lunes, 18 de noviembre de 2013

Cinco primeras veces

¡Ay, las primeras veces! Tienen la mala costumbre de hacer honor a su nombre y pillarnos sin experiencia, con los efectos secundarios tan desagradables que esto suele provocar. Pero en general, nos alegramos de haberlas tenido, y casi siempre, por el mero hecho de ser eso, la primera vez, les tenemos un cariño especial y se convierten en inolvidables. Que no cunda el pánico: no me voy a poner a hablar aquí de mi vida sentimental ni sexual. Pero sí voy a repasar cinco de mis primeras veces en el terreno melomaníaco. Hételas aquí.

Mi primera cinta: Mecano (1982), de Mecano. Entre mis muchos pecados musicales se encuentra la primera cinta que compré, o pedí que me regalaran por mi cumpleaños, no recuerdo. Los grandes triunfadores del verano de 1982 fueron un trío de jovenzuelos llamados Mecano y su disco de debut, cargado de temas pegadizos como Maquillaje y Me colé en una fiesta. En mi defensa tengo que decir que, a parte de durante esa locura transitoria, nunca más los pude soportar. Pero claro, lo raro hubiera sido que, a punto de cumplir 11 añitos, me hubiera dado por Nebraska de Bruce Springsteen.

Mi primer concierto: El rock de una noche de verano (1983), de Miguel Ríos. Ya comenté en este post la que fue mi primera experiencia como espectador de un concierto en vivo. Todavía hoy, más de 30 años después, aun conservo en mi retina algunas imágenes de aquel magno evento que protagonizaron, además del granadino, Leño y una debutante Luz Casal. Una noche inolvidable, y una buena pérdida de mi virginidad "conciertera".


 
Mi primer vinilo: Tango in The Night (1987), de Fleetwood Mac. Unas semanas antes de tener tocadiscos ya me hice con este vinilo, y cuando por fin la cadena de música llegó a casa, lo escuché con devoción casi enfermiza. A diferencia del de Mecano, que no volvería a oír ni a punta de pistola, de tanto en tanto sigo recuperándolo. Su producción ochentera no ha soportado el paso de los años, pero el cariño especial que le tengo hace que la disculpe y lo siga disfrutando.


Mi primer CD: Native Tongue (1993), de Poison. También antes de tener reproductor de CD compré el que se convirtió en mi primer compact, esperando que la banda de Brett Michaels volvieran a repetir un Open Up and Say ...Ahh! (1988). Pero exceptuando algún tema muy puntual, el álbum me decepcionó, y seguro que hace más de una década que no lo escucho. A ver si algún día lo vuelvo a poner y me llevo una sorpresa: quizás es como el buen vino, que mejora con los años. Pero mucho me temo que, que Poison no se comieran un torrao en los 90, se lo ganaron a pulso, y no pueden culpar a Kurt Cobain y al grunge.

Mi primer mecenazgo: El monstruo del armario (2013), de Luis Ramiro. También conté mi primera experiencia como mecenas aquí en Bourbon Street Online, concretamente en este post. El cantaautor madrileño Luis Ramiro financió su cuarto y hasta la fecha último trabajo vía crowdfunding, y ahí estuve yo para aportar mi granito de arena. Me gustó participar en el proyecto, cómo el autor iba informando a los colaboradores sobre el proceso de grabación y edición, y recibir el disco tan pronto se publicó. Por cierto, aunque me gustan más dos de sus trabajos anteriores, El monstruo del armario es un álbum que, en general, está muy bien.

¿A alguien le apetece compartir alguna de sus primeras veces? Pues ahí tenéis el apartado Comentarios, tan vacío y desolado, el pobre...

sábado, 9 de noviembre de 2013

Curiosidades del mundo animal IV



El grupo que protagoniza la entrega de hoy de la sección Curiosidades del mundo animal se llama Hayseed Dixie. ¿Pilláis el juego de palabras? ¿No? ¿Y si digo que su anterior nombre era AC/Dixie? ¿Y que su primer disco, publicado en 2001, fue A Hillbilly Tribute to AC/DC? Ahora sí, ¿verdad? Efectivamente, esta banda originaria del valle de Deer Lick Holler, en las montañas Apalaches, debutó haciendo versiones de AC/DC a la "América rural-style" o, como ellos mismos lo denominan, hillbilly rock, que podríamos traducir como "rock paleto". En definitiva, clásicos como Highway to Hell o You Shook Me All Night Long interpretados en clave de bluegrass, con violines y banjos frenéticos, y voces propias de un barbudo desdentado de la América profunda con sombrero de paja y una brizna de heno en la boca.

Pero si alguien piensa que tamaño despropósito no iba a pasar de ser una broma pasajera, va muy equivocado. A día de hoy, Hayseed Dixie han publicado ni más ni menos que ¡once! discos. La mayoría siguen la línea de su primer trabajo: versiones bluegrass de himnos del rock como Bohemian Rhapsody de Queen, Paint it Black de Rolling Stones, Ace of Spades de Motorhead e incluso discos por completo dedicados a canciones de un grupo en concreto, como el de versiones de Kiss, titulado muy ingeniosamente Kiss My Grass (2003). Pero también han editado trabajos con temas propios, como el No Covers (2008), para que nadie diga que no saben componer.
Además, han vendido más de 500.000 copias de sus álbumes (200.000 del primero, el tributo a AC/DC), y han tocado no sólo por todo lo largo y ancho de los Estados Unidos, sinó también en Reino Unido, Irlanda, Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Austria, Suiza, Alemania, República Checa e incluso España, en el Azkena Rock Festival de 2008, además de en Barcelona, Madrid, Pamplona, Gijón y Bilbao.



¿No está mal para una banda de paletos-rockers, no?


Otras curiosidades del mundo animal:
  1. Diablo Swing Orchestra
  2. Beatallica
  3. El Reno Renardo

domingo, 3 de noviembre de 2013

In the middle of the night...

¡Diosss, cómo me gusta esta canción! Los Simply Red en su mejor momento, la voz de Mick Hucknall en un estado de forma prodigioso, y un tema que, pese al cuarto de siglo transcurrido desde su publicación, todavía me produce un subidón y un buen rollo espectaculares.

In the middle of the night, when the time is right, sexily right, I'm gonna do...