al otro lado del Atlántico, o incluso en alguno de los países nórdicos, ya estarían protagonizando blogs sobre rock, artículos de revistas musicales y carteles de festivales.
Por supuesto, no podía faltar a la cita en Cambrils, y menos mal que fui. Conciertazo de casi dos horas, donde los cuatro componentes se dejaron piel y vida para defender el mentado Turning Wheels, ya que la mayoría de temas que sonaron corresponden a este magno trabajo. Y todo eso, como confesaron, tras salir de Cádiz a las 2 am, recorrer más de 1.000 kms., y descansar unas pocas horas en el hotel antes de tocar ante las 70 u 80 personas que cupimos en la sala La Boheme. Y luego, claro, duerme otras pocas horas en el hotel, y on the road again, 1.000 kms. más de vuelta hasta volver al extremo austral de la península. Joder, si eso no es dedicación y pasión por el rock'n'roll, que baje Hendrix y lo vea.
En definitiva, y para no alargarme, una gozada de velada. Empezó algo fría (el concierto estaban enmarcado dentro de la 10 Mostra Internacional de Jazz y Blues de Cambrils, y probablemente algunos de los asistentes esperaban ritmos más tranquilos). Pero con su entrega, honestidad, maestría y sobre todo, fuerza y electricidad, pronto se metieron a todo el mundo en el bolsillo, la sala fue un clamor y cayó rendida a The Electric Alley.
Mil veces que vuelvan, mil veces que repetiremos.
2 comentarios:
Fuck! Y yo que me lo perdí. Shame on me !
MM nuevo y usado blog https://plasticosfh.blogspot.com/
El otro na
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