lunes, 27 de noviembre de 2017

Imperial Jade en La Traviesa

La Traviesa (Torredembarra, Tarragona), domingo, 19 de noviembre de 2017. Si hay pocas maneras mejores de empezar la semana que yendo de concierto, lo propio se puede decir de terminarla. Así que el domingo nos fuimos a ver a Imperial Jade a La Traviesa de Torredembarra. Ya se acabó la temporada de verano en la Travi y, por ende, las actuaciones al aire libre, así que el bolo fue en el garito de madera, con lo que el aforo máximo (teórico) de 80 personas se quedó más que corto. Pero bueno, pillamos un buen lugar colándonos por la puerta de al lado del escenario, y disfrutamos de lo lindo de estos herederos de Led Zep.

Vamos primero con lo malo de los Imperial: para mí, sus temas son flojos. Que me perdonen sus admiradores y los miembros de la banda si por accidente leen esta crónica, pero son canciones que no me acaban de entrar. No sé si les falta producción, garra, originalidad o estribillos más pegadizos, pero me fallan. Hay honrosas excepciones (Mr. Rock'n'Roll es mi favorita), y en general encuentro que la semilla de cada tema es buena, pero el producto final no acaba de dar el fruto esperado.Y eso, al menos para mí, lastra el directo. Por supuesto, que sólo tengan un trabajo en el mercado, y por lo tanto un repertorio relativamente escaso, no ayuda.
 
Y ahora, lo bueno: ¡cómo tocan estos cabrones! No sé que edad tienen estos chavales, pero sospecho que son todos veinteañeros, y la madre que los trajo, ¡vaya manera de tocar!. Todos fantásticos, voz inclusive, y con especial mención a ambos guitarras, que dejaron momentos gloriosos, intercambiando solos y compenetrándose a la perfección. También muy bien las versiones y referencias a la música de la que maman: sonaron Janis Joplin, Allman Brothers Band, Led Zeppelin y AC/DC para cerrar el bolo,en homenaje al recién fallecido Malcolm Young. Todo un detalle.


En definitiva, una buena noche gracias a unos Imperial Jade a los que tenía ganas, y a los que espero seguir disfrutando mientras van creciendo compositivamente, si lo consiguen en estos árduos tiempos para el rock. Y es que como rezaba el último tema de la velada, It's a Long Way to The Top (If You Wanna Rock'n'Roll).



PD: Todas las fotos, por obra y gracia de David.

martes, 7 de noviembre de 2017

The Godfathers en la Sala Zero

Sala Zero (Tarragona), lunes, 30 de octubre de 2017. Había perdido la pista a The Godfathers hace casi 30 años, cuando tuvieron su momento de gloria gracias a sus dos primeros discos y, sobre todo, a su tema más exitoso, aquel Birth, School, Work, Death. De todos modos, ya por aquel entonces su rock británico con toques punk y new wave no era mi estilo favorito (en aquellos tiempos yo estaba por sonidos más yankies). Así que, cuando David y yo vimos que tocaban en Tarragona, un lunes a las 22.30h, al principio tuvimos nuestras reservas. Pero dimos unas escuchas a su último trabajo, Big Bad Beautiful Noise (2017) y nos gustó. Y como teníamos mono de música en directo, hicimos nuestra la máxima que dice que mejor una mala noche de rock'n'roll que una buena noche de tele viendo Gran Hermano VIP.
 

Lo bueno de ir a conciertos entre semana, en una ciudad pequeña como la nuestra, y de grupos fuera del mainstream, es que todo queda muy en familia. De hecho, al llegar a las puertas de la Sala Zero encontramos a Peter Coyne, líder y voz principal de los Godfathers, medio oculto entre las sombras, enfundado en su traje de batalla y fumándose un cigarrillo para ir calentando la garganta. La sala, muy lejos del lleno: unas 70 personas nos congregamos para disfrutar de la veterana banda, lo cual te permite moverte e ir cambiando de perspectiva, e incluso ocupar las primeras filas, cosa que hicimos a ratos.

Entrando en materia, el concierto, la verdad, fantástico. Pese que algunas canciones rondan las tres décadas, los Padrinos suenan frescos, pegadizos y, sobre todo, muy potentes. Un auténtico trallazo de rock'n'roll: temas cortos y contundentes que inevitablemente recuerdan a Ramones (de hecho, terminaron versionando Blitzkrieg Bop), y otros ligeramente más melódicos, de tintes power-pop, R&B y new wave. Pero todo muy poderoso, sin baladas ni pijadas que suavizaran la descarga eléctrica que suponía cada bombazo de los británicos. La banda, brutal, con esa extraña mezcla de flema inglesa y pasión desbordante que la caracteriza, e instrumentalmente impecable (a destacar el batería, de aquellos virtuosos en los que al principio no reparas, y que cuando te fijas en lo que están haciendo te dejan boquiabierto y ojiplático). Y el repertorio, acertado, aunque algo corto: una hora y pocos minutos de show, y es que alguna pega tienen que tener los conciertos en salas y ciudades pequeñas: que a veces caen temas del set list que sí interpretan en plazas más grandes.

Pese a ello, una gran noche de rock'n'roll que nos dejó más que satisfechos, y con la sensación de haber (re)descubierto una gran banda.


PD: Las fotos, cortesía de David, as usual...