Vamos con una ecléctica selección de algunos de los discos que estoy escuchando estos días más de lo médicamente recomendable.
Free Yourself Up (2018), de Lake Street Dive. Mi amigo Miquel Àngel me descubrió a esta banda
originaria de Boston hace unas semanas, y estoy disfrutando de lo lindo
su último trabajo. Las dos características más particulares de este
grupo de soul blanco es el uso de contrabajo (en lugar de bajo
eléctrico) y el vozarrón de su líder, la encantadora Rachael Price, que más que una voz tiene una navaja suiza.
If you're gonna tell them everything / Tell 'em I'm a good kisser!
Spectacular Class (2019), de Jontavious Willis. ¡Me encanta este disco!
Me recuerda mucho a los primeros trabajos de Keb' Mo', el cual hace un cameo
tocando el banjo en el vídeo que cuelgo abajo (y de hecho, Willis telonea a Mo' en su
gira americana). Blues tradicional que suena fresco y desenfadado, una
maravilla para los que amamos esta variedad del género, una variedad que
por desgracia no hay demasiados artistas que cultiven.
Destilar (2019), de La Vela Puerca. Tras casi un cuarto de siglo de carrera, los uruguayos La Vela Puerca
siguen publicando discos la mar de efectivos: quizás no tan punkies como los de sus inicios, pero igual de vitales. Este Destilar (curioso
título, por cierto) es otra gozada de las que se disfrutan con el
volumen a toda castaña, un álbum divertido y con la contagiosa energía
marca de la casa. Acabo de enterarme que a mediados de septiembre
aterrizan en Barcelona. A ver si me regalo una entrada, porque me
encantaría verlos en directo.
La Traviesa (Torredembarra, Tarragona), 2 de junio de 2019.
Ayer me levanté con el cuerpo pidiendo música en directo, así que
consulté la programación del Bluegrass Bar La Traviesa, que siempre es
apuesta segura para las noches de domingo. Tocaba un tal Will Wilde, blues-rock
según rezaba el programa, y busqué su nombre en YouTube. Y resulta que Will es una
bestia parda con la armónica, un instrumento al cuál últimamente estoy
muy enganchando (y lo digo de forma literal), así que la propuesta era
más que atrayente. Pero fue ver este vídeo y disiparse cualquier duda:
Gran
bolo el que se marcó el británico y su banda en ese oasis musical que
es la Travi, que acababa de inaugurar la temporada de verano y por tanto
los conciertos en el patio exterior. La luz del día que todavía había
cuando empezaron los primeros temas no acompañaban demasiado al blues-rock enérgico de Will, pero su feeling y
potencia a la armónica caldearon pronto el ambiente. ¡Menuda
manera de soplar! La armónica es un instrumento que puede resultar
excesivo si se abusa de él, pero en la boca de Wilde era tan agradecido
como los solos de un buen guitarrista.
Así
que el espectáculo fue creciendo, y también la entrega del respetable.
Cayeron varias canciones de sus primeros álbumes, y alguna nueva composición. Pero fue
en la segunda mitad del show, ya con la noche sobre nuestras
cabezas, y con las canciones del último disco Bring It on Home (2018), compuesto
íntegramente de versiones de artistas británicos, cuando el público enloqueció. Cayeron The Wizard de Black Sabbath, una espectacular Love that Burns de Fleetwood Mac, Parisienne Walkways de Gary Moore y Lazy de Deep Purple. El bis fue una tremenda reinterpretación del clásico de Canned HeatOn the Road Again. Y ahí tenía que acabar la cosa, según el papel con el set-list
que yacía sobre el escenario. Pero el ambiente estaba tan al rojo vivo
que los vítores y jaleos del público obligaron a Will y a su grupo a
disparar un último trallazo, en este caso Can't Hold Out (Talk to Me Baby) de Johnny Winter, que fue coreado por todos los asistentes.
Todo un descubrimiento, este Will Wilde, y otra noche para el recuerdo gracias a la gente de La Traviesa.