
Empieza el espectáculo con Paréntesis, y le sigue Si lo llego a saber, dos clásicos representativos de su particular estilo: contar historias mordaces y desfachatadas con una lírica exquisita. Pero el repertorio también incluye temas de sus discos más recientes, como Diente de ajo, Gracias canción, Contigo y sin ti... Es toda una experiencia poder corear las canciones de antaño, pero descubrir nuevos sainetes directamente de la voz de Krahe es impagable, al igual que disfrutar de las presentaciones de cada tema, con su flema característica. Tres músicos, guitarra, contrabajo y vientos, (y de vez en cuando la armónica y el cazú de Krahe) se encargan de la labor instrumental, siempre con un cierto histrionismo, no vaya a ser que el tema en cuestión quede demasiado arreglado.
Y así, el veterano autor y su atípica banda van desgranando Arriba el alzheimer, En la costa suiza, La Yeti (primera parte), Antípodas, Navalagamella, Ron de caña, Un burdo rumor... Sarcasmo, prosopopeya, rima feroz... y sonrisas, risas y carcajadas entre el público. En total, casi 2 horas de éxtasis lírico, que ratifican a este Cervantes inmortal como uno de los más grandes de la canción de autor española de todos los tiempos. Inmenso Krahe.
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