lunes, 30 de julio de 2007

Hasta luego

Soy tan repelente que tengo una cita para cada ocasión. Algunas son frases de personajes célebres ("Es mejor hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse", Maquiavelo), otras son fragmentos de un libro ("No tienes lo que mereces, tienes lo que no puedes esquivar", Ray Loriga) y otras, como la que hoy me ocupa, salen de las letras de una canción.

"A quien no mueve los pies se le para la cabeza", cantaba hace dos décadas Danza Invisible, en el tema Vida Pasajera (título que utilicé para mi web sobre literatura de viajes, por cierto). Y eso es lo que intento hacer cada verano: mover los pies y lanzarme al mundo. Este año me he decido por Laos. Ya tengo la mochila hecha y esperando en la entrada, y en unas horas cogeré un vuelo a Frankfurt, desde donde volaré a Bangkok y de ahí (en tren, probablemente) iré a la capital de Laos. Una vez en Vientiane, la idea es subir hasta Luang Prabang e ir utilizando el Mekong para recorrer el país en barcos y barcazas (la época de lluvias en la que estamos deja bastante intransitables las carreteras, según he leído). Ese es el plan inicial, pero puede variar según las recomendaciones de los viajeros que encuentre por el camino, las ganas que tenga de quedarme unos días en un sitio que me guste, lo rápido que vaya descendiendo por el río o la alineación de los planetas.

En fin, todo esto viene más o menos a cuento para decir que, probablemente, durante un mes no escribiré en este blog, que queda en las manos guitarreras de David. Como no, para este viaje tengo mi reproductor de MP3 lleno a rebosar de nueva música (nueva para mí, claro), así que a la vuelta espero poder elucubrar aquí sobre lo que he ido escuchando. Esto es lo que ocupa los 5 Gb de mi Creative Zen hasta el último bit:

The Jon Spencer Blues Explosion, "Acme - Plus""
Los Berzas, "Ahí Viene Pérez""
Mark Knopfler & Emmylou Harris, "All The Roadrunning"
Varios Artistas, "Alma (Soul)"
Joshua Redman, "Back East"
The Damnwells, "Bastards Of The Beat"
Toby Keith, "Big Dog Daddy"
John Mayall, "Blues Breakers With Eric Clapton"
Annett Louisan, "Boheme"
Don Byron, "Bug Music"
El Sobrino del diablo, "El Sobrino del diablo"
Ariel Rot, "En vivo mucho mejor"
Sugarland, "Enjoy The Ride"
Alison Krauss & Union Station, "Every Time You Say Goodbye"
Norah Jones, "Feels Like Home"
Donna Hughes, "Gaining Wisdom"
Buddy Guy, "Heavy Love"
Susan Tedeschi, "Just Won't Burn"
Miles Davis, "Kind Of Blue"
Velvet Revolver, "Libertad"
Jason Mraz, "Live - Tonight, Not Again"
Vargas Blues Band, "Madrid - Memphis"
Rafa Pons, "Mal Te Veo"
Mother Superior, "Moanin'"
Calle 54, "Música Para Los Amigos"
Soundtrack, "My Name Is Earl"
Unofficial Soundtrack, "My Name is Earl"
Tom Waits, "Orphans: Brawlers, Bawlers & Bastards"
Garage A Trois, "Outre Mer"
Joan Osborne, "Relish"
Dani Flaco, "Salida de Emergencia"
Sam Cooke, "Sam Cooke's Night Beat"
Beatallica, "Sgt Hetfield's Motorbreath Pub Band"
Medeski Martin and Wood, "Shack-man"
Gnarls Barkley, "St. Elsewhere"
Kevin Johansen, "Sur O No Sur"
Tons of Steel, "Ten Dollar Cover"
American Minor, "The Buffalo Creek EP"
Drive-By Truckers, "The Dirty South"
Wynton Marsalis, "The Gold Colection"
Tishamingo, "The Point"
Little Big Town, "The Road To Here"
Albert King, "The Very Best of Albert King"
Jorge Ben Jor, "Tropical"
Patti Smith, "Twelve"
Zebda, "Utopie d'Occase"
Cris Juanico, "Vola'm a sa lluna"
Marc Ford, "Weary and Wired"
Lucinda Williams, "West"
Mountain Heart, "Wide Open"
Mirah, "You Think It's Like This But Really It's Like This"


