Hace unos días un compañero de trabajo bastante metalero me prestó su iPod, para que husmeara a la búsqueda de discos que pudieran gustarme. Entre portadas con calaveras descarnadas y bebés destripados encontré un par que se salían de la norma y que llamaron mi atención. Di unas escuchas a los dos álbumes y me gustó lo que oí, así que me hice con ellos. El acierto fue pleno: ambos son de grupos que no conocía, brutales los dos, y etiquetados como
classic rock el primero, y
post-grunge el segundo. Es decir, los dos de
rock duro, pero estilísticamente uno a cada lado de la línea que trazaron los de "las camisas a cuadros", como les llama
Pupilo Dilatado.
El disco etiquetado como
classic rock es la edición especial de un trallazo llamado
Rise, de los irlandeses
The Answer. Al parecer, el
Rise original
(2006) fue un éxito de ventas en UK y Japón, y casi todo en él me suena a Led Zeppelin: desde las guitarras incendiarias a la voz aguda de indiscutible sabor
robertplantiano. Aunque hay algunos toques de
crossover, la mayoría de los temas son
hard rock y
blues-rock de la vieja escuela. Una delicia de disco, del cual en 2007 se hizo la
special edition que estoy disfrutando estos días, con temas inéditos, en directo, en acústico, e incluso una versión del
Sweet Emotion de Aerosmith.
El segundo disco, el etiquetado como
post-grunge, es
Take It to the Limit (2008), del grupo
Hinder. Hinder es una banda de Oklahoma que hace un
rock lúdico-festivo de sonido heredero del
grunge, pero que flirtea con el
sleaze de Mötley Crüe y similares. Vilipendiados por
AllMusic.com, que
puntúa sus álbums con unas raquíticas 1,5 estrellas, Hinder no inventarán la sopa de ajo, pero divierten de lo lindo con su música fresca e irreverente. Supongo que la edición de
Take It to the Limit que estoy escuchando también debe ser una especial, porque incluye varias
bonus tracks en vivo, en acústico, en vivo y en acústico, y una versión de
Thunderstruck de AC/DC.
En definitiva, que lo estoy pasando en grande con estos dos discazos, que demuestran que sí, que hay un antes y un después del
Nevermind aquel que trazó una delgada línea en la Historia de la música, una manera de hacer las cosas, y que los que las hacen como antes de 1991 hacen un tipo de
rock, y los que las hacen como después hacen otro. Pero lo importante es que el
rock sigue su curso, y sigue siendo capaz de emocionar, de conmocionar, de divertir, y de reventarte la cabeza. Lleve la etiqueta que lleve.