El autor de este blog se va de vacaciones, así que no habrá posts durante una temporadita (lo cual, vista la periodicidad con la que publico, tampoco es demasiada novedad). Felices vacaciones y feliz verano a todos, cuidadín con las insolaciones, las paellas de chiringuito y la canción del verano, y nos leemos en septiembre.
PD: Ilustro esta última entrada preestival con una viñeta del genial e inigualable Forges, que nos dejó a principios de este año. ¡Se te echa de menos, maestro!
La primera página de la Lonely Planet de Irán reza: "Welcome to Iran: probably the most friendly country in the world". ¿Friendly?
Esto choca de lleno con la idea preconcebida que tenemos del país.
¿Pero no lo había situadoGeorge W. Bush en el llamado eje del mal?
¿No acaba Trump de volver a condenarlo al bloqueo económico por supuestamente no respetar el acuerdo nuclear? ¿No es allí
donde terroristas, cimitarra en mano, rebanan el pescuezo del infiel
que osa pisar su tierra? ¿No estallan coches bomba por las calles cada 100 metros?
Había
que resolver el misterio, dilucidar quién tenía razón: si la famosa
guía de viajes, o los infaustos presidentes norteamericanos. Así que
engañé a un amigo, recuperé mi vieja mochila, y compré un billete al
país de los ayatollahs, a ver qué se cocía allí.
Por
supuesto, Bush, Trump y sobre todo mi ignorancia me estaban tomando el pelo. ¡Qué país
tan fantástico es Irán! Maravillosas mezquitas, fabulosos palacios,
bazares multicolores,
ciudades vibrantes,
una gastronomía espectacular... Y lo mejor, su gente: risueña,
generosa, hospitalaria, y siempre dispuesta a echar una mano. Vale que su gobierno no es el más democrático del mundo, pero me dio la impresión que los años de severa represión quedaron atrás hace tiempo, y la sensación es de absoluta tranquilidad y seguridad, y de una paulatina aunque imparable recuperación de las libertades. Así que
fue un lujazo disfrutar de los colores de la mezquita Nasir-ol-Molk de
Shiraz, de la majestuosa Persépolis, del atardecer en la impresionante
plaza
Naqsh-e Jahan
de Isfahan, de un estofado de carne de camello en una antigua casa abásida en Kashan, y de decenas de experiencias más.
En definitiva, una semanita que pasó volando, pero que nos dio la oportunidad de descubrir el destino ideal para dinamitar prejuicios. Y de regalo, nos hizo enamorarnos de esta joya del Oriente Medio que es la antigua Persia.
Vamos con una edición atípica de Discos que no te salvarán la vida, pero que te pueden alegrar el día, con una selección de álbumes de blues hecho
en España, un estilo poco habitual en el panorama
musical estatal. Si en este país (sobre)vivir de la música ya es difícil
para triunfitos y concursantes de Horrorvisión, intentarlo haciendo blues en inglés es prácticamente una quimera. Pese a ello, hay valientes que lo intentan, a Dios gracias, y con fantásticos resultados.
Living with The Blues (2002), de The Suitcase Brothers. Hace semanas, por no decir meses, que ando enganchadísimo a este disco de blues del Delta. Los hermanos Pere y Víctor demuestran que para hacer música con calidad y feeling no
hacen falta artificios: una guitarra acústica, una armónica y
sus voces son más que suficientes para facturar este discazo que me
transporta al porche de una casa de madera desvencijada a orillas del
Mississippi. Me muero de ganas de verlos en directo, a ver si se dejan
caer por estos lares algún día.
Heart and Guts (2017), de A Contra Blues. Otro disco que me tiene encandilado. Como sugiere su nombre, la banda catalana A Contra Blues no sólo hace blues: de hecho, en este pedazo de álbum hay mucho rock sureño, muchos sonidos fronterizoscon toques de psicodelia.
Un trabajo espectacular, hecho con el corazón y las tripas, que bien
podría estar firmado por una banda de Oklahoma, por ejemplo. A
principios de agosto tocarán a 10 minutos de casa, pero por desgracia
estoy fuera y me lo perderé. Pero actuan bastante por Catalunya, así que
espero poder echarles el ojo (y las orejas) en breve.
Jefe (2018), de Jimmy Barnatán & The Cocooners. El actor y cantante Jimmy Barnatán ha reunido a su grupo The Cocooners, y ha puesto banda sonora a la película Jefe,
el debut como director de
Sergio Barrejón. Pero que nadie se equivoque: aquí no hay meras melodías
de acompañamiento a las escenas del filme. Exceptuando el breve
instrumental que abre el disco, el resto de los temas son canciones al
uso, grandes piezas en las que encontramos blues, swing, rockabilly, rock'n'roll y soul.
Una gozada de música 100% americana, de la que espero disfrutar el próximo 14 de julio, que tocan en Reus.