Manel en la Sala Zero
Gracias a su disco de debut, Els millors professors europeus (Discmedi, 2008), Manel son la sensación del momento en el panorama musical catalán. Más cercanos al folk que al pop convencional, y herederos de Sisa, Albert Pla o Pau Riba, sus canciones son coloridas postales de cotidianeidad: Manel bebe de la tradición stendhaliana ("una novela es un espejo que se pasea a lo largo de un camino") para retratar instantes con un minimalismo y una poesía naïf que han conquistado a cientos de seguidores.
Pese a ello, cuando antes que salieran a la venta las entradas de su concierto en Tarragona (Sala Zero, viernes 24 de abril de 2009), alguien me dijo que se iban a agotar, me resistí a creerlo: la Sala Zero es bastante grande, la hora del concierto (9pm) no era la más propicia para atraer a las masas, y la música de Manel me parecía más propia de minorías que de multitudes. Pero me equivoqué de mig a mig: el día antes, un mail de la organización avisaba que todas las localidades se habían agotado, y que no se venderían entradas en taquilla.
Pocas veces he visto un público más entregado. Desde los primeros pasos del concierto, la gente que abarrotaba la sala y se encaramaba por las escaleras tarareaba todas y cada una de las canciones, aplaudía a rabiar, y reía las gracias del líder del grupo (que, serio e impávido, me recordaba al gran Eugenio, e.p.d.). Hay que reconocer que, los temas, algo faltos de producción en el disco (como toda buena opera prima que se precie), ganaban enormemente en directo. Y además, la banda tuvo el acierto de acortar o acelerar algunos temas, alargar otros, e incluso dejar a los más voluntariosos inventar y cantar algunas estrofas sobre el escenario. Las anécdotas que contaban, la música sin estridencias pero también sin fisuras, su lírica irresistible, y la entrega del respetable hicieron el resto.Y así desgranaron todo su álbum, e incluso se atrevieron con tres versiones que hicieron las delicias de los más fans: Common People de Pulp, No t'enyoro de Els Pets (con la participación del líder de este grupo, Lluís Gavaldà) y la broma de la jornada: La Tortura, de Shakira y Alejandro Sanz). En total, hora y media de concierto, rendición de todos los asistentes al directo de Manel, ganas de más, y a ver si llegan el segundo disco y una nueva visita de los barceloneses. Esperaremos.

También en la Plaza San Marco, las sempiternas orquestas de los cafés tocaban para un público en pie, mientras los camareros esperaban que un incauto turista picara y se sentara en la terraza para cobrarle, dicen, doce euros por un cortado. Sin suerte, pero: sólo de vez en cuando un japonés se aposentaba en una silla, para que su compañero de viaje le hiciera una foto fugaz, y se levantaba al instante cuando el empleado se dirigía hacia él para preguntarle qué deseaba tomar.