Así pues, sólo me queda despedirme y desearos buen agosto a todos los viandantes que pasáis por esta Calle del Bourbon. Y por supuesto, dar 5 Gb de GRACIAS a los bloggers que cada día me descubren nueva buena música: Olvido, Manolo, Burdon, el Ascensorista y David. Feliz verano, y keep on bloggin'!!!

viernes, 27 de julio de 2007

La Jenny y sus amigas

Reconozcámoslo: yo sería un crítico (de cine, musical y/o literario) horrible. Y es que algunas de las cosas (películas, discos y/o libros) que me gustan son de una comercialidad que haría rasgarse las vestiduras a cualquier crítico abanderado de la intelectualidad.

En fin, dicho esto, ya puedo comentar que el otro día vi la película Dreamgirls y... me gustó. De acuerdo, sí, es una peli propia de domingo por la tarde tirado en el sofá. El argumento es flojillo, y la estética es más propia de la Barbie Diana Ross que de lo que debían ser los años dorados (más bien chapados en oro) de la Motown. Pero como el pasado fin de semana mi ya de por sí plano encefalograma no tenía ganas de sobresaltos, y llevaba la banda sonora (bastante buena, por cierto) muy empollada, lo pasé realmente bien viéndola.

Lo mejor del filme son, sin duda, sus interpretaciones, especialmente las de Eddie Murphy, Jamie Foxx y Jennifer Hudson. Los últimos años (y cuando digo últimos me remito ya a casi dos décadas) de Eddie Murphy han sido de lo más lamentable, cinematográficamente hablando. Pero en Dreamgirls el ex-Superdetective en Hollywood borda el papel del ficticio James "Thunder" Early, un rey del R&B en decadencia. Jamie Foxx, que ya hizo una interpretación grandiosa encarnando al mítico Ray Charles en Ray (y que le valió el Oscar al mejor actor), vuelve a lucirse haciendo de el manager ambicioso y sin escrúpulos que descubre y lanza a la fama a las Dreams, el grupo imaginario sobre el que versa la película. Pero sobretodo, la estrella de Dreamgirls es Jennifer Hudson, la actriz que encarna a Effie, una de las Dreams. Esta triunfita salida (de hecho, eliminada) del American Idol se come literalmente a Beyoncé y a las otras Dreams, con su chorro de voz y una interpretación que hizo que ganara el Globo de Oro a mejor actriz y el Oscar a mejor actriz secundaria, lo que no está nada mal para una chica de 25 años en su primera aparición cinematográfica. Entre los momentos memorables de la película, It's All Over -su cabreo (cantado) con Jamie Foxx- o cuando canta el tema I Am Changing ante el escéptico productor musical, entre otros.

En definitiva, Dreamgirls quizás no pasará a la Historia de los grandes musicales del cine, pero se deja ver, oír y disfrutar. Críticos y puristas abstenerse, eso sí.

lunes, 23 de julio de 2007

Norah again (por Almond)

Los autores de este blog me han invitado a que escriba “algo” sobre el concierto de Norah en Barcelona. Como siento cierta debilidad por los dos (pecadora que es una) voy arriesgarme a ello, aunque cualquiera se atreve después de leer la crónica de Rafa ... En fin, vamos allá.

Avanzaros que antes del concierto, poco o casi nada sabía yo de la Jones, aparte de la resaca que pilló Rafa y de lo que David, siempre pendiente de mis “exigencias” musicales, me ha ido descubriendo (como sólo lo sabe hacer él) a lo largo de estos meses. La noticia del concierto nos cogió a los tres un poco de improviso, pero no hubo dudas: David se encargó de la compra de las entradas y marcamos la fecha del 20 de julio en nuestras agendas.

