En un avión de papel
Tras el éxito de Raising Sand (2007), el disco en colaboración con Robert Plant que acaparó un buen puñado de premios Grammy, había un dilema sobre los derroteros que seguiría la carrera de Alison Krauss. ¿Volvería a hacer un disco tan onírico como el antes mencionado, de tintes folk, tal vez a medias otra vez con el propio Plant? ¿O reuniría a su banda de siempre, los Union Station, con los que no publicaba desde aquel magnífico Lonely Runs Both Ways de 2004, y volvería al bluegrass?
Las dudas se desvanecieron el pasado mes de abril, cuando vió la luz Paper Airplane (2011): la señorita Krauss ha vuelto con Union Station para facturar otro bellísimo álbum de bluegrass. Pocas sorpresas en este nuevo trabajo, fiel continuación del Lonely Runs Both Ways: canciones aterciopeladas, sin aristas, sin estridencias. Banjos, mandolinas, violines y, como principal baza, la voz de Alison Krauss, en canciones como Dimming of The Day, Lie Awake o la que da título al álbum. Pequeñas perlas que se pueden disfrutar en el porche de una granja de Illinois con sólo cerrar los ojos: con ese don que Dios le dió, Krauss te sube a un avión de papel y te transporta al Medio Oeste americano, deslizándote sobre el viento que mece los campos de trigo.
Como en anteriores ocasiones, también hay algunos temas -Dustbowl Children, On The Outside Looking in- donde los Union Station cogen las riendas y hacen un bluegrass más asilvestrado. Pero que nadie se equivoque, el tema más acelerado de los US es una balada al lado del tema más lento de otras bandas como la The Reverend Peyton's Big Damn Band. Así que el resultado no desentona en absoluto en el disco y su armonía con el universo.
En definitiva, los que anden ávidos de southern o country rock, que busquen en otro lado. Esto es música de raíces, pero de las raíces de la planta del algodón. Blanca. Suave. Esponjosa. Ingrávida.