El primer cruce (1986) fue la primera grabación que hicieron Los Secretos para el entonces nuevo sello independiente Twins. Se trata de un mini-LP de sólo seis canciones... ¡pero vaya seis canciones! La primera cara se abre con No me falles, una canción que empieza con un aire pop, pero que va creciendo y orientándose a sonidos más sureños gracias a la mano de Ramón Arroyo, para mí uno de los mejores guitarristas de este país. Además, la letra es marca de la casa: las frecuentes bajadas de Enrique Urquijo a los infiernos de la droga, sus historias de desamor, y su incapacidad para hallar una estabilidad emocional, protagonizan esta canción, y el resto, con esa habilidad que tenía el malogrado cantante para estrujarte el corazón.
El siguiente tema ya abraza de lleno la música americana: ritmos rockabillies para Cerrar los bares, otra historia de desamor donde destaca la batería de Steve Jordan en el corte más acelerado del disco. Y para cerrar la cara A, Sin dirección, el que fue primer sencillo, y que me llevó de cabeza a la tienda a comprar el disco en cuanto la escuché unas cuantas veces por la radio (¿cuándo fue la última vez me pasó eso?)
La cara B no puede empezar mejor: puro rock'n'roll en el tema que da título al álbum, El primer cruce, con una instrumentación impecable (muy bueno el bajo de Nacho Lles aquí) y ese amor imposible a lo Romeo y Julieta. Y luego, un clásico no ya sólo de Los Secretos, sinó de todo el pop-rock español. Una ranchera capaz de estremecer las entrañas al más pintado, y que miles de jóvenes de mi generación hicimos nuestra cuando la chica de turno nos dejó (¿Te suena, Pep?): Quiero beber hasta perder el control.
Y como guinda del pastel, San José, un pedazo de instrumental donde Ramón Arroyo y Álvaro Urquijo vuelven a salirse con guitarras a dos voces, y con una cadencia que te transporta a tierras fronterizas. Eran tiempos de sonidos a lo Mark Knopfler y sus Dire Straits, y los madrileños supieron estar a la altura.
Una delicia de trabajo, pues, que como mini-LP se publicó sólo en vinilo, ya que en sus posteriores ediciones digitales se añadió como bonus al Continuará (1987), del cual nos ocuparemos en breve.
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