Escribiendo estas líneas, tres días después del concierto, tan sólo os puedo confesar que a mi Norah me pareció perfecta. El vivo reflejo por lo que una vendería su alma al diablo (por cierto, cuanto te debo Lucifer?).
Una voz realmente impresionante, dulce y envolvente, que atrapa a todos tus sentidos y te hace morir de envidia. Y más todavía. Su madurez como artista no deja lugar a dudas. Sobrelleva magistralmente la carga de solista, con una mezcla de timidez ensayada de quien sabe que aún le queda mucho camino por recorrer,aunque intuyo que poco le queda para demostrar. Su estilo, mezcla de jazz y pop vocal tradicional, con rastros de blues country y folk contemporáneo, da buena cuenta de su variada formación musical. Nada que añadir a lo que comenta Rafa sobre el grupo. Eso sí, mención especial para Daru Oda (teclados y coros), que puso la guinda a una noche casi perfecta.

Y digo casi porque al finalizar el concierto reconozco que tuve la incómoda sensación de encontrarme pequeña, fea, vulgar, gris. Cielos, chicos, la próxima vez vamos a ver a Bon Jovi o a Slash y así se me pasa el complejo.

Almond

domingo, 22 de julio de 2007

Norah Jones en concierto

Viernes, 20 de julio de 2007. Palau de la Música de Barcelona. Entre humo y bengalas aparece Norah Jones. Viste top y minifalda de cuero, medias de rejilla agujereadas y lleva el pelo en un crepado imposible. Las primeras guitarras distorsionadas anuncian que será un concierto demoledor. El sonido atronador que escupen los altavoces hace temblar las paredes del Palau. Mientras se contonea como una gata en celo, Norah se desgañita y aborda sus temas más duros, uno tras otro, sin pausas entre explosión y explosión de rock'n'roll. El público grita como loco, inmerso en la orgía de metal y alaridos, mientras la cantante de Nueva York versiona el One de Metallica. Finalmente, mientras el guitarra solista se ensaña con el amplificador, destrozándolo con su guitarra, Norah rocía el piano con gasolina y le prende fuego, que se eleva entre las estatuas modernistas del escenario.

Bueno, de acuerdo, no fue así. Pero si alguien esperaba que el concierto de Norah Jones fuera un soporífera actuación a lo Richard Clayderman, salió muy equivocado. Norah y los suyos tocaron temas intimistas de jazz-pop, sí, pero también temas más acelerados y variopintos de blues, country, dixie y hasta rockabilly, así que, sin ser una demostración de energía y decibelios, fue considerablemente movido. Pero, como decía Jack el Destripador, vayamos por partes...

Almond, David y yo entramos al Palau cuando el telonero, un tal M. Ward, terminaba su actuación. Nunca supimos a qué nombre correspondía la M, pero a juzgar por como tocaba la guitarra (acústica), os aseguro que la M no era de "Manco". Temas tranquilos e introspectivos, pero interesantes. Habrá que seguirle la pista.

Una vez terminó, el público se preparó para recibir a la maravillosa Norah Jones y su banda. Por el espectacular acopio de instrumentos sobre el escenario (batería, xilofón, cajas de ritmos, dos contrabajos, varias guitarras y bajos, un piano, un órgano y hasta una especie de acordeón sobre cuatro patas) parecía que la cantante iba a entrar acompañada de la Filarmónica de Berlín, como mínimo. Pero no, al final eran sólo cuatro los músicos que acompañaban a la radiante Norah, que entró con vestidito granate, de escote discreto y falda a la altura de las rodillas, y zapatos negros de tacón.

