domingo, 26 de enero de 2020

La larga agonía del rock'n'roll

Entro a comer en una brasería llamada Rock & Café. En el escaparate, un cartel enorme con la palabra ROCK troquelada. En las paredes, fotografías en colores chillones, muy a lo Andy Warhol, de Mick Jagger, de Angus Young, de Robert Plant... Y sonando a todo trapo, una música insultantemente empalagosa que no logro identificar. Por morbosa curiosidad, ejecuto Shazam. Se trata del disco en directo Tour Terral: Tres noches en Las Ventas de Pablo Alborán. Espero que traigan pronto el menú: este almuerzo se me va a hacer muy largo.

En esto, señoras y señores, es en lo que se ha convertido el ROCK para las generaciones del siglo XXI: un concepto que mola, un elemento de márqueting, un logo, un slogan. Bebés con bodies de Los Ramones. Milenials con camisetas de AC/DC compradas en el Springfield. Hipsters con los labios de los Stones estampados en los calcetines. Cantantes de trap con sudaderas de Guns n' Roses. Youtubers con el bigote de Freddy Mercury, con las gafas de Elton John. Influencers con la portada del Aladdin Sane de Bowie en el top...

Mientras tanto, en los conciertos de rock, el 99% del público está formado por gente de más de 40 años. Los únicos jóvenes son los que están sobre el escenario: bandas como Imperial Jade, The Electric Alley, The Kleejoss Band, The Mothercrow... Chavales y chavalas que mantienen viva la llama, y de puta madre además, dejándose la piel para que un puñado de viejunos disfruten rememorando los tiempos de gloria del rock'n'roll. ¿Hasta cuándo? ¿Cuánto aguantaremos los que ahora somos cuarentones o cincuentones yendo a ver música en vivo? ¿10 años más? ¿20? ¿30, a lo sumo? Entonces, se habrá terminado. Los grupos que ahora son jóvenes, o los cuatro frikazos que harán música con una guitarra en lugar de con un programa de ordenador, se quedarán sin público, sin nadie que vaya a oír esas canciones que suenan de lujo y que beben de los sonidos que reinaron en la segunda mitad del siglo XX. Y así morirá el rock'n'roll, porque sin oyentes no hay bandas, y sin bandas no hay música.

Aprovechemos estas pocas décadas que nos quedan: yendo a conciertos, frecuentando los garitos que se resisten al reggaeton y engendros similares. Y el día que el rock muera, que ya solo se escuche, así como muy de fondo, en un anuncio de sillas de ruedas eléctricas para abueletes nacidos para ser salvajes, diremos a nuestros nietos: escuchad, niños, esto que suena es Steppenwolf, y ésta era la música que, cuando teníamos vuestra edad, nos hacía vibrar, gritar, saltar, bailar, reir, llorar, rebelarnos, emocionarnos.

miércoles, 15 de enero de 2020

13 aniversario

Si el 15 de enero de 2007, día que David y yo inauguramos este blog, un fulano me dice que en 2020 seguiría escribiendo en él, le pregunto qué mierda está fumando, y lo que es más importante, dónde puedo conseguirla. Pero sí, señoras y señores, 13 años después, aquí seguimos, y hoy celebramos el treceavo aniversario de Bourbon Street Online.

Diferentes contenidos ha albergado este espacio durante esta década y tercio, según las épocas: críticas musicales, novedades discográficas, resúmenes de conciertos, digresiones existenciales (también conocidas como pajas mentales), humor, fotografía, literatura, gadgets... Todos más o menos relacionados con la música, esa era la idea inicial, aunque también han habido extravíos, como opiniones políticas o pequeñas crónicas de viajes.

O sea, un cajón de sastre cuyo sentido existencial es que David (el día que le apetezca volver a escribir) y un servidor dispongan de una página en blanco donde vomitar sus ideas, elucubraciones y recuerdos melómanos. Y ya de paso, entretener a los que, no se sabe muy bien porqué, se dejan caer por aquí y echan un ojo a las cuatro líneas aquí publicadas, o mejor dicho, perpetradas.

¿Seguirá esto abierto en 2033? Lo dudo muchísmo, pero yo qué sé, podría ser. Como cantaba Sabina, más raro fue aquel verano / que no dejó de nevar.

jueves, 9 de enero de 2020

Mis discos nacionales preferidos de 2019

Es época de listas, así que vamos con los que han sido mis discos nacionales favoritos en este 2019 que recién terminó. No soy muy dado a descubrir nuevos grupos, pero eso es algo que afortunadamente estoy corrigiendo. Y es que hay que reconocer que cada vez hay más bandas en España que hacen una música que vale muchísimo la pena, por suerte alejada del cansino mainstream de triunfismo, reggaetones y Rosalitas varias que nos imponen los medios.

He intentado elegir 10 trabajos que realmente me hayan gustado mucho, pero me he quedado en 8, así que para redondear he añadido un par de álbumes publicados a finales de 2018 y que he disfrutado de lo lindo el pasado año.
  1. The Tumbleweeds, Down Home Blues
  2. Los Fusiles, ¿Quién le escribe al coronel?
  3. The Bo Derek's, 10
  4. Dani Flaco, Al Alimón
  5. Nahuel Moller, Raw Boogie
  6. The Kleejoss Band, El Secreto
  7. Uncle Sal, The American Dream
  8. A Contra Blues, Jab

Y los dos de 2018:
 
    9. The Electric Alley, Turning Wheels
    10. Rafa Pons, La Guerra del Sexo