Vale, sé que por escribir este
post arderé en el infierno del rock'n'roll, donde por el hilo musical suenan ininterrumpidamente los grandes éxitos de Whitney Houston mientras Jimi Hendrix te clava bajo las uñas astillas de su guitarra destrozada, y Freddy Mercury te mira de forma libidinosa. Pero bueno, vamos a ello...
Por lo que preveo, estas vacaciones que tengo ya al alcance de los dedos van a ser de mucha playa, mucho tueste al sol y mucho buceo en aguas límpidas (y si para pagarlo luego nos tenemos que quitar de comer, pues todos a dieta y que nos quiten lo
bailao). Así que estoy cargando el iPod con, entre otras cosas, algunos discos de
The Río Series y
The NYC Series, ideales para escucharlos tumbado a la bartola y con un daiquiri en la mano.
Para los que no conozcáis estas colecciones, deciros que
The Río Series son discos de versiones de mitos del
rock, el
pop y el
reggae, interpretados en clave de
electro-bossa por artistas que no los conoce ni su padre (intentad buscarlos en Google), pero que suenan de lo más fresco. Los títulos evidencian a qué músico o banda se pasa por la batidora de la música brasileña: que yo sepa, hasta la fecha hay publicados
Bossa n' Stones (vol. 1 y 2),
Bossa n' Marley,
Bossa n' Roses,
Bossa n' Ramones y
Bossa n' Madonna, además de algún que otro recopilatorio.
De la misma discográfica, y con el mismo estilo de carátulas (que sólo por ellas ya vale la pena tenerla en el iPod), está la colección
The NYC Series, compuesta por
Jazz and '70s,
Jazz and '80s (vol. 1, 2 y 3) y
Jazz and '90s. Como ya habréis adivinado, versiones de clásicos del
pop y el
rock de la década correspondiente, pero esta vez en clave de
smooth jazz. Y así, tenemos barbaridades como
Smoke on The Water y
Stairway to Heaven (en el disco de los '70),
Should I Stay Or Should I go y
Jump (en los de los '80), y
Smells Like Teen Spirit (en el de los '90), interpretadas por bandas con nombres tan explícitos como The Cooltrane Quartet (¿lo pilláis?) o Jazzistics.
En definitiva, escuchar un disco de cualquiera de las dos colecciones supone una herejía tal que no te redimes ni tragándonte enteritas las
original recordings de Robert Johnson. Pero mira, ser purista tampoco es una de mis virtudes, y de vez en cuando me apetece echarme a las orejas tamañas (per)versiones. Si acaso, luego ya me fustigo un poco, o me pongo un cilicio debajo del tanga.