La artista, en lugar de dirigirse hacia el piano, se colgó una guitarra eléctrica, y el concierto empezó con una versión muy blues de Come Away With Me, el tema que dio título a su primer álbum. Luego, sus primeras palabras en español (graziaz), y alabanzas al Palau (I love this place) y a la ciudad (You are very lucky for living here), con lo que a la primera de cambio ya tenía al público en el bolsillo. Ya sentada al piano, se sucedieron temas más intimistas, sobretodo de su último disco. De vez en cuando, los músicos cambiaban de instrumentos (el batería se iba al xilófono, el bajo cogía el contrabajo, la asiática dejaba la flauta travesera y cogía el bajo...) y las canciones adquirían nuevos sonidos, no siempre perfectamente ligados, pero que se agradecían dado que las canciones más tranquilas de Norah son todas del mismo corte. También se agradecía que entre los temas suaves fueran apareciendo cambios a estilos más movidos, con el country de Sunrise, el dixie de I'm Gonna Get You Yet (una versión de The Dixie Cups) o el rockabilly de Creepin' In. Y en las pausas entre canción y canción, las bromas y comentarios -muy naïf- de Norah, que hacían reír al respetable y embelesaban al más pintado.

Así se fue deslizando la noche, disfrutando de la música y de la voz maravillosa de la chica, sin grandes sorpresas, pero también sin la monotonía que podía haber sido si Norah se hubiera limitado al jazz-pop que la ha hecho famosa. Entre las curiosidades, la espectacular Sinkin' Soon, intencionadamente caótica, y la colaboración del telonero M. Ward en un par de canciones. Y al final, después de casi dos horas , Norah terminó el concierto con The Long Way Home (una versión de su admirado Tom Waits). Vítores, aplausos, thanks for coming y todos a casa contentos de haber disfrutando del espectáculo y rindiendo pleitesía a esta bella cantante de 28 años. ¿Qué tendrá esta Norah, que a todo el mundo enamorah?

lunes, 16 de julio de 2007

Incombustible Vargas

Siempre me ha asombrado la trayectoria musical de Javier Vargas y su banda. Que un grupo español consiga publicar en este país un disco de blues ya es poco habitual. Si el disco es en inglés, ya estamos hablando de proeza. Y que lo vaya haciendo durante los últimos 16 años es algo que deja boquiabierto al más pintado, teniendo en cuenta las discográficas que tenemos por estos lares. Pero ahí está la Vargas Blues Band, que acaba de publicar Lost & Found, su enésimo disco desde que en el lejano 1991 presentó su primer trabajo, All Around Blues. Supongo que el bagaje y los contactos de Javier, que en los 80 trabajó con gente como Miguel Ríos, Manolo Tena o Sabina, le habrán ayudado, pero eso no le quita mérito al hecho de dedicarse y conseguir vivir en España de un estilo casi invisible para el mainstream estatal.

Lost & Found es un disco típico de la Vargas: blues y blues-rock guitarrero, con buenos temas propios (compuestos por el líder de la banda y por Jeff Espinoza) y fantásticas versiones de clásicos del blues (como The Thrill Is Gone de B.B. King o I Need Your Love So Bad, popularizado por Fleetwood Mac). Pero las perlas del álbum son los tres temas que lo cierran: One Way Out, Statesboro Blues (en homenaje a The Allman Brothers Band) y Layla (de Eric Clapton). Los tres auténticas descargas de power-blues, grabados en directo y con la colaboración de Devon Allman, hijo de Gregg Allman, el cofundador de la mítica The Allman Brothers Band.

En definitiva, todo un gustazo encontrar todavía músicos como Javier Vargas y los suyos, dedicados en cuerpo y alma a demostrarnos que por aquí aun se pueden hacer buenos discos de blues sin morir en el intento.

martes, 10 de julio de 2007

Mi canción del verano

Estamos a 10 de julio y, que yo sepa, oficialmente aún no hay canción del verano. Gracias a Dios, nos estamos librando de corrales, bombas, gasolinas, macarenas, papichulos y negros que no pueden, por el momento. Han habido intentos, por supuesto (como la enésima resurrección del maldito Georgie Dann o vídeos virales como esta bazofia siliconada). Pero, por alguna razón que se me escapa, todavía nadie se ha llevado el gato al agua (¿será porqué todos los temas candidatos son una auténtica basura? No, no creo que sea por eso...)

