Todo esto y mucho más cabe en Río negro (2011), el último disco de Juan Perro, y su primer trabajo desde aquel glorioso Cantares de vela de 2002. Y sin embargo, a pesar de haberse publicado a principios de año, no ha sido hasta hace escasos días que me he enterado de su existencia.
¿Por qué motivo tan magna obra me había pasado desapercibida? ¿Es culpa de la Industria, o de lo que queda de ella, por no hacer la suficiente promoción? ¿Del propio Juan Perro, por no haberse prodigado más por los medios? ¿De los medios, por no disponer de espacios dedicados a la música? ¿De la audiencia, por no demandar programas de este tipo? ¿Culpa mía, por mirar más al otro lado del Atlántico que a lo que se hace por nuestros lares?

Este Perro aulla, con sentimiento, con gracia, elegancia y con un conjunto de temas deliciosos que en directo suenan que te caes de gusto junto al gran Vinayls que toca con los dedos lo que Santiago canta. Qué gustazo
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