jueves, 29 de enero de 2015

My baby 2

Si hace casi 3 años contaba en este post la llegada de mi primera hija, ahora me vuelve a llenar de orgullo y satisfacción anunciar el nacimiento, hace 10 días, de la segunda en la linea de sucesión.

La vez anterior me atreví a describir a la primogénita como morena como el padre y de ojos azules como la madre, lo que me valió el aviso de Günner en forma de comentario, diciendo que todos los niños al nacer tienen los ojos azules (y, como luego supe, la piel morena por la ictericia). Así que al final la primera niña ha resultado blanca como la madre y de ojos verdes como el que suscribe. ¡Pleno al 15!. O sea que en esta ocasión me ahorraré descripciones superfluas. Sólo anotar que al nacer, con la hinchazón de la cara propia del parto, pensé "¡ostras, se parece a mí!". Pero a las horas, y con los rasgos ya normalizados y colocados en su sitio, ya apuntaba a la madre y está resultando la mar de guapìna.

Ahora tocan meses de dormir poco y currar mucho. Pero que todo sea para bien, y a esperar que un día se convierta en la Hannah Montana española, retire de trabajar a su anciano padre y lo ponga a vivir como un pachá. Eso sí, habrá que estar al loro, que a menudo a las Hannahs Montanas les da por metamorfosearse en Miley Cyrus. Y eso sí que no.

miércoles, 21 de enero de 2015

El amigo invisible

Ya conté hace unas semanas que, para mí, la mejor portada de la historia es la de la violación robótica del Appetite for Destruction de Guns n'Roses, la que fue censurada cuando el disco empezó a ser el bombazo en el que se convirtió. Así que, cual sería mi sorpresa cuando, en el "amigo invisible" que hacemos para Reyes, me regalaron ni más ni menos que el vinilo del Appetite con la mentada portada. Alegrón mayúsculo, pues, por este regalo, sin duda el mejor y más inesperado de estas Navidades.

No era muy difícil averiguar quien había sido mi amigo invisible, ya que de los participantes, solo él se deja caer por el blog. Así que, mil gracias, Rubén, por el acierto y la currada que te pegaste por conseguirlo.

Por cierto, ya he comprado este marco para enmarcarlo, así que en breve presidirá el pequeño despacho que me he montado en casa.

jueves, 15 de enero de 2015

8º aniversario

Conversations turning from rock'n'roll / To kids and politics and how much money you owe, canta Miranda Lambert en Gravity Is a Bitch, tema de su último disco, Platinum (2014). Supongo que esa fue la principal razón por la cual, el 15 de enero de 2007, David y yo inauguramos este blog: para seguir hablando de rock y evitar, en la medida de lo posible, los temas estrella de los 40 a los cuales nos acercábamos irremisiblemente: la política, los hijos y las hipotecas.

8 años, pues, han pasado. David ya tiene 41 años, dos niños, y dos hipotecas. Yo ya paso de los 43, en breve nacerá mi segunda hija, y ni loco aumentaré mi número de hipotecas (una ya es sangría suficiente). Y sin embargo, intentamos mantener el espíritu: cuando nos reunimos para merendar o tomar unas cervezas, desenfundamos nuestros iPod, y nos ponemos al día de qué está escuchando cada uno, además de hacernos las oportunas recomendaciones, algunas de las cuales acaban convertidas en post.

Por desgracia, David tuvo que apearse ya hace unos años del blog, esperemos que temporalmente. Y yo lo mantengo a trancas y barrancas, escribiendo menos de lo que me gustaría y dejando en el tintero temas que me apetecería comentar pero que aparco por falta de tiempo. Pero aquí seguimos, David en alma, yo en cuerpo. Al menos de momento, ya que desconozco qué margen de actualización bloguera me permitirá la mentada inminente incorporación a la familia. Sospecho que poco, pero lucharemos contra viento y pañales para mantener la llama encendida. Imposible saber si Bourbon Street Online vivirá 8 años más. Por ahora, aquí estamos.

jueves, 8 de enero de 2015

500 noches con Sabina

Palau Sant Jordi (Barcelona), 23 de diciembre de 2014. Pocos artistas nacionales se pueden vanagloriar de poder llenar el Palau Sant Jordi dos noches consecutivas. Joaquín Sabina realizó la proeza, y sin despeinarse, o lo que es lo mismo, sin tener que sacar nuevo disco: la gira 500 noches para una crisis era un ejercicio de revival cuya excusa era conmemorar el 15 aniversario de la publicación del 19 días y 500 noches (1999), su mejor trabajo para muchos, entre los que me incluyo.

El ubetense espantó dudas y fantasmas recientes con un espectáculo intachable, desenfadado y lleno de sorpresas, capaces de convencer al más escéptico, si alguno había entre la legión de incondicionales que llenábamos el Palau. Un concierto de Sabina es de todo menos previsible, y así fue el que se fraguó la noche del 23 de diciembre, que fue al que yo asistí: viejas canciones con nuevos arreglos; letras cambiadas o añadidas a historias conocidas (el tema Pero que hermosas eran, que relata las vicisitudes del protagonista con sus tres mujeres, se extendió con versos sobre su cuarta mujer, en la que todos reconocimos a la actual pareja del autor); canciones interpretadas por los miembros de la banda, mientras el flaco se tomaba un respiro (o lo que sea que se toman los artistas por la nariz); una versión de Bob Dylan... Y como colofón, la aparición en escena de Joan Manuel Serrat (“antes mi maestro, luego mi primo, ahora mi hermano”), para interpretar Paraules de amor y terminar el show con La canción de los buenos borrachos.

En total, dos horas y medias de gloria, de revisión del mentado 19 días y 500 noches (cayeron 11 de sus 13 canciones), de clásicos inolvidables, de algún que otro tema inesperado, de momentos álgidos y de momentos estratosféricos, como el Princesa coreado por doce mil voces. Una noche que valió por quinientas. Enorme Sabina.