Aun así, tarde o temprano aparecerá e invadirá radios, teles, bares y móviles polifónicos, porqué creo que el ser humano tiene un gen que con el calor se pone un poco pallá y nos obliga a escuchar una y otra vez la misma canción. Como hace años que no escucho radiofórmula, prefiero evitar sus esperpentos "musicales" y elegir yo mismo mi canción, siempre de mejor calidad que la propuesta impuesta por los mass media (de peor calidad sería imposible). Ya expliqué que el año pasado fue The Long Way Around, de Dixie Chicks. Este año estoy más rollo pachanga-fussion, y algunos de los temas del brutal Yoff Tongor de Radio Malanga están opositando para convertirse en mi canción del verano.

Descubrí a Radio Malanga gracias a un post de Manolo, y aunque en invierno no le hice demasiado caso, con la llegada del buen tiempo fue sonando más y más en mi reproductor de MP3. Radio Malanga es un grupo de músicos de diversos rincones del mundo y establecido en Barcelona. Mezclan jazz, ska, rancheras, rumba, reggae, música árabe, cumbia, son, rap y mil estilos más, todo muy bien fusionado, que suena fresco y a la vez caliente, muy latino. La música ideal para que suene a todo volumen mientras vas a la playa, te tomas unas cervezas en el chiringuito, unos cubatas en las terrazas mediterráneas, cuando rememoras la lambada agarrado a una voluntaria de la Cruz Roja o cuando te bañas en pelotas a las 3 de la madrugada.

Si aún no habéis oído el Yoff Tongor de Radio Malanga, no os despistéis, que el verano pasa rápido y es plato de temporada. Por cierto, en mi ranking particular de canciones del verano, la que va en primera posición es el quinto tema del disco, El Culebrón.

Desde que tú no estás mi vida es un culebrón
Ahora voy de bar en bar pa' olvidarme de tu amor
Desde que tú no estás mi vida es un culebrón
Voy fumando marihuana sentadito en el balcón
Desde que tú no estás mi vida es un culebrón
Voy a contar mi testimonio en la televisión
Desde que tú no estás mi vida es un culebrón
Sólo me dejaste el gato se me parte el corazón

viernes, 6 de julio de 2007

Noche de blues: Gov't Mule + John Mayall

Ayer noche Almond y yo pudimos ver cumplidos uno de nuestros sueños musicales: ver al gran Warren Haynes en directo. Y es que, cuando el gran oteador Rafa nos puso sobre aviso el sábado, no nos podíamos creer que Gov't Mule fuera a tocar en Barcelona, y que pudíeramos finalmente verlos, después de un año de encierro, dedicado a la crianza del pequeñajo de 14 meses que duerme en la habitación mientras escribo estas líneas.

Como a veces sucede, el máximo atractivo de un concierto no es el cabeza de cartel, pero es que ayer en el Poble Espanyol la noche era francamente interesante: Gov't Mule + John Mayall & The Bluesbreakers, teloneados por unos prometedores The Steepwater Band. Y digo prometedores porque no los conocíamos, y están siendo una grata sorpresa para nuestros oídos (mm, esa Les Paul sucia...).

Allí estábamos a las 20.15, media hora más tarde de lo previsto gracias a la siempre estresante entrada a la big city, con sus colas kilométricas que, a los de provincias, se nos hacen insufribles. Así que solo pudimos ver el final de los Steepwater. Dos birras más tarde ya estábamos listos para recibir al señor Haynes, voz y guitarra de la actual formación de los Allman Brothers Band (ahí es nada). Estábamos listos nosotros y las calvas de la mayoría de los asistentes, no en vano John Mayall lleva más de 40 años 'on the road'. Muy buen ambiente. Gente pero con espacio más que suficiente para movernos. Quizás alguien diría que poca gente para tan buen cartel. Seguro que Bisbal hubiera llenado la plaza.

Por suerte no tocaba Bisbal sino los Gov't Mule, que descargaron su slow rock blues, con un sonido pobre que fué mejorando a medida que hacíamos avanzar la tarde. Mención especial a un buenísimo Time to confess que vimos muy cerca, disfrutando con el feeling vocal y digital del maestro. La banda, super compacta. La única crítica, quizás un repertorio irregular, hubiéramos preferido otros temas.

2 horas más tarde, ya satisfechos, estábamos a la expectativa de lo que podía ofrecernos un John Mayall de 73 años, del cual no somos muy fans, a excepción de los increíbles Jazz Blues Fusion, que siempre me ha encantado, y del mítico album 'Beano': Bluesbreakers with Eric Clapton.















Pero nos sorprendió muy gratamente, está hecho un gentleman, su voz está aún condiciones, y nos ofreció un muy buen concierto de blues. No en vano se trata de una auténtica leyenda viva, él y su banda original, los Bluesbreakers, lanzadera de guitarrístas estelares: Eric Clapton, Jeff Beck, Coco Montoya y Walter Trout, entre otros.

Mención especial al guitarrísta de los Bluesbreakers de anoche (por cierto, power-trío: batería, bajo y guitarra, más Mayall a los teclados): Buddy Whittington, una mole de Texas, capaz de convertir cualquier fragmento de guitarra en algo mágico. Que bueno, buenísimo. Bluesero a tope, pero con toques a lo Robben Ford, con guiños al country. Tocaba sin un solo pedal de efectos, sin cambios de volumen. Todo guitarra y manos. Increíble. Sólo por el cierre del concierto antes de los bises, un "Have you heard" antológico, ya valió la pena el viaje.

Hoy, 24 horas después, me iría a otro concierto ya mismo. Y es que... como engancha.

domingo, 1 de julio de 2007

Un monstruo llamado Quim

Anoche fui a Barcelona a ver un concierto: en la sala Monasterio tocaba Quim Vila, del cual soy fan incondicional. Quim Vila es un apasionado del jazz, guitarrista aceptable, gran letrista, estupendo showman y, sobretodo, un pedazo de cabrón.

Empezó el espectáculo (ya anunciado como mezcla de concierto y monólogos) con el músico solo en el escenario, y la primera canción ya la cortó a la mitad para enrollarse durante más de cinco minutos. Quim se ríe de los de su pueblo, de los catalanes de sardana y barretina, de la España de Morancos y Salsa Rosa, de la Iglesia, de Aznar, de ZP y, de pasada, del resto de la población mundial. Su humor es contagioso e irresistible, y al poco tiempo ya tenía al público en el bolsillo y carcajeándose. Con tanta interrupción, los temas se sucedían poco a poco, a veces dejándolos a medias, a veces mezclándolos con villancicos, música tradicional catalana o rancheras. Pero eso era lo de menos, porqué ahí estaba la gracia, usar la música como vehículo de jolgorio y descojone. A la hora entraron batería y teclados (una versión reducida de su banda, Eutanàsia Col·lectiva, dado que el escenario no daba para big bands), que acompañaron fantásticamente las divagaciones del músico de 38 tacos cronológicos, 26 fisiológicos y 11 mentales, como reza su web. La música ganó, y el cachondeo también, ya que Quim bromeaba con los recién incorporados, contando -por ejemplo- como el teclados siempre oye un ruidito en el palier de la furgoneta cada vez que pasan delante de un puti-club. Deberíamos parar a mirarlo, ¿no?.


Y así fueron pasando las casi 2 horas de concierto, que se hicieron brevísimas, de tanta risa y buen rollo. Al final, un par de bises (con la tarifa plana de la entrada esto no entra, si queréis más es más caro -se quejaba, coñón), y punto y final, todos con buen sabor de boca, lágrimas en los ojos, agujetas en las mandíbulas, y el sabio consejo de regalo con el que terminó este monstruo que es Quim Vila:

"Nunca digas de esta agua no beberé, estos genitales no los lameré ni este cura no es mi padre."